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Tesla y Toyota trabajan en un eléctrico de 30.000 dólares

Tesla Motors y Toyota colaborarán en coches eléctricos y ya se especula sobre si el Prius del futuro tendrá algo de la empresa californiana.

En el mismo acuerdo, Toyota se compromete a comprar un pequeño porcentaje de acciones de Tesla, mientras la startup con sede en Palo Alto adquiere la planta que Toyota había cerrado hace apenas un mes en Fremont, en pleno Silicon Valley.

Elon Musk, consejero delegado de Tesla, resumía la estratégica adquisición: “la fábrica de Tesla aprovecha una combinación ideal del talento ingeniero ‘hardcore’ propio de Silicon Valley, el talento ingeniero tradicional del automóvil y el contrastado sistema de producción de Toyota”.

Tesla Motors destaca la capacidad tecnológica y de producción de la planta, que será usada para fabricar primero el sedán Model S, aunque la posibilidad de producir hasta 500.000 unidades al año confirma que llegarán nuevos modelos, entre ellos un compacto íntegramente eléctrico que se vendería no sólo en Estados Unidos, sino en Japón, Europa y el resto del mundo.

El fabricante del Tesla Roadster no está interesado en fabricar sólo coches de altas prestaciones y quiere competir en Estados Unidos con el Chevrolet Volt o el propio Toyota Prius, mientras los compactos más vendidos de las marcas europeas podrían tener a medio plazo un rival totalmente eléctrico y concebido en Silicon Valley, un guión más propio de la industria de las tecnologías de la información que de la automovilística.

No en vano, la presencia de Tesla Motors en el Salón del Automóvil de Madrid confirma el interés de la empresa por el mercado europeo y español.

La inventora de los híbridos piensa también en eléctricos

Quienes se preguntaban por qué Toyota, pese a dominar el mercado de vehículos híbridos, no había anunciado planes sobre ningún vehículo íntegramente eléctrico, ahora tendrán más pistas sobre los planes de la empresa japonesa en Estados Unidos y el resto del mundo, tras el acuerdo con Tesla Motors.

Toyota y el fabricante de coches eléctricos de Silicon Valley que, de momento, vende sólo el superdeportivo Tesla Roadster, aunque acepta reservas para el vehículo sedán Tesla Model S, colaborarán en futuros vehículos eléctricos, con la atención centrada en el segmento de coches compactos de altas prestaciones.

Elon Musk explicaba al corro de periodistas que espera crear un coche con un precio en torno a 30.000 dólares (24.000 euros), que dado el ADN de la compañía, se traduciría en un competidor del Volkswagen Golf, el Mini, el también eléctrico (y esperado) Nissan Leaf o el Ford Focus, que también tendrá versión eléctrica.

El acuerdo incluye, además, la compra por parte de Toyota de 50 millones de dólares en acciones de la startup californiana, que se haría efectiva cuando Tesla saliera a bolsa.

Un acuerdo con contenidos reales

El anuncio parece ir en serio y difícilmente puede catalogarse como un ejercicio de marketing realizado por ambas compañías para lograr el beneficio mutuo (por un lado, Toyota desvía la atención de sus recientes problemas de averías en sus vehículos con una información positiva; por otro, Tesla Motors refrendaría la validez de su apuesta industrial íntegramente eléctrica, dado el tamaño y solvencia del socio anunciado).

Pese al incidente global que ha afectado a sus vehículos en todo el mundo y ha afectado la imagen y los resultados de la compañía, Toyota continúa estando entre los mayores fabricantes del mundo (Volkswagen le habría superado en la primera posición mundial) y su posición en mercados como el estadounidense y el japonés permiten a la empresa introducir nuevos paradigmas de automóvil a las masas.

Tesla es consciente de su prestigio entre el público “geek”, pero su sedán Model S y, sobre todo, un hipotético futuro modelo compacto se beneficiarían de la fuerza comercial de Toyota entre el público medio.

El Toyota Prius continúa siendo el híbrido más vendido y su éxito dio pie a un nuevo mercado compuesto por modelos que combinan motor de combustión y eléctrico, muchos de los cuales se renuevan ahora con baterías enchufables y recargables por el propio usuario.

Validando el potencial masivo del coche eléctrico

La rueda de prensa que anunciaba el acuerdo estratégico muestra el interés real de ambas compañías en el acuerdo: en la sede de Tesla en Palo Alto estaban presentes el presidente de Toyota, Akio Toyoda; el consejero delegado de Tesla, Elon Musk; y el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

Los a menudo soporíferos discursos realizados por dirigentes corporativos en eventos de esta naturaleza fueron paliados por el escenario, en el corazón de Silicon Valley, y los valores que pretenden representar tanto Tesla como Toyota.

Tesla se ve como un representante natural del entorno innovador de la zona en la tradicionalmente monolítica industria del automóvil, una imagen refrendada por quienes han apoyado a la startup con capital riesgo hasta el momento, entre ellos Sergey Brin, Larry Page, Capricorn Management, Compass Technology y JPMorgan, entre otras personalidades y firmas.

La empresa tampoco ha tenido problemas para conseguir un préstamo de 465 millones de dólares a bajo interés otorgados la Administración Obama, parte de las ayudas a tecnologías limpias (y no al plan de salvamento de la industria del automóvil) del actual Gobierno de Estados Unidos.

