Seguro que no has echado un vistazo a las etiquetas de tus productos de limpieza; al fin y al cabo, no te gusta limpiar tu hogar y hacerlo no es algo decisivo en tu vida. Si tienes hijos, tú o tu pareja está embarazada o te preocupas por tu salud o el medio ambiente, deberías tener en cuenta algunas cosas antes de esterilizar tu casa.
No es que los productos de limpieza estén en todas partes (esta primera frase haría alusión al típico inicio de este tipo de artículos: “los productos equis están en todas partes”; pobre inicio prefabricado, quizá tan tóxico como el VOC, del que hablamos en el artículo).
De hecho, los adultos tenemos tanto miedo a los productos de limpieza que usamos en nuestro hogar que, cuando hay niños en el hogar, no dudamos en seguir los consejos del etiquetado: los ponemos fuera del alcance de los más pequeños.
Somos conscientes de su peligrosidad, aunque no nos hayamos molestado -hasta ahora- en preguntarnos qué podemos hacer para sustituir los productos de limpieza más peligrosos por sus alternativas inocuas. Siempre que existan y estén a nuestro alcance.
Aunque el inicio prefabricado del artículo (“los productos de limpieza están en todas partes”) podría sernos útil en este caso: existen restos sustanciales de sustancias tóxicas de productos de limpieza en platos y cubiertos, mostradores y repisas, ropa, suelos, ventanas, cristales y espejos, alfombras, mobiliario y, sí, en el aire en forma de partículas en suspensión (que pueden dañar nuestras mucosas, por ejemplo).
“Los productos de limpieza están en todas partes”, incluso cuando tenemos poco tiempo y no podemos permitirnos -o no queremos- realizar una limpieza a fondo de nuestro hogar.
Más limpieza y desinfección… ¿A qué precio?
Como señala el Environmental Working Group (EWG, grupo de trabajo medioambiental, ONG estadounidense que recopila y difunde datos relacionados con la toxicidad de productos de consumo y alimentos), en nuestra guerra diaria -más o menos intensiva- contra la suciedad y los gérmenes (esto suena a anuncio televisivo sesentero), a menudo cambiamos las cosas a peor.
En lugar de optar por productos de limpieza que arrasan literalmente con cualquier sustancia o flora bacteriana existente en nuestros hogares (algo que no siempre es bueno, como demuestra el aumento de alergias e infecciones respiratorias en las últimas generaciones), existen numerosos métodos y productos naturales que pueden conservar el hogar limpio y fresco (otra vez suena a anuncio de la tele) sin efectos secundarios tóxicos.
Los expertos coinciden en que los productos de limpieza respetuosos con el medio ambiente ayudan a mantener un hogar saludable -algo que puede aumentar indirectamente nuestra calidad de vida- y, a la vez, evitan contaminar el entorno. Desde la Comisión Europea, así como la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA), se apunta en la misma dirección.
“Smog” en el hogar
Una casa y todo lo que ésta implica (ubicación en el entorno, administración de la energía, materiales que la componen) va a ser clave tanto en la repercusión del medio ambiente como en nuestro estado personal.
En ocasiones, al hablar de hogar “sostenible” o “verde” se pone el acento sobre el consumo energético, las características pasivas del espacio, etcétera, y se olvidan aspectos igualmente importantes como el uso de sustancias de limpieza y detergentes que eviten que los niveles de contaminación toxicológica en nuestra casa sean superiores a los del exterior.
Estudios llevados a cabo en EEUU por la EPA relacionados con las partículas contaminantes en el ambiente indican que los niveles domésticos de toxicidad son entre 2 y 5 veces más elevados que en el exterior y, en ocasiones, hasta 200 veces más tóxicos. “Los productos de limpieza y otros productos del hogar se encuentran entre los numerosos culpables de esta situación.”
Los productos de limpieza convencionales contienen los mayores niveles de sustancias químicas potencialmente perjudiciales para la salud y el medio ambiente que pueden encontrarse en el hogar; de ahí que, en la Unión Europea, tanto los estados miembro como la propia UE, y en Estados Unidos la Consumer Product Safety Commission, regulen el nivel de estas sustancias.
- Se recomienda no inhalar los vapores desprendidos por los productos de limpieza. Existen dos sustancias con las que hay que tener especialmente cuidado: la lejía y el amoníaco. Inhalados en pequeña cantidad, irritan la mucosa respiratoria. En mayores cantidades, pueden dañar seriamente el tejido pulmonar. Cuando ambos agentes se combinan en un único producto –la cloramina-, su inhalación libera en los pulmones ácido clorhídrico, amoníaco y radicales libres. Estos tres componentes son muy dañinos para la salud. Son igualmente muy contaminantes.
