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Purificadores de agua old/high tech: innovación intemporal

Una avanzadilla de guerreros de alguno de los pueblos no contactados que sobreviven en el mundo y las últimas expediciones a la luna y Marte guardan una similitud primordial: en su cometido exploratorio, ambas empresas tienen la prioridad de encontrar agua.

Desde las primeras exploraciones de grupos de cazadores y recolectores, el ser humano ha hecho un alto en el camino o se ha asentado en lugares estratégicos que aumentaran las posibilidades de supervivencia.

Éstos debían ser fáciles de defender, con alimentos silvestres y caza y, sobre todo, una fuente de agua potable.

En busca del purificador universal de agua de boca

En la sociedad actual, sobre todo en lugares donde el acceso al agua de boca controlada es restringido o inexistente, el único modo de prevenir enfermedades y la ingesta de metales pesados (plomo, mercurio), así como otras sustancias peligrosas, consiste técnicas de purificación económicas, fáciles de aplicar y transportar.

Entre estas técnicas, destacan las técnicas y unidades que usan entusiastas de activiades al aire libre y expertos en supervivencia bajo condiciones extremas, desde el tratamiento químico instantáneo a la purificación con la luz solar, el filtrado vegetal y mineral, o la ósmosis inversa, cuando se trata de convertir el agua marina en agua potable.

(Imagen: purificador tradicional de las Islas Canarias, donde el agua se filtra a través de la piedra -arriba-)

Sean trozos de carbón, cuencos, cántaros de barro y cerámica, pastillas efervescentes o simples botellas de vidrio o plástico transparente al sol, todos estos mecanismos económicos y portátiles persiguen el objetivo de convertir el agua no clorada en agua potable.

Los poderes absorbentes del carbón activado

Muchos de estos mecanismos reducen, además, el sabor y olor desagradables del agua que ha sido fuertemente clorada para hacerla apta para el consumo humano.

Algunos de ellos son tan antiguos como efectivos. Es el caso del filtrado con carbón activado, usado por distintas culturas euroasiáticas, con referencias a la técnica en egipcio y sánscrito.

Los filtros de carbón activado, usados tanto en cántaros y jarras convencionales -cuyo diseño se remonta a los inicios del neolítico-, como en purificadores modernos, eliminan residuos orgánicos, clorina y bacterias resistentes a ésta, como la giardia y el cryptosporidium, responsables de enfermedades diarreicas.

La búsqueda constante por el agua potable

La historia humana es la de una búsqueda constante por fuentes de agua potable.

Los asentamientos de las primeras sociedades agrarias del neolítico defendieron su fuente de agua de boca y regadío, construyeron los primeros canales y acueductos, y abandonaron el lugar cuando el agua dejó de manar o generó epidemias.

En su libro Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Jared Diamond describe por qué distintas sociedades de todos los tiempos han desaparecido, y por qué otras han logrado sobrevivir.

Mayas, Anasazi y otros dramas hídricos

Entre los distintos condicionantes que originaron el declive de los mayas, explica Diamond, destacan las fuertes sequías, que acabaron incluso con las grandes reservas que las distintas ciudades almacenaban en lagos artificiales.

La cultura chaco (los anasazi), en el suroeste de Estados Unidos, que creó asentamientos urbanos mantenidos por explotaciones agrarias, tampoco sobrevivió a la sequía y la escasez de agua de boca, hasta que esta sociedad norteamericana, más avanzada que la mayoría de sus vecinos, reculó a la dispersión y el nomadismo.

La superioridad de las armas, los gérmenes y el acero hicieron, dice el profesor Jared Diamond en su ensayo más exitoso, permitió a las sociedades europeas conquistar el resto del mundo, y no a la inversa.

Haciendo aguada

Pero no debe obviarse la importancia de la cultura del agua en estas conquistas: las sociedades más exitosas desarrollaron técnicas hídricas más avanzadas, tanto en sus asentamientos como durante sus expediciones.

Desde la Antigüedad, las campañas de exploración y conquista han dependido de una cultura cada vez más avanzada de vituallas. Entre el matalotaje imprescindible, siempre ha destacado el agua.

