El sistema europeo de control y evaluación de sustancias químicas es conocido por sus siglas en inglés, REACH.
Son siglas que responden al sistema de control empleado por la Unión Europea para supervisar que todas las sustancias químicas producidas o comercializadas en la UE (unas 30.000) son inocuas para la salud del ciudadano y no dañan el medio ambiente.
La nueva ley reemplaza de facto las más de 40 directivas y reglamentos actualmente en vigor, poco claros y en ocasiones difíciles de interpretar.
El reglamento europeo sobre productos químicos REACH (siglas en inglés de sistema de Registro, Evaluación y Autorización de Productos Químicos) fue propuesto en 2003 por los comisarios europeos de Medio Ambiente, Margot Wallström, e Industria, Erkki Liikanen.
La propuesta inicial consistía en obligar a las empresas de cualquier tamaño -a las grandes multinacionales, aunque también a las pequeñas y medianas empresas, pymes- a registrar en una base de datos central todas las sustancias que produjeran o importaran en una cantidad superior a una tonelada.
La directiva, que entra en vigor en la primavera de 2007, ha sido modificada debido a la presión ejercida por las distintas patronales químicas. También han presionado a la Comisión Europea desde 2003 los países que cuentan con una mayor actividad industrial química y un mayor número de pequeñas empresas, especialmente perjudicadas con una regulación que llegara a todas las sustancias producidas a casi cualquier cantidad.
Mientras Alemania, Suecia, Dinamarca y Finlandia han intentado aumentar el número de análisis que se realizan a cada sustancia producida a pequeña escala, los países en los que se encuentran los productores de estas sustancias, fundamentalmente pymes (con España, Italia o Francia entre los perjudicados) han presionado para suavizar algunas condiciones.
La aplicación de la normativa se dividirá en tres tipos de actuación:
- Registro: propiedades, modos de uso y precauciones en el modo de empleo de los productos. Los datos requeridos son proporcionales a la peligrosidad de la sustancia y a su volumen de producción.
- Evaluación: será costoso, aunque la evaluación de cada sustancia permitirá a la UE asegurar la inocuidad de los químicos con los que los europeos interaccionan en su trabajo y vida diaria. Este es uno de los requisitos que han suscitado mayores polémicas, al suponer un coste elevado para la industria y al requerir en algunos casos la realización de pruebas con animales y, de este modo, averiguar con certeza si la sustancia estudiada es inocua.
- Autorización: las sustancias más peligrosas deberán ser sometidas a la autorización de la Comisión Europea, para evitar que sustancias capaces de causar efectos graves e irreversibles sobre el ser humano y el medio ambiente lleguen al mercado. Se estudiará si el uso de una sustancia peligrosa cuenta con un interés socioeconómico estratégico o, llegado el caso, si existen sustitutos menos peligrosos.
A diferencia de la Ley de Control de Sustancias Químicas estadounidense (US Toxic Substances Control Act), que sólo analiza las nuevas sustancias que quieren emplearse en Estados Unidos, REACH analiza todas las sustancias importadas o producidas en cualquiera de los países miembros de la UE.
REACH ha sido estudiada por el Parlamento Europeo en una primera lectura en noviembre de 2005 y ratificada por el Consejo de Ministros en diciembre del mismo año.
Tras una segunda lectura en el Parlamento, se espera que sea ratificada por los estados miembros en abril de 2007.
Doce meses después de su aprobación, la nueva Agencia Europea de Sustancias Químicas (European Chemicals Agency) estará operativa. El coste estimado de su aplicación es de 2.300 millones de euros durante 11 años.
Varios países emergentes, con una industria química en pleno desarrollo y con normativas más laxas (es el caso de Brasil, India y China) han mostrado su malestar con respecto a la nueva normativa, que obliga a los productores que desean exportar sustancias a la UE a cumplir con REACH. Estados Unidos también se ha mostrado abiertamente en contra de su aplicación.
El periodista Mark Schapiro firmaba para The Nation un artículo que refleja el sentir de buena parte de la industria norteamericana con respecto a las nuevas regulaciones que la UE aplica en sectores industriales y de bienes de consumo.
El principal mercado exterior de los productos norteamericanos sigue siendo Europa, y desoír las numerosas directivas europeas (REACH entre ellas) puede suponer el sacrificio del mercado de la UE.
“Este año -escribía Mark Schapiro en 2004- los fabricantes estadounidenses de productos químicos, coches y cosméticos se han enfrentado a las regulaciones de la UE que fuerzan una elección: o cumplir con los estándares impuestos por la UE que previenen a su población de la toxicidad -mucho más duros que los de Estados Unidos-, o arriesgarse a sacrificar el mercado europeo que, con 450 millones de personas, es ahora mayor que el estadounidense.”
Responsible Care (Compromiso de progreso) es una organización de libre pertenencia conformada por medianas y grandes empresas químicas de todo el mundo, creado en Canadá en 1985 y que actualmente opera en 47 países (en España lo hace desde 1993).
Responsible Care se autodefine como “una iniciativa voluntaria global de la industria química bajo la cual las compañías, al amparo de las patronales de cada país, trabajan para mejorar progresivamente la seguridad y el respeto de sus productos por el medio ambiente”.
Los críticos con esta asociación esgrimen que sus políticas, bien intencionadas, son voluntarias y, además, son supervisadas por la propia industria química, lo que pone en tela de juicio los resultados obtenidos.
La mayor parte de las empresas que conforman Responsible Care se han opuesto a REACH al considerarla una normativa demasiado estricta.
La industria química española en torno a la patronal FEIQUE (Federación Empresarial de la Industria Química Española), también ha mostrado su pública disconformidad con REACH, a través de numerosas declaraciones de su anterior presidente, Francisco Belil. En estos momentos, FEIQUE está presidida por el industrial Fernando Iturrieta.