- Los detergentes convencionales están conformados por diversos compuestos químicos, en su mayor parte derivados del petróleo (tensioactivos, abrillantadores, perfumes), que no desaparecen una vez son empleados y dañan el entorno.
- Los fosfatos, otro ingrediente habitual, provocan un crecimiento de determinadas algas que provocan una elevada mortalidad entre los peces (al morir y descomponerse, consumen el oxígeno del agua).
Consejos para evitar las “sustancias non gratas”
La solución pasa por el empleo de productos que no incluyan sustancias tóxicas y contaminantes. Existen pinturas, masillas, adhesivos, productos de limpieza, etcétera, elaborados con materias exentas de compuestos orgánicos volátiles (VOC).
La ausencia de VOC evita la emisión de gases nocivos. Los compuestos orgánicos volátiles, los fosfatos, el benzol (o benceno), el cloro y las partículas EDTA y NTA, son sustancias que cualquier persona preocupada por su salud o por el futuro del medio ambiente debería desterrar de su hogar.
Aunque se trate, como en este caso, de productos que vemos de vez en cuando y guardamos, “por seguridad”, fuera del alcance de los niños. Ningún ciudadano europeo o estadounidense es obligado a comprar productos con estas sustancias.
Hasta hace muy poco, los siguientes consejos para el uso de productos de limpieza del hogar podían ser únicamente encontrados en la página web de consistorios y revistas femeninas (ni rastro de ellos en revistas masculinas; la sección de automóviles y la de cacharros tecnológicos dejan poco espacio para tratar otros temas, quizá).
En los últimos meses, parece que la concienciación ha convertido la limpieza del hogar en un tema con un cierto peso específico. En faircompanies, recogemos los consejos que algunos organismos públicos y consistorios empiezan a facilitar a los ciudadanos (es el caso del Ayuntamiento de Getxo -Vizcaya, Euskadi, España-, de cuya web extraemos los siguientes consejos:
- Limita el uso de detergentes con fosfatos, benzol o cloro, sustancias altamente contaminantes.
- Los productos concentrados suelen funcionar mejor y reducen los residuos de envases.
- Los rociadores manuales son igual de eficaces que los aerosoles. Se ahorra energía en su fabricación y se generan menos residuos al admitir varios usos sucesivos.
- Existen múltiples productos naturales para limpieza, que pueden sustituir a productos tóxicos.
Los consejos del consistorio de esta localidad vasca coinciden con las directrices sobre consumo españolas, europeas o estadounidenses. La EPA recomienda:
- Elegir productos biodegradables e inocuos para la las personas y la vida acuática.
- Emplear productos concentrados (son más eficientes) y asegurarse de que pueden ser empleados con agua fría.
- Usar productos con concentraciones de VOC inferiores al 10%.
- Elegir productos con un pH neutro.
- Emplear productos con envase y embalaje reciclados, reciclables y que puedan ser rellenados.
- Evitar el uso de productos que contengan derivados del petróleo. Emplear alternativas con derivados de aceite vegetal y aceite de pino –pine oil-).
- Evitar productos que contengan EDTA y NTA; existen alternativas que no son tóxicas, tales como el citrato de sodio, el bicarbonato de sodio, el carbonato sódico y el silicato de sodio.
- Evitar los fosfatos; elegir, en cambio, productos con una concentración de fosfatos inferior al 0,5% del peso total del producto.
- Evitar productos que contengan lejía con cloro e hipoclorito de sodio.
Un artículo firmado en septiembre de 2005 por la organización estadounidense Unión de Científicos Sensibilizados (UCSUSA, Union of Concerned Scientists), clasifica del siguiente modo las sustancias que debemos evitar en los productos de limpieza, tras un vistazo a su etiquetado:
- Derivados del petróleo: paraffin, mineral oil, dietilenglicol, perchloroethylene, butyl cellosolve.
- Fosfatos (muy contaminantes para la vida marina) y EDTA (se degrada muy lentamente).
- Ftalatos: varios fabricantes usan los phthalatos (potencialmente cancerígenos y dañinos para embriones y recién nacidos) para prolongar la fragancia de sus detergentes.
- Agentes antibacterianos: triclosan y benzalkonium chloride. Su uso contribuye al incremento de bacterias resistentes a los antibióticos, que provocan enfermedades y epidemias más difíciles de ser erradicadas.
