¿Qué importancia tienen nuestra actitud, filosofía de vida (proyecto vital) y objetivos personales para encontrar trabajo, mantenerlo o crearlo?
Varios expertos coinciden en que la actitud es tanto o más decisiva que la formación y capacidades.
Adaptarse a la situación, encontrar trabajo y conservarlo
La incertidumbre laboral y el fin del acceso al crédito fácil influyen, de un modo u otro, sobre el proyecto de todos, incluso el de quienes, sin perder trabajo ni poder adquisitivo, se han adaptado, a menudo sin planteárselo, a la atonía general.
Cuatro expertos en empleo y desarrollo profesional escriben en Harvard Business Review sobre: cómo adaptarse a la situación actual (Andrew McAfee); consejos para encontrar trabajo (Priscilla Claman); y cómo permanecer relevantes y conservar el trabajo en una recesión (Teresa Amabile y Steve Kramer).
Saber cuándo exigir clase de pilates a la empresa
En momentos de incerteza, el mejor modo de avanzar en objetivos personales es evitar el derrotismo o el victimismo, buscando si se quiere ejemplos de excelencia en los que inspirarse, en lugar de escudarse en el fracaso colectivo para no tener que abandonar nuestra zona de confort.
El investigador de la Sloan School of Management del MIT, Andrew McAfee, explica que en momentos de paro elevado y aumento del desempleo de larga duración, quienes quieren trabajar deben hacerlo a menudo en condiciones inferiores a sus expectativas.
McAfee cita una información de CNN, en la que los nuevos empleados de una agencia de marketing explicaron al consejero delegado de la compañía que querían empezar a las 10 de la mañana o más tarde, disfrutar de comida gratis y clases de pilates en la misma oficina, así como tener un entrenador personal pagado por la empresa.
En momentos de bonanza económica y competición por el talento entre empresas, como ocurre a menudo entre las firmas más dinámicas de Silicon Valley, introducir incentivos como los demandados por los trabajadores citados por CNN puede decantar la balanza por una oferta laboral.
Pero es tanto o más importante saber leer las situaciones. Cuando la tasa de desempleo entre la Generación Y llega al 18,8% (el doble que la tasa de paro en Estados Unidos), las demandas pierden sensatez.
Un caso extremo que, según McAfee, ejemplifica la actitud de muchos jóvenes talentosos que, conscientes de que las ofertas laborales que les llegan no cumplen con sus expectativas, deciden quejarse del sistema, en lugar de adaptarse a la situación y tomar el mejor partido posible.
En un mercado laboral como el actual, Andrew McAfee recomienda a quienes se incorporan al mercado laboral:
- Aceptar la primera oferta de trabajo razonable, aunque no reconozca todo nuestro potencial ni tenga unas condiciones ideales.
- Ofrecer a la empresa un compromiso que pueda ser contabilizado (un mayor retorno de la inversión, ROE en sus siglas en inglés). Será reconocido.
- Aprovechar cualquier oportunidad para aprender nuevas habilidades.
- Aprender a servir, no sólo a dirigir.
- Ser consciente de que la autoestima se alimenta de los logros obtenidos, y no al revés.
Consejos para encontrar trabajo (o mejorarlo)
Priscilla Claman, experta en coaching, reconoce que buscar un puesto de trabajo puede ser, en un momento desfavorable como el actual, desalentador y embarazoso.
Al fin y al cabo, uno puede simplemente ser un currículum más de cientos y no llegar a ser siquiera considerado, enfrentarse a preguntas que no vienen al caso, o ser juzgado con criterios que ni siquiera entienda.
Del mismo modo, muchas personas conservan un trabajo que no les motiva o les causa frustración durante años, por el miedo a perder el puesto en un contexto económico como el actual.
Ya se trate de encontrar trabajo o mejorar la situación profesional, Priscilla Claman aporta un puñado de consejos a quienes sienten el vértigo de enfrentarse al mercado laboral actual:
- Estar preparado: nuestro currículo debe estar actualizado, ser conciso y orientado hacia donde queremos enfocar nuestra carrera. Podemos mejorarlo con consejos de nuestro círculo familiar y de amigos.