(Imagen: carbón vegetal activado Binchotan, de la región de Kishu, Japón)

En la era de los descubrimientos, portugueses, españoles y otros europeos dependieron tanto de la mejor capacidad de sus naos y de los nuevos instrumentos de navegación, como de una profunda comprensión de la importancia de las vituallas.

Así, “hacer aguada” consistía en arribar a un puerto, poner la nave a salvo de los golpes de mar y explorar los contornos de estuarios y bahías en busca de agua potable y leña. Las aguadas eran tan importantes que muchas ciudades norteamericanas, sudamericanas, africanas, asiáticas y australianas se fundaron junto a lugares donde, simple y llanamente, se podía beber agua y reponer sus reservas en barcos y carruajes.

Cuando nos quedamos sin agua

Petra, la ciudad de Oriente Próximo excavada en la piedra por los edomitas a partir del siglo VI aC, o las ciudades de la cultura anasazi en los asentamientos del suroeste de Estados Unidos y el norte de México, son el testimonio yermo e inanimado de la ausencia de agua.

También desde la Antigüedad, han existido métodos para “potabilizar” el agua con distinto grado de efectividad, que garantizaba el éxito de campañas militares, expediciones, exploraciones; dejándola asentar hasta exponerla al sol, introduciéndola en recipientes de barro cocido; o filtrándola con sustratos vegetales y minerales.

Aprendiendo a potabilizar con lo puesto

El agua potable dista de ser universal, pero nunca como ahora había sido tan fácil potabilizar el agua. Existen recipientes de mano asequibles y técnicas que puede desarrollar uno mismo para garantizar que el agua que bebemos durante un viaje o excursión es apta para el consumo.

Asimismo, muchos de estos recipientes también sirven para extraer el desagradable sabor y olores que la potabilización causa en el agua que consumimos en muchos lugares de las sociedades urbanas.

Crece el interés por los recipientes, tradicionales y de última generación, que potabilizan el agua y mejoran su sabor. Ocurre tanto en los países desarrollados, donde el agua potable y las condiciones sanitarias garantizan la seguridad de su suministro, como en lugares donde el agua potable no está garantizado y buena parte de la población carece de recursos para comprar agua envasada.

Botellas y jarras baratas que purifican el agua

Compañías y organizaciones diseñan y distribuyen distintos modelos potabilizadores, con el tamaño de apenas una botella de agua y un precio asequible, siguiendo los preceptos de la “innovación inversa” y la “tecnología adecuada”.

Sea para asegurarnos de la salubridad el agua que bebemos en una excursión o viaje, o porque buscamos una manera sencilla y económica de mejorar el sabor y eliminar malos olores de aguas de boca con elevados contenidos de cloro y otras sustancias, los recipientes portátiles para purificar agua reciben atención de consumidores, inversores privados y públicos, y filántropos.

Fertilizantes, purines, metales pesados, corrimientos de tierras, bacterias, protozoos y helmintos (gusanos parásitos), contaminan las aguas de ríos, acuíferos, lagos, fuentes y pozos de distintas partes del mundo.

Separando el agua de boca de las aguas negras

Bacterias responsables de distintas dolencias relacionadas con la diarrea se encuentran, en distintas cantidades, en acuíferos de todo el mundo; las bacterias que originan las enfermedades diarreicas agudas, como el cólera, así como la fiebre tifoidea, abundan en países tropicales y en desarrollo.

En las zonas más desfavorecidas, la prevención de contagios de bacterias que usan el mecanismo fecal-oral depende tanto de las campañas educativas como del acceso a tecnologías básicas de potabilización y tratamiento de aguas grises y negras. Es el motivo que ha impelido a filántropos como Bill Gates a fomentar la invención de váteres adecuados en estos entornos.

Los filtros de agua, incluso los más sencillos y económicos, como los recipientes de barro cocido y cerámica, la exposición a los rayos ultravioletas de la luz solar o el filtrado usando carbón y otros minerales y plantas, reducen los riesgos para la salud durante la ingesta de agua, sobre todo en entornos no tropicales donde los riesgos de enfermedades diarreicas agudas y tifoideas, así como el contagio fecal-oral.

