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RSS, XO-1, Linutop, gPC, Aleutia y las compras navideñas

Desde que empezamos a trabajar en *faircompanies, hace más de un año (aunque el portal está activo desde el 25 de abril de 2007), tengo la suerte leer por interés la misma información que utilizo para trabajar. El objetivo es trabajar aprendiendo y divirtiéndose.

Algunas fuentes informativas están más relacionadas con nuestro trabajo diario en faircompanies. A saber: medios de comunicación, blogs, etcétera, relacionados con una cierta visión crítica sobre el consumo, el medio ambiente, la responsabilidad empresarial, la tecnología “verde”, etcétera.

Otras se refieren a Internet en un sentido técnico: tecnologías, tendencias, artículos de prospectiva de personas que tienen una visión independiente o privilegiada de una empresa, industria, situación, etcétera.

Y, finalmente, además de la información mencionada, que consumo cada mañana -y confieso que en pocos momentos del día disfruto tanto-, también me gusta echar un vistazo a la prensa generalista catalana y española.

De lo que merece la pena imprimir a lo que merece la pena leer

Prefiero dejar de lado, eso sí, los diarios gratuitos y aquellos que tienen una visión un tanto agresiva de lo que pasa. No nombro cabeceras, ya que con esta entrada no pretendo explicaros mis gustos informativos personales.

Decir que estos diarios los leo en papel, a diferencia de la información más relacionada con faircompanies o la que tiene tintes más tecnológicos, que consumo por Internet a través de un lector RSS. El formato tradicional, el que todavía lucha por “incluir todas las noticias que merece la pena imprimir”, como predica desde su fundación The New York Times.

Diario que, como leía ayer, estrena nueva sede, con luz natural, menor consumo energético, atractivo diseño de cristal y, a buen seguro, espacio de sobra para que David Pogue pueda seguir produciendo, grabando y editando sus vídeos.

Cada mañana empiezo el día, tras ir a tomar el café a un lugar céntrico de Barcelona donde tienen todos los diarios generalistas catalanes y españoles que sólo un par de personas y yo mismo leemos (el resto de la clientela está compuesta por turistas de paso por la ciudad), con la dosis cotidiana de información.

La meritocracia de la información

Tres cuartas partes de la información que consumo a diario llegan a un agregador de noticias (lector de suscripciones RSS). Y, dado que me gusta tomar el café fuera de la oficina, la información más local, la que me mantiene en el terruño, la sigo consumiendo en la cafetería. Creo que vale la pena: por el precio de un café, que suele estar bien hecho, gorreo siete diarios.

Si, como ocurrirá a partir del 8 de diciembre, estoy fuera de Barcelona y España durante una temporada, no me cuesta nada tomar toda la información que leo en la cafetería y llevármela conmigo: simplemente, activo las suscripciones RSS de las cabeceras en cuestión.

Con una ventaja (además del ahorro de dinero y papel, la instantaniedad, la comodidad de no tener que “decodificar” la información y separarla de los anuncios): es mucho más fácil pasar por alto la información que no me interesa.

La información parece llegar sin aspavientos, sin ese ejercicio de discriminación editorial consistente en ofrecer el mejor espacio a la información que a la dirección del diario más le interesa.

En el agregador de noticias que uso, la información debe espabilarse por sí sola; la que no me interesa, no se merece la más mínima atención, ya que no habrá un gran titular o una bonita foto sugiriéndome que la lea. Para mí, se trata de mi propio rasero de meritocracia informativa.

No todo irá tan mal si cualquier hijo de vecino (de acuerdo, cualquier hijo de vecino con algo de tiempo, un ordenador, una conexión a Internet, unas ciertas inquietudes, etc.), puede acceder a la información que él decide, en cualquier idioma, procedente de cualquier lugar del planeta, en cualquier lugar del planeta.

