Fundación creada por el economista Klaus M. Schwab que reúne anualmente a empresarios, políticos, intelectuales y periodistas en Davos, Suiza; según sus partidarios, se trata de un encuentro idóneo para el diálogo y el debate sobre las principales problemas sociales y políticos mundiales.
Sus detractores, entre ellos intelectuales y políticos influyentes (Ignacio Ramonet, Luiz Inácio Lula Da Silva, Noam Chomsky), creen que se trata de un evento programado por y para las élites mundiales: la audiencia está compuesta, aseguran, por las personas y relaciones de quienes acuden a Davos.
En 2001, la organización ATTAC y el Partido de los Trabajadores de Brasil crearon el Foro Social Mundial, que coincide anualmente con el Foro Económico y pretende dar voz mediática a quienes no tienen acceso a hacer oír su voz en Davos.
El Foro Económico Mundial promueve el diálogo entre quienes acuden a la cita: representantes de las empresas más importantes, políticos de la talla de ministros y jefes de Estado, tecnócratas reconocidos e intelectuales.
En los últimos años, quizá en busca de una mayor repercusión en los medios, los organizadores han promovido la participación de celebridades.
Quienes han acudido históricamente destacan la generalmente informal atmósfera de los encuentros promovidos en cada edición.
El grueso de los participantes está compuesto por personalidades políticas, aunque también acuden decenas de altos cargos de ONG (Amnistía Internacional, Transparencia Internacional, Oxfam y varias organizaciones dependientes de la ONU), así como líderes sindicales, sociales y religiosos. Asimismo, los periodistas presentes, en torno a 600, tienen acceso a cada sesión.
Críticas en torno a la elaboración de las listas de participantes
Debido a que el World Economic Forum invita fundamentalmente a dirigentes de las mayores multinacionales, un reducido número de las cuales tiene su sede en los países pobres, la mayoría de quienes acuden a la cita proviene de Estados Unidos, Europa y Japón.
Por ejemplo, en la reunión anual de 2002, el 75% de los participantes era de Europa (39%) y Estados Unidos (36%). No obstante, Estados Unidos y la Unión Europea representan aproximadamente el 17% de la población mundial.
Los representantes de Oriente Próximo y Oriente Medio, donde se concentra la mayor parte de las reservas petrolíferas, se encontraban también sobre-representados (constituyen el 0,8% de la población mundial): un 4% de quienes acudieron a Davos en 2002 eran líderes de esta zona.
Por el contrario, mientras el 60% de la población mundial vive en Asia, únicamente alrededor del 7,7% de los participantes de la reunión anual del Foro Económico Mundial de 2002 provenía de Asia. Ocurría lo mismo con África y América Latina.
Reconocimiento tardío
Por primera vez desde su fundación en 1971, las 2.500 personalidades que acudieron a la edición de 2007 han admitido, por primera vez, que hay que reducir las emisiones de CO2 para luchar contra el cambio climático.
Vergonzosamente, el FEC, “lugar ideal para debatir problemas políticos, económicos y sociales”, ha hecho frente oficialmente al cambio climático provocado por el hombre incluso después de que George W. Bush, que hizo lo propio el 23 de enero.
El presidente estadounidense aludió a la importancia de afrontar la “seguridad energética” y el cambio climático en el discurso del Estado de la Unión, ante el Congreso estadounidense.
El mismo día en Davos, el presidente de la Fundación de las Naciones Unidas, Timothy Wirth, apoyó públicamente a las empresas eléctricas de Estados Unidos que, adelantándose a la inmovilidad de su gobierno, han decidido reducir la emisión de gases.
Ciudades estadounidenses y grandes multinacionales de varios sectores también se han propuesto, si no cumplir con los objetivos de Kioto, sí reducir drásticamente su huella de carbono.
El Foro Económico Mundial, en su edición de 2007, volvió a parecerse a las anteriores reuniones informales de Davos. Se habló de Irak, de la necesidad de que la UE logre avanzar en la construcción europea y del cambio climático.
La mayoría de los asistentes tampoco había cambiado su lugar de procedencia: Europa Occidental, Norteamérica, Japón, Oriente Medio y, a una enorme distancia, el resto del mundo. Los representantes de ONG también provienen mayoritariamente del mundo desarrollado.