Metales pesados, bacterias y otros habitantes

Los sistemas portátiles para desinfectar y purificar el agua de ríos, lagos, acuíferos, etc., así como para mejorar el sabor y olor de aguas ya tratadas, son la alternativa a un sistema de distribución de agua que preocupa por su impacto medioambiental: el agua embotellada, que a menudo viaja miles de kilómetros hasta bajar por el gaznate del consumidor final.

Según EWG (Environmental Working Group), organización estadounidense que monitoriza la contaminación medioambiental de productos para el consumo humano, los purificadores de agua portátiles eliminan o reducen sustancias químicas en el agua de boca: alacloro, arsénico, atrazina, bencenio, cromo, plomo, mercurio, nitrato, metil tert-butil éter, perclorato y trihalometanos.

Asimismo, los purificadores de agua portátiles combaten patógenos como cryptosporidium, E. coli y giardia, procedentes de desechos animales y humanos, y relacionados con enfermedades gastrointestinales graves, especialmente en niños y adultos cuyo sistema inmunológico está debilitado.

Técnicas básicas para purificar el agua

Entre las técnicas de purificación más extendidas, la mayoría sencillas de aplicar, económicas o sin coste cuando se realizan para el consumo individual puntual, destacan:

  • Ebullición: este método elimina las bacterias causantes de enfermedades diarreicas y tifoideas, entre otras. Si bien la ebullición a 100 grados Celsius elimina las bacterias en el agua, el proceso no suprime las sustancias contaminantes.
  • Filtrado: los filtros de agua más usados en jarras e instalaciones de agua corriente usan métodos de desinfección clásicos, tales como carbón activado, sustancias químicas o una combinación de estos métodos.
  • Absorción con carbón activado: uno de los métodos más antiguos, extendidos y efectivos. Absorbe numerosos compuestos, incluidas los metales pesados y sustancias tóxicas más extendidas, así como deficiencias gustativas y malos olores. Además de su carácter purificador, el carbón activado elimina el cloro del agua tratada.
  • Desinfección química: sustancias como el yodo son usadas, tanto en forma de solución líquida como cristalizada o con tabletas. El yodo elimina muchos de los patógenos más comunes en el agua, pero no su totalidad. Pese a sus limitaciones, el yodo es usado en expediciones, dada su sencillez, así como su peso y volumen reducidos. A menudo, las soluciones de yodo para purificar agua incorporan una segunda sustancia (ácido ascórbico) para eliminar el gusto a yodo.
  • Purificación con rayos ultravioleta: la esterilización ultravioleta es un proceso de destrucción de la vida microbiana, que obtiene una esterilidad total. Entre sus ventajas, este método no deja residuos ni altera la composición o propiedades del agua, comunes en otras técnicas. Además de bacterias, la radiación ultravioleta destruye algas y protozoos. Para que el método funcione, el agua debe ser clara y debe mantenerse alejada de los rayos del sol para evitar la reactivación de los microbios.
  • Desinfección solar del agua (SODIS): a diferencia de la purificación ultravioleta, la desinfección solar o SODIS se realiza mediante temperatura y radiación UVA procedente del sol. El método apenas tiene coste y es fácil de aplicar incluso en los entornos más pobres y aislados; basta con acceso a la luz solar y contar con tantas botellas de plástico transparente PET como agua se quiera consumir.
  • Destilación solar: el método más sencillo y económico de destilación. El método requiere un recipiente en un hoyo -bajo la superficie del suelo- protegido por una película de plástico transparente, donde la evaporación provocada por el sol, en contacto con la brisa, condensa gotas de agua destilada, que caen en un recipiente adicional.
  • Filtros caseros con plantas, arena y carbón activado: se trata de filtros usados por aventureros, consistente en una estructura improvisada con ramas, cañas de bambú o similar, donde el agua es filtrada en distintos niveles suspendidos por un tejido permeable. El agua pasa por plantas, arena, grava y carbón activado, antes de acabar recolectada en la base de la estructura, similar a la pirámide descrita por una tomatera convencional.