Servicio informativo matutino personalizado

Hasta hace relativamente poco tiempo, lo único que perdía mientras viajo es el acceso a los dos programas de radio que también consumo más o menos asiduamente: uno por la mañana, mientras me desperezo, me ducho y desayuno (hay radio en el lavabo y en la cocina, además de la radio del móvil); el otro, por la tarde-noche, también de carácter informativo, que escucho mientras preparamos la cena para Inés y la nuestra propia.

Bien, ahora también los escucho por ahí fuera: es fácil descargarlos al reproductor de música. Con una ventaja: lo puedo en cualquier momento o hueco, o escuchar varios programas, o porciones del programa que me interesa, a la vez. Libertad física y horaria.

Por el precio de la conexión a Internet, tengo acceso a información de calidad y de alcance mundial; hace tan sólo 20 años, el mismo servicio informativo matutino sólo estaba al alcance de jefes de Estado y altos directivos de grandes empresas.

Recibían una especie de lector personalizado de suscripciones, aunque el servicio era físico (resúmenes de noticias, o servicio “buenos días”) y carecía de las infinitas opciones de personalización con que cuenta cualquier usuario de noticias en RSS actual.

Un servicio que podría tener incluso gratis si, por ejemplo, me fuera a trabajar con el portátil a cualquier biblioteca pública de Barcelona, donde existe un servicio de Internet sin cables, gratuito y bastante robusto como para trabajar sin problemas en un proyecto electrónico como faircompanies.

Yendo un poco más allá. Al consumir información de Internet, escribir los textos y correos a través de un navegador y no necesitar más que una conexión decente para trabajar con el portal faircompanies, podría usar cualquier ordenador que se centrara sólo en estas necesidades.

Productos sostenibles

Poca cosa he encontrado últimamente con una cierta calidad para dedicar esta entrada a lo que me había propuesto. No obstante, algo hay recopilado, gracias a mi particular servicio informativo de “buenos días”.

También podré utilizar la experiencia personal acumulada en todos estos meses, así como la investigación, los correos y conversaciones que tengo sobre el tema en cuestión: ¿qué productos recomendaría, en tanto que miembro de faircompanies, para la compra navideña?

Tras investigar en medios y blogs de Estados Unidos, Gran Bretaña y España de un modo regular, como explico, llego a la conclusión de que todavía no diferenciamos entre productos interesantes, útiles, atractivos, sexy, etcétera; y productos con estas mismas cualidades que, además, tengan un valor sostenible.

Me refiero a teléfonos móviles, ordenadores, aparatos electrónicos, prendas de ropa, coches o productos para el hogar catalogados como “ecológicos”.

Lo más parecido a una lista de productos ecológicos en Internet, realizada pensando en las compras navideñas, es la lista de regalos 2007 de TreeHugger (Parte I y Parte II).

Muchos de los productos presentes en la lista sólo están disponibles en Estados Unidos. Dudamos de la utilidad de un gran número de ellos. También se omiten algunas marcas que llegan a tiendas de todo el mundo y realizan un esfuerzo remarcable en usar productos más ecológicos.

Compras navideñas. A comprar… ¿qué?

Quizá debería empezar sobre el objeto mismo de comprar. Evitar la compra rápida, relacionada con el arrebato o la pulsión, es el mejor regalo que uno puede hacerse a sí mismo.

Si, además, uno está dispuesto a tener una cierta calidad de vida, con tiempo para realizar las cosas, tampoco se puede andar comprando quincalla después de cada bajón anímico.

Aunque, insistiendo en esta cuestión, nos iríamos por derroteros más relacionados con la salud. Decir que existen personas, algunas de ellas con un reconocido éxito profesional, que han decidido bajarse del burro y se identifican con conceptos como el “downshifting” (hemos escrito un reportaje sobre el tema), que significa algo así como hacer quizá menos cosas, pero disfrutar en el proceso.

También se trata de evitar aspectos cotidianos que provoquen ansiedad, o de evitar que la compra, por ejemplo, sea una cura contra la ansiedad.

Informática más respetuosa

Varias empresas informáticas y electrónicas trabajan en aumentar la eficiencia energética de ordenadores de sobremesa, portátiles, servidores de empresa, estaciones de trabajo y dispositivos periféricos.