- Cambiar parte de nuestras tareas en el trabajo actual (a menudo, asumiendo más esfuerzo durante un tiempo): quienes tienen un puesto que no les motiva, pueden aprovechar la oportunidad de asumir alguna tarea adicional en la empresa actual. El esfuerzo será recompensado.
- Hacer un seguimiento de nuestra red: por ejemplo, contactar con las personas afines que han dejado la empresa, o con los que hemos coincidido en otras empresas.
- Hacer algo nuevo cada año: una actividad deportiva, un cursillo o voluntariado que nos motive, donde conocer a personas que aumenten nuestro círculo y oportunidades.
Finalmente, Priscilla Claman recuerda que, en ocasiones, cuando nos sentimos bloqueados, podemos desconectar del trabajo y reforzar las otras cosas que consideramos importantes. “Haz el trabajo. No seas el trabajo”.
Permanecer relevantes
La profesora de la Harvard Business School Teresa Amabile y el investigador independiente Steve Kramer creen que, en un momento de pánico económico e incertidumbre, el mayor activo de un trabajador son su propia iniciativa y capacidad para responder a situaciones cambiantes.
Según estos investigadores, hay tres acciones que ayudan a retomar la sensación de control sobre nuestra propia vida laboral y expectativas de futuro:
- Apoyar el progreso del equipo de trabajo. Amabile y Kramer han comprobado en sus investigaciones que las personas aumentaban su compromiso con su trabajo y se sentían más realizadas en los días que experimentaban progreso, incluso cuando el avance lo realizaba el equipo en lugar del individuo.
- Apoyar a los compañeros. Según los investigadores, “las personas que no confían en los demás raramente funcionan bien dentro de un grupo, debido a que su motivación no se convierte en productividad”. En su estudio sobre entornos laborales, Amabile y Kramer constataron que los grupos aumentan su rendimiento cuando desarrollan fuertes lazos de camaradería, respeto mutuo, y apoyo emocional recíproco.
- Avanzar a diario en el trabajo más importante. Incluso cuando este progreso es limitado, es percibido como un paso más hacia adelante.
La seriedad, la generosidad con los otros, la humildad, evitar la procastinación y progresar a diario en las tareas más importantes no sólo ayudan a permanecer relevantes en el entorno de trabajo, sino a mantener el propio trabajo. O incluso a mejorar las perspectivas laborales.
Desmontando mitos: las grandes empresas no crearán los empleos
Según los datos acumulados en las últimas décadas, las grandes y medianas empresas no crean empleo neto, sino que más bien lo destruyen (mejoras tecnológicas, reducción de costes, etc.).
Cuando se suponía que la presente crisis se dejaba atrás, Estados Unidos y la Unión Europea no crecen lo suficiente ni se ponen de acuerdo sobre la receta para crear puestos de trabajo.
Los datos históricos recuerdan que los emprendedores crean el empleo neto pero, en esta ocasión, no ha sido así.
Cuando lo público no soluciona situaciones personales
Mientras Estados Unidos (al menos, su gobierno demócrata) quiere estimular la economía con un nuevo plan de inversión pública, no ha logrado convencer a la Unión Europea de que haga lo propio. El rigor contable y la austeridad son la receta de Alemania y Francia, principales valedores de euro.
La discrepancia de los gobiernos de ambos lados del Atlántico recuerda que la recuperación económica en los países ricos desde la recesión iniciada en 2008 es demasiado tenue y, sin crédito fácil, las pequeñas empresas siguen cerrando, más que expandir su negocio. La opinión pública comprende mayoritariamente que el dinero a crédito no sale gratis.
Los trabajos verdes no tiran, de momento, del carro
Los prometidos “trabajos verdes” no han reemplazado siquiera una porción de los puestos -sobre todo ocupados por personas pobremente formadas- destruidos en sectores como el de la construcción. La gran esperanza desde 2008, crear nuevos puestos de trabajo en los sectores de las tecnologías limpias, no ha inundado de ofertas ningún mercado local, ni siquiera en Silicon Valley.