- Cloro: este popular blanqueador y desinfectante puede dañar el medio ambiente. Contribuye a la creación de compuestos como los clorofluorocarbonos, responsables de dañar la capa de ozono.
Implicaciones para la salud: productos de limpieza tóxicos
En los hogares, en ocasiones, se emplean en la limpieza productos químicos que resultan peligrosos o tóxicos para la salud. Si se desconocen sus efectos nocivos puede que se utilicen de forma inadecuada y, de esta forma, que provoquen daños en la salud humana o en el medio ambiente.
En España, el Real Decreto 255/2003, regulador de la clasificación, envasado y etiquetado de preparados peligrosos, es la ley que incluye la normativa de referencia para distinguir la toxicidad de los productos de limpieza.
Clasificación de productos de limpieza, según sus implicaciones para la salud, y representación de su peligrosidad en el etiquetado (Fuente: Consumer.es e Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo):
- Muy tóxicos: por inhalación, ingestión o penetración cutánea en pequeña cantidad pueden provocar efectos agudos. Su etiquetado debe contener el pictograma “T+”.
- Nocivos: letra “T” en el etiquetado. Problemas agudos o crónicos, e incluso la muerte.
- Corrosivos: letra “C” en el etiquetado. En contacto con los tejidos, pueden ejercer una acción destructiva de los mismos.
- Irritantes: “Xi” en el etiquetado. En contacto con la piel y las mucosas, pueden provocar una reacción inflamatoria.
- Sensibilizantes: pueden ocasionar una reacción de hipersensibilidad.
- Carcirogénicos: pueden producir cáncer o aumentar su frecuencia.
- Mutagénicos: por inhalación, ingestión o penetración cutánea, pueden producir cáncer o aumentar su frecuencia.
- Tóxicos para la reproducción: inhalados, ingeridos o asimilados a través de la piel pueden producir efectos negativos no hereditarios en la descendencia.
- Productos con etiquetado “-N”: sustancias o preparados que suponen un peligro para el medio ambiente.
Existen muchos factores externos que influyen en nuestro bienestar y repercuten directamente en el medio ambiente. Aunque te resulte extraño o acaso nunca te lo hayas planteado, los productos de limpieza pueden mejoran o empeorar estos aspectos, en función de si son tóxicos o inocuos.
Existen alternativas comerciales y soluciones caseras a los productos de limpieza convencionales. Estos últimos son peligrosos incluso cuando son simplemente inhalados, al estar en ocasiones presentes en el ambiente en grandes cantidades, sobre todo en hogares poco ventilados.
Alternativas comerciales
A medida que aumenta la concienciación sobre el riesgo que conlleva el empleo de la mayoría de los productos convencionales de limpieza del hogar (como ocurre con los perfumes, los productos de cosmética y los de higiene íntima o para el bebé, entre otros), aumenta el número de compañías que ofrecen productos compuestos biodegradables y no tóxicos tales como Ecover (marca con presencia en España, Europa y Norteamérica) y Seventh Generation (con una gran implantación en supermercados estadounidenses).
Además de Ecover y Seventh Generation, varias compañías e inciativas elaboran productos de limpieza para el hogar, entre las que se encuentran BEE Cleaning Products, Ecoconcepts, Clean and Green, Fruits of Passion (At Home), Swheat Scoop, E-Cloth, Method y numerosas alternativas locales e industriales (Advanced Vapor Technologies, The Clean Environment Company, EnvirOx, etcétera), tanto en la UE como en Norteamérica.
La firma Seventh Generation estima que el hogar medio en Norteamérica contiene 63 productos químicos sintéticos distintos, que incluyen una media de 38 litros (10 galones) de productos petroquímicos potencialmente tóxicos, entre ellos dietilenglicol, nonylphenol ethxylate y butyl cellosolve.
En la UE y Estados Unidos, según un informe de diciembre de 2006 elaborado por Global Information Inc. (Cambio en las actitudes hacia la higiene del hogar: de los orgullosos del hogar a los consumidores despreocupados), se recomienda a los fabricantes de productos de limpieza que inviertan “en la elaboración de productos más éticos y respetuosos con el medio ambiente”. La razón, según el estudio:
- Aumenta la tendencia de usuarios que se decantan por productos de limpieza inocuos y sostenibles.
- El nuevo desarrollo de producto en la industria se mueve en la dirección correcta, “pero se puede hacer más.”
- Los productos concebidos únicamente para ser eficaces “carecen de un enfoque medioambiental.”