Una porción cada vez más grande de nuestra experiencia ante el ordenador se traslada a Internet: fotografías, textos y documentos, parte de nuestras relaciones sociales, correo, vídeo, etcétera.

Las empresas que ofrecen este tipo de servicios instalan cada vez más servidores en gigantescos centros de datos, donde en muchas ocasiones miles de máquinas trabajan para que podamos compartir nuestras fotos o dos personas colaboren en un documento en tiempo real pese a encontrarse a miles de kilómetros de distancia.

Los centros de datos necesitan energía, como bien sabe, por ejemplo, Google, que desde prácticamente los inicios de la compañía confecciona sus propias máquinas para ganar en enficiencia y, de paso, reducir la factura energética.

Como explicamos en El derroche energético del PC, el componente menos desarrollado y más ineficiente de un ordenador personal es, y esto son malas noticias para el medio ambiente, el consumo energético. También es el componente menos desarrollado de los servidores que albergan las granjas de datos de todo el mundo.

Las máquinas, la conexión a Internet y el precio del almacenaje de datos, gracias a las economías de escala, siguen bajando. Cada vez es más barato usar y almacenar información. No obstante, este aumento de la capacidad de los servicios que empleamos a diario tienen un coste que no para de aumentar: la energía.

  • En 2008 habrá 1.000 millones de PC en funcionamiento, 2.000 millones en 2015, según Forrester.
  • Según Google e Intel, la mitad de la energía que usan los ordenadores y los servidores convencionales no es necesaria, ya que se pierde en forma de calor. Para rizar el rizo, la generación de calor, derivada de la falta de evolución de las conexiones eléctricas que usan estos aparatos, calienta el procesador y otros componentes. Por este motivo, los ordenadores emplean ventiladores que vuelven a enfriar sus componentes, que a su vez gastan energía.

Conexiones jurásicas

En definitiva, la conexión de los ordenadores y el tipo de transformador empleado son de otra época: no sólo se pierde la mitad de la energía, sino que el calor generado como gasto requiere que se use más energía para mantener los equipos en condiciones óptimas.

El uso masivo de salvapantallas o mantener el monitor encendido cuando no debería estarlo añade 1.000 millones de dólares anuales más en derroche energético sólo en Estados Unidos, según NPR.

Multiplíquese este problema por varios ceros cuando no se trata del ordenador de nuestra casa, sino del centro de datos que nos permite, por ejemplo, usar sin sobresaltos y a una velocidad de vértigo Google, Facebook, MSN, Flickr, YouTube, Google Reader, etcétera.

En Estados Unidos, la Climate Savers Computing Initiative trabaja en soluciones para aumentar la eficiencia energética de ordenadores personales, estaciones de trabajo y servidores. Por ende, estas mejoras acabarán influyendo en el derroche energético del resto de los aparatos energéticos que usamos cotidianamente.

En el mundo informático, ¿qué productos pueden, con valores de sostenibilidad, pueden recomendarse para una compra navideña?

XO

El XO, ordenador conocido como el portátil de 100 dólares -cuesta, en realidad, casi el doble- para los niños de los países en desarrollo, es un producto atractivo que se adquiere en EEUU con un año gratis de conexión inalámbrica en cientos de lugares públicos; incorpora navegador de Internet, lector de fuentes informativas a través de RSS y todo lo necesario para seguir trabajando mientras se viaja, a menos que uno quiera editar vídeo o grandes cantidades de fotos.

En una entrada anterior trataba de explicar por qué creo que todos los niños -también los de los países ricos- deberían tener un XO en el cole.

El XO (Linux, 256 MB de RAM, 1GB de memoria flash, puertos USB y SD, videocámara, procesador AMD a 435 MHz, pantalla de 7,5 pulgadas con bajo consumo y elevado contraste para leer a plena luz del día, red inalámbrica y un precio de 175 dólares), ha sido diseñado para realizar actividades y carece de los vicios de otros sistemas operativos, obsesionados con la descarga de actualizaciones y la orientación comercial de las aplicaciones.