(Imagen: filtro de agua casero con efectividad comprobada)

Dime qué agua bebes

EWG recomienda a cualquier consumidor de agua potable municipal, no ya a personas que consumen en entornos donde el agua no ha sido tratada para el uso humano o está contaminada, que usen filtros de carbón activado para filtrar el agua de boca.

Existen distintos métodos, desde las empresas que comercializan jarras y botellas con filtros de carbón activado hasta mecanismos para instalar en filtros y suministro doméstico de agua.

Además, EWG recomienda el uso adicional de otras técnicas, como la ósmosis inversa, si existen indicios de que el agua pudiera estar contaminada.

A continuación, enumeramos 10 recipientes para purificar y/o eliminar sabores y olores del agua; alguno de ellos, además, mantiene el agua fresca, como el botijo La Siesta de la empresa española La Mediterránea:

Botijo La Siesta de La Mediterránea

El botijo La Siesta es una versión actualizada, post-moderna y hipster del eterno botijo.

Ha costado, pero por fin alguien ha descubierto lo inevitable: el botijo, recipiente milenario ibérico que ha mantenido el agua fresca y limpia durante generaciones gracias a la transpiración y la diferencia térmica entre su interior y el exterior, es reivindicado por el diseño industrial.

De manera inexplicable, el botijo ha desaparecido de la esquina, junto a la puerta, las terrazas, el patio interior o a la sombra del árbol de todas las casas y pueblos de la Península Ibérica, quizá como acto simbólico de superación de un pasado a menudo relacionado con el retraso.

El botijo no debería simbolizar lo peor del pasado, sino lo mejor: la agudización del ingenio, la superioridad tecnológica y medioambiental del diseño sencillo, duradero, intemporal, económico.

El botijo es un recipiente de barro cocido que todavía puede comprarse en muchas ferias de pueblos, a menudo como souvenir. La Mediterránea ha decidido reivindicarlo con un modelo esbelto, con tamaño y forma similares a una botella, pero con las ventajas del recipiente ancestral.

El resultado: el botijo La Siesta, con un diseño exquisito, ajeno al tiempo, áspero y minimalista, con formas orgánicas, casi sensuales. El botijo de toda la vida, recuperado por los más atentos a los preceptos de la vida sencilla.

Para purificar el agua corriente y el agua no tratada:

1. Purificador cerámico de agua

Los recipientes de cerámica son una variante efectiva, económica y tradicional. Puede elaborarse con métodos artesanales y materiales locales.

El material cerámico filtra la suciedad y elimina la mayor parte de bacterias.

Entre sus limitaciones: los recipientes cerámicos no eliminan sustancias químicas; pueden usarse, no obstante, en combinación con filtros de carbón activado, o incluyendo este material en su interior.

2. Recipientes de vidrio con carbón vegetal Formafantasma

Formafantasma es una colección de recipientes de fino cristal y formas minimalistas que incorpora utensilios de carbón vegetal para filtrar agua, siguiendo el procedimiento milenario usado por egipcios y varios pueblos indoeuropeos.

Con formas puras y orgánicas, el contraste entre recipientes y utensilios internos de negro carbón vegetal aporta interés artístico.

3. Tata Swacch

La multinacional india Tata es una de las promotoras del concepto de innovación inversa, o tecnologías de bajo coste desarrolladas en países emergentes que, por su conveniencia y calidad, son adoptadas también por mercados maduros.

Tata presenta Swacch como el purificador de agua más barato del mundo (“Swacch” significa “limpio” en hindi). La intención de la empresa es aportar una solución a millones de clientes en India y otros países con acceso intermitente y deficiente a fuentes de agua potable.

El recipiente no requiere agua corriente ni electricidad, empleando una membrana de cáscara de arroz como filtro, así como un componente nanotecnológico que contiene plata.

El purificador puede proporcionar agua de boca sin sustancias tóxicas ni microbios a una familia durante un año.

4. Purificador de agua Pureit

Los purificadores de Pureit, una subsidiaria india de Unilever, compiten con el Tata Swacch: económicos, fáciles de usar, no requieren gas ni electricidad, ni es necesario comprar garrafas u otros métodos comerciales.

Pureit también se basa en los preceptos de la innovación inversa, facilitando el acceso a agua potable a millones de residentes en los países emergentes, debido a su precio.