Mirando desde los centros de poder políticos y económicos, la situación no es boyante para que un recién licenciado o un desempleado de mediana edad pueda reincorporarse al mercado laboral, ni en Estados Unidos ni en Europa.
Sólo los mejor formados en sectores como el tecnológico aprovechan, sobre todo en Estados Unidos, la competición por el talento entre las grandes empresas de software e Internet, entorno donde el desempleo cae en Estados Unidos hasta el 4% (por un 9,1% de paro declarado en Estados Unidos, con un sistema de medición más flexible que el europeo).
Recapitulando:
- Las grandes empresas, algunas de las cuales amontonan dinero líquido (Apple acumulaba hace poco más dinero en caja que la Administración de su país; Google, Microsoft y otras también acumulan caja), no crean puestos de trabajo, como ha ocurrido históricamente.
- Los emprendedores no asumen su rol histórico de crear empleo neto, por falta de financiación y trabas administrativas.
- Las ofertas de “trabajos verdes”, destinadas a menudo a los trabajadores más cualificados, todavía no contrarrestan la pérdida de puestos de trabajo (sobre todo, poco cualificados).
Saber capear las dificultades de un entorno poco favorable
Cuando no existen facilidades administrativas, incentivos fiscales ni crédito fácil, los activos que prevalecen son el ingenio del individuo, su formación, su perseverancia y el apoyo de su círculo de allegados (la importante red compuesta por familiares, amigos, compañeros de estudios, antiguos compañeros de trabajo).
El paro juvenil, insostenible en Estados Unidos y la UE, alcanza cifras sonrojantes en España y se mantendrá por encima del 40% (el doble que la tasa europea) al menos durante 2011.
Como ocurre en el resto de las economías avanzadas (OCDE), el paro juvenil es muy inferior entre los mejor formados, tanto titulados universitarios (9,8% de paro, por un 20% del conjunto y más de un 40% entre los jóvenes) y los titulados con formación de posgrado (sólo el 6,7% está desempleado).
Se justifica el paro juvenil en España al abandono escolar durante los años de bonanza y trabajo fácil poco cualificado, así como al histórico desequilibrio entre formación y demanda.
Explica Vivek Wadhwa en The Washington Post que España es especialmente patosa incentivando la cultura emprendedora.
Según Wadhwa, España no tiene siquiera que mirar hacia otros países europeos o Norteamérica para emular prácticas que incentiven la cultura emprendedora, sino que bastaría con que el país estudiara los incentivos aplicados “por Chile, una de sus antiguas colonias”.
Por qué éxito y creación de riqueza son sinónimos de “pelotazo”
En España, lamenta el emprendedor argentino afincado en Madrid Martín Varsavsky, el éxito empresarial está socialmente mal visto. El enriquecimiento del emprendedor es considerado un pelotazo, algo intolerable que hay que evitar. Crear riqueza carece de prestigio social, mientras el concepto de responsabilidad limitada es mucho más opaco que en otros países.
Es más difícil profundizar, más allá de la crítica a la situación general, y aconsejar de manera concreta sobre cuáles son las mejores alternativas para reducir el paro.
Varios estudios corroboran que uno de los campos donde los emprendedores con ideas más originales pueden progresar con rapidez es el de los productos locales, especializados y personalizados. Muy relacionados con el conocimiento propio y el lugar de origen y, por tanto, difíciles de copiar por empresas de otros países a un menor precio.
Permanecer atentos a las tendencias más prometedoras
Al fin y al cabo, se abren paso tendencias como la de usuarios que prefieren acaparar pocos productos, pero de mucha calidad. Comprar poco y bueno, aunque sea caro, en lugar de acumular baratijas desechables.
El modo más rápido, curtidor y, eso sí, más arriesgado para entrar o volver al mercado laboral es autoemplearse, como autónomo o emprendedor.