OLPC no pretende comercializar el XO en Norteamérica y Europa. Sin embargo, para celebrar su lanzamiento, ideó el programa Give One Get One (G1G1): cualquier persona interesada en colaborar con el programa obtiene un XO -que puede regalar a un niño, o niño-adulto, de su entorno-, a cambio de enviar otro a un niño de un país en desarrollo.

El comprador desembolsa 423,95 dólares, gastos de envío incluidos, y recibirá su XO en Navidad, mientras el otro equipo viajará a algún país en desarrollo, aunque OLPC no permite conocer con detalle ni a dónde va ni en quién recae el equipo.

G1G1, que ha recibido sorprendentemente muy poca prensa en EEUU y el resto del mundo, debía durar desde el 11 de noviembre hasta el 26 del mismo mes, aunque la organización ha decidido extenderla hasta el 31 de diciembre.

Lástima que la iniciativa sólo esté al alcance de estadounidenses y canadienses.

Autores y expertos arguyen que el XO es el portátil más sostenible del mundo, no sin razón: además de contar con una cuerda que permite cargar su batería (más barata, sin sustancias tóxicas y con una duración mucho mayor que las baterías convencionales), para permitir su uso incluso en zonas sin acceso a la corriente eléctrica, también puede obtenerse un panel solar flexible de 5 dólares para suplir las necesidades energéticas del aparato.

Elogio al XO (Linux, 176 dólares), Linutop (Ubuntu, 280 euros), gPC (gOS, 200 dólares) y Aleutia (Puppy Linux, 179 libras)

Es cierto que el XO no puede compararse con un portátil diseñado para almacenar miles de fotografías, editar vídeo y grandes imágenes o almacenar una discoteca con 10.000 canciones.

No obstante, los mayores fabricantes de portátiles deberían ruborizarse ante las principales especificaciones del XO de One Laptop Per Child, un equipo que cuesta 176 dólares (119 euros), si no se cuentan los gastos de envío:

  • Tanto su pantalla como su carcasa son mucho más resistentes que las de un ordenador convencional. Se puede ver a David Pogue, por ejemplo, tirando el aparato al suelo para dar fe de ello en uno de sus vídeos.
  • La batería funciona a una temperatura inferior a las convencionales y soporta hasta 2.000 recargas, en lugar de las habituales 500. Cada batería adicional cuesta sólo 10 dólares (6,8 euros). La duración de la batería es hasta 4 veces superior a la de un portátil convencional.
  • Usa un tercio menos de componentes. Su fabricación y ensamblaje son, por tanto, más eficientes y requieren menos energía.
  • Consume 1/10 de energía que un portátil tradicional.

Otra propuesta minoritaria que debería inspirar a los fabricantes informáticos: el Linutop, un ordenador de sobremesa que cabe en la palma de la mano y cuyo consumo es más similar al de un móvil que al de un potente y ruidoso ordenador personal convencional. Incluye:

  • Ubuntu (la versión de Linux con una interfaz gráfica de usuario más atractiva para el usuario no experto) como sistema operativo.
  • Procesador a 433 MHz.
  • 256 MB de RAM.
  • Precio: 280 euros más IVA.
  • 280 gramos de peso (ideal para viajar).
  • La especificación, sin duda, más espectacular: 6 vatios de consumo.

Linutop (Ubuntu OS)

El Linutop (unas fotos divertidas del aparato) puede comprarse en Europa y responde a una filosofía independiente, además de sostenible: emplea Linux (en lugar de Windows o Mac OS) y es probablemente el ordenador de sobremesa comercial que consume menos energía del mundo.

Sus prestaciones son suficientes para utilizar todo tipo de aplicaciones, tanto en línea y sin conexión a Internet. Ideal para quienes tienen en Internet el grueso de sus documentos y servicios. Mi caso.