Unilever trata de competir, de este modo, con Tata por el mercado de las clases medias emergentes.

Tanto el purificador Tata Swacch como su competidor Pureit Compact compiten con soluciones similares destinadas al mercado occidental, como las que ofrece Brita.

5. Dispensador de agua purificada Virgin Pure

Siguiendo la estela de las jarras purificadoras Brita, la compañía de Richard Branson ha desarrollado Pure, un recipiente que elimina metales pesados, sabores a clorina, olores y otras impurezas del agua corriente británica.

La gama de purificadoras Virgin surge tras un acuerdo entre la compañía y Strauss Water. El modelo Pure T6 dispensa 1,3 litros de agua fresca purificada por minuto, o 1,4 litros de agua caliente. Cuesta 299 libras, o 377 euros.

6. Carbón vegetal Binchotan de la región de Kishu (Japón)

El carbón japonés Binchotan es elaborado a partir de roble sepultado en montículos cuyo interior arde desperdigados por Kishu, Japón, similares a las carboneras tradicionales con las que se elaboraba el mismo material en España.

El carbón vegetal Binchotan es usado para purificar agua. Basta con introducir uno de los palos calcinados en una jarra y absorberá al instante la clorina, los malos sabores y olores, incorporando nuevos minerales al agua.

Cada palo Binchotan dura sobre 3 meses y, al final de su vida útil, puede ser troceado e incorporarlo al sustrato de las plantas del jardín, que enriquecerá. De la cuna a la cuna. Minimalismo wabi-sabi; purificador zen.

7. Jarra con contenedor interno para carbón Binchotan

El carbón vegetal Binchotan, elaborado con roble a altas temperaturas y procedimientos tradicionales en la región japonesa de Kishu, purifican el agua y el aire con eficiencia, debido a su elevada capacidad de absorción.

La jarra Charcoal Water Pitcher de DWR incorpora un contenedor interno para introducir carbón Binchotan y piedras recolectadas en las montañas de Kanazawa, capital de la prefectura de Ishikawa, en la costa del mar de Japón.

Los efectos purificadores del carbón tienen efectividad, según DWR, durante 6 meses.

8. Recipiente purificador ultravioleta con manivela Sidewinder SteriPEN

El SteriPEN de Sidewinder es un purificador que usa rayos ultravioletas para esterilizar el agua, activados con el accionamiento de una palanca lateral. Original, pequeño, ligero, fácil de transportar y de usar.

Crecen los aficionados a excursiones y expediciones que evitan transportar agua embotellada, sobre todo cuando se viaja a pie o en bicicleta.

Asimismo, el agua embotellada plantea dudas medioambientales meridianas, relacionadas con el lugar de producción, la energía empleada en su transporte o el reciclaje de su contenedor, que a menudo acaba desechado en alguno de los parajes de destino.

9. Botella purificadora con filtro ultravioleta Pure

La botella de agua Pure, ganadora del premio James Dyson, filtra su contenido en agua con rayos ultravioleta en 2 minutos.

Diseñada por el joven británico Timothy Whitehead, combina un filtro convencional con un sistema de iluminación ultravioleta para eliminar, según su diseñador, el 99,9% de las impurezas del agua contenida.

Whitehead espera que una tecnología tan sencilla y económica garantice el acceso a agua purificada a los más desfavorecidos.

10. Botella con filtro de impurezas microscópicas LifeSaver

Las consecuencias del tsunami asiático de 2004 y el huracán Katrina en Estados Unidos poco después, animaron al británico Michael Pritchard, experto en tratamiento de aguas, a diseñar un dispositivo para purificar agua tan portátil, económico y fácil de usar como una botella.

Pritchard presentó su dispositivo, LifeSaver, en TED en 2009: la botella incluye un filtro capaz de purificar por completo entre 4.000 y 6.000 litros de agua, usando una bomba que se acciona manualmente e impele el agua a cruzar un filtro que bloquea todos los objetos mayores que 15 nanómetros: virus, bacterias y metales pesados.

Una vez su filtro ha alcanzado su límite de uso, impide que el agua contaminada sea bebida.