Paradójicamente, tendencias actuales como el acceso ubicuo a la información, las redes sociales, el hardware de código abierto, la subcontratación voluntaria (crowdsourcing) o la financiación colectiva (crowdfunding), por citar algunos fenómenos, abren la puerta a artesanos y productores especializados de todo el mundo, que con ingenio y un precio muy inferior al del pasado puede promover y comercializar sus productos mucho más allá del entorno tradicional.
La realidad actual puede ser leída de distintos modos. Para muchos, si toleramos el riesgo y nuestro entorno personal nos apoya y comprende, es un buen momento para aprender, probar iniciativas y aprovechar la era de los inventores, en lugar de indignarse y caer en el victimismo.
Instalarse en la queja tampoco es una ocupación con futuro
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, alertaba recientemente a los miembros del Congreso, de que hay que incentivar los nuevos puestos de trabajo y la cultura emprendedora, si Estados Unidos no quiere llegar a una situación límite como la española.
Según Bloomberg, con un paro superior al 9% oficial, la clase política del país debería prepararse para revueltas. “Tenemos un montón universitarios recién graduados que no encuentran trabajo. Es lo que ocurrió en El Cairo. Es lo que ocurrió en Madrid”.
Si, por el contrario, dedicamos todo nuestro esfuerzo a culpar a las estructuras actuales de poder de todos nuestros males, nuestra situación profesional, proyecto vital (¿por qué nadie cultiva una filosofía de vida, en el sentido clásico?) no mejorarán.
Inspirarse en los mejores, conocer casos de éxito en el sector que nos interesa
Abundan los ejemplos en que emprendedores parten desde cero, a menudo sin grandes inversiones y con un gasto inicial muy limitado, procedente de ahorros o préstamos a familiares, y crean negocios viables, a menudo admirados.
Recientemente, *faircompanies ha visitado a algunos de estos nuevos emprendedores. Por ejemplo, amantes del textil de confección que se convierten en expertas en ropa local, orgánica y teñida con tintes naturales y locales, como la californiana Rebecca Burgess (consultar artículo, vídeo y fotogalería), responsable del proyecto Fibershed.
O emprendedores que innovan a partir de la riqueza tradicional, como Mónica Martínez, una artista mexicana afincada en San Francisco que ha abierto con su compañero Phil Ross un restaurante de picoteo especializado en cocina prehispánica, que combina platos y postres populares mejicanos con el creciente interés por la entomofagia, o comer insectos (consultar artículo y fotogalería), que ha suscitado interés hasta de The New York Times.
Cuando faltan la financiación y la ayuda familiar
El nuevo restaurante o “snackeria”, con el divertido nombre en Spanglish de Don Bugito, se presentó en sociedad en el Street Food Festival 2011 de San Francisco, que congregó en agosto a miles de personas en el distrito histórico de The Mission. Don Bugito, con sus platos como tacos con gusanos, fue una de las atracciones.
Rebecca Burgess y Mónica Martínez, han creado su propio puesto de trabajo y, en poco tiempo, se han convertido en la vanguardia de sus ocupaciones, con humildad, trabajo duro e ingenio.
Comienzos artesanales
No es un camino sencillo. No hay antídoto contra el fracaso. Ni crédito fácil. Pero, si en España nuestro círculo familiar nos ha avalado históricamente para comprar una vivienda o un coche, ahora tiene más sentido que nunca que, si no se cuenta con dinero propio, el acceso al crédito se dedique a un proyecto empresarial, o a combinar estudios con una ocupación parcial. Abundan los ejemplos empresariales fundados con ahorros propios, en ocasiones con un capital de inicio próximo a 0.
En Let My People Go Surfing, su autobiografía, el emprendedor Yvon Chouinard explica los inicios de la empresa que dirige, Patagonia. Él mismo creaba utensilios de escalada artesanales para aficionados al entonces deporte minoritario, pero que ganaba adeptos entre los jóvenes californianos y los vendía en la playa a surfistas, montando una parada en el maletero del coche.
Luego llegó el resto. Primero, existió el proyecto vital y, más tarde, un plan para conseguir poco a poco los objetivos.