Además del XO de OLPC y el Linutop, dos ordenadores que no basan su servicio en ofrecer potencia a sus usuarios, sino servicios básicos bien resueltos y con un espíritu abierto y orientado a Internet, en Estados Unidos ha existido un inesperado ordenador de sobremesa con ventas inesperadas, el gPC, un ordenador de 200 dólares con otra versión de Linux como sistema operativo.

gPC (gOS)

El gPC es un equipo con una versión de Linux-Ubuntu orientada al uso de aplicaciones creadas por Google -al sistema operativo de le ha llamado gOS- que salió a la venta el 1 de noviembre en Wal-Mart (?) por 200 dólares. Dos semanas después, el equipo había agotado sus existencias.

Otra vez la misma idea: un ordenador bien resuelto para quienes se encuentran cómodos trabajando con Internet, software de código abierto, aplicaciones en línea y prestaciones modestas que permiten un consumo eléctrico muy inferior al de equipos más potentes.

Los curiosos, ya sean usuarios de Linux, Windows o Mac OS, pueden probar el sistema operativo gOS en modo virtual (sobre su propio sistema operativo, sin necesidad de borrar nada; es un buen ejercicio de expiación).

Vale la pena visitar el sitio web de gOS y observar tanto el aspecto como las especificaciones del sistema operativo. Muchos pagan casi los 200 dólares que cuesta este ordenador por la actualización de Mac OSX (Leopard, con problemas en su lanzamiento) o Windows (Vista, con problemas desde su lanzamiento).

Hay cientos de opiniones en Internet que no aconsejan ninguna de las dos actualizaciones: Leopard causa algo que los usuarios empezaban a olvidar -auténticos cuelgues-, mientras Vista rinde más lento que XP con la última revisión, SP3. Algunos expertos incluso recomiendan no usar hasta que no llegue la primera gran revisión del nuevo sistema, en el primer trimestre de 2008.

Nadie habría pensado que un comprador de Wal-Mart estaría interesado en un ordenador con una versión de Linux Ubuntu centrada en las aplicaciones de Google y Firefox como navegador de Internet. La realidad es que el modesto gPC no da abasto.

El PC parece estar aligerándose o, simplemente, desapareciendo. Los servicios de Internet albergan cada vez más elementos de nuestra experiencia en Internet.

Aleutia (Puppy Linux)

El competidor de Linutop y XO en los países en desarrollo se llama Aleutia, un pequeño ordenador británico a la venta desde las 179 libras (250 euros) por la unidad de proceso hasta las 499 libras (700 euros) por todo el equipo más los periféricos de bajo consumo.

El concepto es similar al presentado por XO, Linutop y gPC: pequeña unidad de proceso con Linux como sistema operativo y conectores para los periféricos necesarios (un panel solar permite obtener toda la energía que el sistema necesita, incluidos los 12 vatios de consumo del monitor).

  • Como ocurre con el XO (y a diferencia del Linutop y el gPC), el Aleutia puede ser empleado sin conectarse a la red, gracias al panel solar que incorpora. Ha sido diseñado para emplearse incluso en las zonas rurales más apartadas de África, como el portátil de OLPC.
  • La empresa dispone de un descuento para escuelas rurales, si se hacen con todo el paquete que acompaña al Aleutia: además de unidad de proceso, monitor diseñado para usarse con poca energía, panel solar que actúa como cargador, batería y juego de teclado y ratón.
  • Especificaciones completas del Aleutia y fotografías del dispositivo, que compite con el XO en su campo: el África rural.

Ordenadores, móviles, televisores y videoconsolas

Es difícil elaborar un listado con los ordenadores personales más sostenibles. Sería complicado ponerse de acuerdo en qué medir o cómo medirlo: estrategia de responsabilidad empresarial de la compañía, consumo energético del aparato, política de reciclaje y devolución de aparatos en desuso, energía empleada desde la fabricación hasta la venta, empleo de materiales inocuos para el medio ambiente, políticas comerciales, todo a la vez..

Greenpeace ha dado el primer paso para medir cuan verdes son las empresas informáticas y electrónicas.