- Los productos naturales o respetuosos con el medio ambiente son susceptibles de ser elegidos por los usuarios como “idóneos para su uso frecuente.”
Productos caseros: una alternativa no comercial con efectividad comprobada
Existe una alternativa a los productos menos respetuosos y a sus variantes comerciales ecológicas. Se trata, eso sí, de una alternativa que requiere mayor esfuerzo por parte del usuario, ya que consiste en crearse uno mismo sus propios productos de limpieza.
En publicaciones, revistas o bitácoras electrónicas, tales como Ecosofía, se recomienda recurrir a las recetas tradicionales, que evitan los aditivos químicos y garantizan la salud de niños y adultos.
En inglés, la fundación estadounidense Circle of Life ha creado un documento de acceso público a través de Internet que recoge las principales implicaciones relacionadas con el uso de sustancias tóxicas en el hogar; y, más importante, ofrece alternativas a los usuarios, consejos de compra y un localizador de tintorerías que no empleen VOC en su servicio.
Según Greenpeace, para hacer una limpieza en profundidad de nuestro hogar no necesitamos más que cuatro ingredientes fácilmente accesibles: jabón puro, bicarbonato sódico, vinagre y agua. Dependiendo del uso que queramos darle, algunos de estos ingredientes podrán combinarse con aceites y esencias naturales.
- Limpieza de ropa: el detergente de las lavadoras contamina directamente las aguas y la fauna marina. Puede reemplazarse con jabón natural rallado (en escamas o disuelto en agua). Para optimizar el uso de energía, se aconseja lavar ropa sólo cuando se cargue completamente la lavadora (evitar lavar en máquina pocas prendas). Respecto al uso de suavizante , cabe preguntarse si es realmente necesario ocuparlo para todas las prendas. Lo más sensato es usar una dosis inferior a la indicada por el fabricante (el cálculo orientativo de la etiqueta se ha realizado para… Vender más suavizante).
- Limpieza de vajilla: disolver tres cucharadas de jabón rallado en un litro de agua y añadir media taza de vinagre de alcohol y el jugo de un limón. Si es necesario raspar la vajilla, añadir bicarbonato.
- Horno: puede limpiarse con una mezcla de agua caliente, jabón rallado, jugo de limón (que desengrasa) y bicarbonato sódico (en caso de que sea necesario raspar).
- Suelo: la mezcla de jabón, agua y vinagre de la vajilla sirve también para el suelo. Para limpiar azulejos, basta un trapo humedecido en vinagre y después pasar un paño seco. Para suelos de madera, puede emplearse agua fría con un chorro de vinagre.
- Alfombras y moquetas: una solución de agua fría y vinagre pasada con un trapo o cepillo. Ayuda, asimismo, a reafirmar los colores. Si la alfombra está manchada, puede pasarse el trapo húmedo y, a continuación, añadir bicarbonato sódico; finalmente, aspirar.
- Cristales: limpiar primero con una mezcla de agua fría y jabón rallado. Luego, pasar una solución de una parte de vinagre con 4 partes de agua. Secar con un trapo limpio.
- Desinfectante: mezclar con 50 o 100 mililitros de aceite de eucalipto en un litro de agua. Pasar por las superficies a desinfectar.
- Ambientador: disolver 5 mililitros de bicarbonato sódico en medio litro de agua caliente y añadir 5 mililitros de jugo de limón.
- Abrillantador para muebles: mezclar 5 mililitros de aceite de limón con 250 mililitros de aceite vegetal.
- Electrodomésticos en general: ocupar una solución de bicarbonato sódico o de vinagre con agua fría.
Quizá te interese informarte sobre el modo de uso de los siguientes productos, algunos de los cuales pueden conseguirse fácilmente en el hogar:
- El vinagre es descalcificador, desinfectante y desengrasante. Con agua caliente, sirve para limpiar encimeras y abrillantar suelos, limpiar cristales y azulejos, etcétera.
- El limón es también desengrasante y desodorante. Es además un buen abrillantador para bronce y cobre. Sus cortezas en la lavadora actúan como lejía y suavizante.
- El bicarbonato sirve para limpiar fregaderos, azulejos, mármoles y manchas de alfombras y ropa.
- La sal mineral bórax es desinfectante, fungicida e insecticida. Sirve como protector frente a hongos, carcoma, etcétera.
- La ceniza de madera, macerada 24 horas en agua, hace funciones de lejía casera: blanquea la ropa, quita manchas, etcétera.
- El amoniaco diluido con agua es adecuado para limpiar cristales y aluminio.