Sin olvidar que, en mayo de 2009, Daimler (propietaria de Mercedes-Benz y Smart) compró el 10% de las acciones de la startup californiana, a cambio de acceso al desarrollo tecnológico de las baterías de altas prestaciones de Tesla y de los trenes de los vehículos.

Por otro lado, Toyota quiere recuperar el brillo corporativo que su filosofía industrial, apoyada en la filosofía japonesa “kaizen” (mejora perpetua, idea similar a los preceptos de beta perpetua de la Web 2.0), había logrado hasta que averías en millones de sus coches hayan quitado lustre al toyotismo. También le interesa mantener a una legión de clientes fieles, concienciados con la sostenibilidad y con poder adquisitivo que, en Estados como California, estarían dispuestos a sustituir su Prius híbrido por un modelo con similares prestaciones, aunque íntegramente eléctrico.

Olvidar los últimos trimestres

Elon Musk: “Toyota es una compañía fundada sobre la idea de innovación, calidad y compromiso con la movilidad sostenible. Es un honor y un apoyo poderoso a nuestra tecnología que Toyota haya elegido invertir en un socio como Tesla. Esperamos aprender mucho de Toyota y poder beneficiarnos de su legendaria ingeniería de fabricación”.

Obviamente, Musk no se acordó en el discurso de la llamada a revisión de millones de coches en todo el mundo, de los cuales 400.000 son modelos híbridos, entre ellos el Prius, y 1,8 millones de vehículos sólo en Europa.

Akio Toyoda, presidente de Toyota, apeló durante la presentación del acuerdo al -ahora puesto en entredicho- brillo industrial del fabricante, que ha sido emulado por otras empresas de distintos sectores. “He sentido que se abren posibilidades infinitas con la tecnología de Tesla y su dedicación a lo que llamamos ‘monokuzuri’ (o método de desarrollo industrial de Toyota)”.

Diversificación industrial con trabajos de cuello verde

La recuperación económica se ha consolidado en Estados Unidos en los últimos trimestres, antes que en Europa y, sobre todo, antes que en España. Pero, a diferencia de la salida de anteriores recesiones, la presente mejora de la situación económica no está generando la ocupación esperada.

En California, la mayor economía de Estados Unidos, hay 5 condados que tienen una tasa de desempleo superior al 20%, como ocurre en España. En enero de 2010, el paro en el Estado ascendía al 12,5%, una cifra astronómica para los estándares estadounidenses.

Con estos datos en su oficina de Sacramento, no extraña que el gobernador de California, el republicano Schwarzenegger, se mostrara especialmente interesado, durante la presentación del acuerdo entre Tesla y Toyota, del impacto económico que la reapertura de la planta automovilística de Fremont, cerrada recientemente por Toyota, tendrá sobre la zona, en detrimento de otras poblaciones que cortejaban a la compañía, como Downey y Long Beach, en Los Ángeles.

Pero los trabajos de “cuello verde” creados por Tesla en Fremont, Silicon Valley, unos 1.000 próximamente de alrededor de 2.000 en los próximos años, según las previsiones de la compañía, sustituirán a la baja los 4.700 puestos de trabajo destruidos tras el cierre de la planta por Toyota el pasado abril. Una muestra paradigmática del mayor dinamismo del mercado de trabajo estadounidense, a las duras y a las maduras.

Ya hay planta para el Tesla Model S

La planta que Tesla adquiere a Toyota, conocida hasta ahora como NUMMI (New United Motor Manufacturing) será usada para fabricar el sedán Tesla Model S, cuyas primeras unidades saldrán de la factoría en 2012.

La planta de Fremont, con capacidad para producir 500.000 vehículos, lo que habla de las expectativas de Tesla tras su acuerdo con Toyota, empezará produciendo 20.000 unidades anuales del Model S, cuyo modelo básico, con ayudas estatales incluidas, se venderá a partir 49.900 dólares y tendrá una opción de batería con una autonomía superior a 480 kilómetros (cercana a la distancia que separa las zonas metropolitanas de Madrid y Barcelona), que podrá recargarse hasta el 80% en unos 30 minutos a través de la opción de carga rápida QuickCharge.

El acuerdo con Toyota viene bien estratégicamente para ambas compañías: credibilidad industrial y buen precio en una factoría solvente para Tesla; una cierta savia nueva, tecnológica y de marca, a un gigante que busca la salida a la mayor crisis de credibilidad que ha tenido en toda su historia, tras una llamada a talleres por piezas defectuosas que ha afectado a millones de vehículos. Como se ha comentado, Tesla quiere ser más como Toyota, y Toyota como Tesla.

Pero el acuerdo, sobre todo, ratifica la tecnología eléctrica como la sustituta del motor de combustión y del segmento de híbridos, dominado por Toyota. Y aporta un dato que será mirado con interés por ingenieros, inversores, usuarios y startups de todo el mundo: Elon Musk ha confirmado que Tesla trabaja en un modelo compacto íntegramente eléctrico con aire deportivo, a un precio de 30.000 dólares, o 24.000 euros. Si Toyota se ha acercado a escucharlo, hay que tomárselo, afortunadamente, muy en serio.

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