La última edición de su Guía para una electrónica más verde, en la que establece una clasificación de fabricantes informáticos, electrónicos y de telefonía móvil en función de los productos tóxicos usados en la fabricación de los productos y las políticas de reciclaje de cada empresa, se ha publicado esta semana, coincidiendo con el inicio de la campaña de compras navideñas.

La sexta versión de esta lista medioambiental, cuya primera publicación data de agosto de 2006, incluye los productos de 18 de los mayores fabricantes de informática, móviles, televisores y videoconsolas.

En el listado, “Microsoft, Nintendo, Philips y Sharp entran en la cola de la lista en protección medioambiental y sitúa a Nintendo como la primera compañía que puntúa con un 0 en una escala de hasta 10.”

Versión 6 de la Guía para una electrónica más verde, de Greenpeace (de 0 a 10, donde 10 equivale a un respeto medioambiental óptimo):

  • Sony Ericsson: 7,7 (mejora su política de devoluciones, elimina el uso de PVC).
  • Samsung: 7,7 (grandes mejoras; casi todos sus productos sin sustancias tóxicas; política de devoluciones todavía deficiente).
  • Sony: 7,3 (menos productos con PVC y mejora en políticas de reciclaje y devoluciones, especialmente en EEUU).
  • Dell: 7,3 (no cambia desde la anterior edición; todavía usa sustancias tóxicas).
  • Lenovo: 7,3 (no cambia desde el estudio anterior).
  • Toshiba: 7 (mejora en la disminución de tóxicos, aunque aboga en EEUU por políticas de recogida de productos desechados menos ambiciosas).
  • LG Electronics: 7 (sin cambios desde la anterior edición).
  • Fujitsu Siemens: 7 (sin cambios).
  • Nokia: 6,7 (empeora su puntuación. No usa tóxicos, pero las devoluciones de productos desechados en Tailandia, Rusia y Argentina son deficientes).
  • HP: 6,7 (necesita mejorar en devoluciones de productos desechados; finalmente, tiene un calendario de compromiso para eliminar las principales sustancias tóxicas que emplea).
  • Apple: 6 (ligera mejora: los nuevos iMac e iPod reducen el uso de sustancias químicas peligrosas).
  • Acer: 5,7 (sin cambios desde la última versión; deficiencias en las devoluciones y en aportar información sobre las cantidades que recicla.
  • Panasonic: 5 (sin cambios; necesita una mejor política de devoluciones e informar sobre lo que recicla).
  • Motorola: 5 (baja ostensiblemente en la clasificación; política de devoluciones deficiente en Filipinas, Tailandia e India; no ha ofrecido fechas de eliminación de sustancias tóxicas).
  • Sharp: 4,7 (nueva en la guía; ha eliminado algunas sustancias tóxicas, pero política y práctica de devoluciones deficientes).
  • Microsoft: 2,7 (nueva en la guía; calendario de eliminación de tóxicos muy largo -hasta 2011-; política y práctica de devoluciones deficiente).
  • Philips: 2 (nueva en la guía; sin calendario para eliminar tóxicos y un 0 en práctica y política de devoluciones).
  • Nintendo: 0 (nueva en la guía; primera empresa global en obtener un 0 en todos los criterios: eliminación de tóxicos, reciclaje y política de devoluciones de productos obsoletos).

Si la pregunta es: ¿puede recomendarse algún portátil con buenas prestaciones que, además, destaque por su respeto medioambiental? La respuesta sería, quizá: los fabricantes todavía no responden a esta inquietud.

La carrera sigue estando en el campo de las prestaciones, el atractivo estético, la durabilidad de los materiales, la capacidad, etcétera.

Cuando el soporte físico se convierte en bytes

La renuncia al consumo de productos intelectuales o culturales en su versión física, accediendo a una versión electrónica, es un método actual y realista para reducir nuestra huella ecológica.

Si comparamos nuestros hábitos de consumo de ocio cultural e intelectual actuales con los de hace 10 años, el soporte físico aparece claramente en retirada. Tomo mi experiencia personal como modelo, a falta de un estudio exhaustivo sobre este tema (yo, al menos, no lo he encontrado):

  • Fotografía: antes (revelado y carretes) y ahora (hago más fotos, pero no imprimo casi ninguna; las almaceno en servicios de Internet y el disco duro del ordenador; las comparto con familiares y amigos). Futuro: mayor uso de servicios como Flickr, servicio de Picasa en línea, Fotolog, etcétera.
  • Libros: antes (compra) y ahora (voy más a la biblioteca y empleo más el formato electrónico; leer ante una pantalla no es tan incómodo, si la pantalla es decente). Futuro: Kindle y Sony Reader, más veterano, experimentan con la tecnología e-Ink, o tinta electrónica. Ofrecen buen contraste y son cómodos de leer. Capaces de almacenar cientos de libros. El Kindle descarga libros sin necesidad de ordenador. El Sony Reader necesita ordenador.
  • Música: antes (compra de CD y cintas de casete) y ahora (descarga de música y almacenamiento en un reproductor portátil). Futuro: la música se libera del soporte físico definitivamente (menos plástico); habrá más descargas legales cuando los fabricantes se olviden del sistema actual de derechos digitales (DRM), que limita las descargas.
  • Prensa, anuncios clasificados: antes (compra de, a lo sumo, un diario físico al día; visión pobre y sesgada de la información; mayor dependencia de la televisión y otros medios tradicionales) y ahora (lectura simultánea de diarios catalanes, españoles e internacionales, a través de Internet; uso de lector RSS; visión rica, multifacética y menos sesgada de la realidad; ahorro; ahorro de papel).
  • Productos multimedia (radio, vídeos, películas, series televisivas, videoclips): antes (compra de VHS o DVD, dependencia de los gustos más masivos, debido a la influencia del formato televisivo tradicional) y ahora (descarga y visionado por Internet; ahorro de formato físico; posibilidad de ver vídeos en teléfono móvil y reproductor de música).

Y podría seguir con más ejemplos, menos relacionados con mi experiencia personal, aunque necesarios para la cotidianidad de millones de personas. Los videojuegos, por ejemplo, cada vez más relacionados con la experiencia en línea y la descarga, y menos en el soporte de plástico.

El uso intensivo de Internet, lejos de haberme empobrecido culturalmente, me ha ayudado a encontrar más contenidos relacionados con mis aficiones, a conocer formatos y productos minoritarios que nunca habrían llegado a una tienda convencional, por muy grande que fuera su catálogo.

Menos gustos prefabricados, más gustos minoritarios, ¿mayor riqueza?

Es, al fin y al cabo, lo que Chris Anderson ha llamado teoría de la larga cola (The Long Tail). Consumimos más y más minoritario, porque podemos acceder sin el sesgo de los medios de comunicación tradicionales (la cola), que impulsaron la cultura pop y de grandes éxitos (los superventas, o cabeza).

Desde el punto de vista medioambiental, este cambio de hábitos se traduce en ahorro económico, de papel y plástico.

El empleo de un portátil para trabajar y consumir ocio sería, de acuerdo con este argumento, más respetuoso que los métodos de consumo cultural tradicionales.

Si las compañías informáticas empezaran a tomarse en serio el rendimiento ecológico de sus aparatos, la mejora podría ser, si cabe más espectacular.

Estas navidades, quienes quieran adquirir productos tecnológicos deberán conformarse con el consuelo de haber cambiado el papel por el lector RSS, el revelado fotográfico por los servicios de fotografía en Internet, y así sucesivamente.

Algo tan importante, en el ámbito personal, como el cambio de sede del New York Times. Esperemos que la actitud ante el cambio traiga los servicios y los productos, más ecológicos que los actuales.

En el campo informático, dispositivos como el XO, el Linutop o el gPC se acercan a las necesidades -al menos, profesionales- de quienes utilizamos Internet y sus aplicaciones como herramienta de trabajo.