Nos
preguntamos si es adecuado estimular la economía y el consumo
de los hogares incentivando la compra de vehículos a motor, cuando los
modelos eléctricos no están todavía en los concesionarios.
No obstante,
cada vez hay más países que subvencionan directamente la compra de
coches. El último país en sumarse es Estados Unidos, donde todavía se
fabrica y vende el mayor porcentaje de vehículos del mundo.
Eso
sí, la industria del automóvil, una de las más afectadas por la
recesión, muestra un paso decidido hacia una dirección concreta: coches
más pequeños, eficientes y con tecnologías menos dependientes de
combustibles fósiles. Se apuesta por motores turbodiésel menos contaminantes;
vehículos híbridos; y -lo que parece la apuesta futura de la industria-, por
vehículos eléctricos.
Mientras el coche eléctrico se convierte
en una realidad económica y técnicamente viable, algo que está
ocurriendo, varios gobiernos, incluidos los de la Unión Europea y Estados Unidos, han lanzado programas de ayudas para
incentivar la venta de los vehículos que los fabricantes ofertan
actualmente en los concesionarios.
Los vehículos de gasolina -y también
diésel en Europa- siguen predominando, pero las ofertas de modelos
híbridos e incluso eléctricos ganan cada vez más espacio.
El tirón comercial del nuevo “Pious”
El
nuevo Prius de Toyota, vehículo estandarte de la gama de híbridos
actual, debe aprovechar sólo la imagen construida por las dos
generaciones anteriores del modelo para justificar su fama con ventas.
Tanto es así que el coche aparece parodiado en series como South Park,
donde lo bautizaron como Pious, o “Pío”, en alusión a la supuesta
ñoñería ecologista que muestran sus compradores, según la serie, algo
que gustó tanto al bloguero Michael Arrington que sigue llamando así al
vehículo de Toyota.
Parece que el reinado del Prius sobre los
consumidores aparentemente más preocupados por el medio ambiente irá
esta vez más allá de la Costa Oeste de Estados Unidos, donde es uno de
los utilitarios más populares: de momento, la marca tiene problemas
para incrementar su ritmo de producción y adaptarse así a las
previsiones de demanda debido a la falta de baterías.
Mientras tanto el público japonés se ha decidido finalmente a
comprar el coche tras sus reticencias con el diseño de los modelos
anteriores. En julio de 2009 se vendieron en Japón un 392%
más de Prius que en el mismo mes de 2008,
un incremento tan acusado que se plasma gráficamente en una línea más
cercana a un ángulo recto que a una parábola.
La lista de espera
para adquirir un Prius en Japón alcanza los 10 meses, debido en parte
al límite de producción impuesto por Panasonic EV Energy, proveedor de
las baterías: sólo pueden producir 500.000 por año.
“Cash for Clunkers”
En
Estados Unidos, el nuevo Prius no es el único coche que aumenta sus
ventas debido al éxito del programa federal para incentivar la compra
de vehículos nuevos, Cash for Clunkers (dinero a cambio de, literalmente, cacharros), que
subvenciona cualquier nueva compra que incluya la entrega del vehículo
usado y el coche adquirido consuma a partir de 4 mpg (millas por galón)
menos de combustible.
Para los consumidores que cambian una
anticuada camioneta pick-up (SUV) por un eficiente modelo compacto, la
subvención puede alcanzar hasta 4.500 dólares.
El 12 de agosto
pasado, apenas dos semanas de que el esquema de ayudas fuera
aprobado, el 83% de los 316.189 coches viejos aportados
por los participantes en el programa eran camionetas, con mayores
dimensiones y mucho menos eficientes en el consumo de combustible que
los vehículos compactos.
Los críticos con el programa argumentan
que su benevolencia con respecto a las emisiones y la eficiencia de los
vehículos adquiridos (sólo se obliga a adquirir un coche más eficiente
en unas determinadas proporciones al modelo aportado) hace que el
programa ayude sobre todo a quienes ya tenían pensado comprar un coche.
El conservadurismo del programa Cash for Clunkers permite
subvencionar la adquisición de vehículos con una autonomía de
combustible de 22 mpg, 5 mpg menos que las 27 mpg de media que deberán
conseguir como mínimo los coches a la venta tras la entrada en vigor de
la nueva regulación estadounidense sobre la materia, ya aprobada.
Sea
como fuere, el esquema parece funcionar, si atendemos a los coches
aportados (mayoría aplastante de camionetas SUV) y los adquiridos
(mayoría de vehículos compactos) por los compradores durante las 2
primeras semanas del programa
Cash for Clunkers:
10 vehículos más aportados (dato interesante:
se trata de modelos y vehículos todo terreno fabricados por los Big
Three, lo que dice mucho de la política comercial seguida por Detroit
en las últimas décadas):
- Ford Explorer 4WD
- Ford F150 Pickup 2WD
- Jeep Grand Cherokee 4WD
- Jeep Cherokee 4WD
- Dodge Caravan/Grand Caravan 2WD
- Ford Explorer 2WD
- Chevrolet Blazer 4WD
- Ford F150 Pickup 4WD
- Chevrolet C1500 Pickup 2WD
- Ford Windstar FWD Van
10 vehículos nuevos más comprados (mayoría de vehículos compactos y sedán):
- ToyotaCorolla
- Ford Focus FWD
- Honda Civic
- ToyotaPrius
- Toyota Camry
- Hyundai Elantra
- Ford Escape FWD SUV
- Dodge Caliber
- Honda Fit
- Chevrolet Cobalt
Este
subsidio directo, criticado por grupos ecologistas por su poca ambición
en el establecimiento de límites de emisiones, ha estimulado las ventas.
Las
ventas de coches y camionetas aumentaron para Ford un 9% en julio, en
comparación con el mismo mes de 2008. GM y Chrysler mostraron mejoras
más modestas, aunque al menos frenaron el decline en las ventas de su
actual oferta de vehículos.
GM vendió en julio un 19% menos de
vehículos que en el mismo mes de 2008, mientras las ventas de Chrysler
se redujeron un 9,4%; pero las dos firmas, actualmente en
reestructuración tras declararse en bancarrota, habían mostrado
descensos muy superiores en los meses anteriores, de entre el 40% y el
50%.
Bill Clinton aprovechó una de sus últimas comparecencias
públicas, en el National Clean Energy Summit, para sugerir que el
programa aprobado por la administración Obama debería haber ido más
allá y haber estimulado la compra de coches eléctricos.
Clinton no dio muchos más detalles sobre su idea “EVs for
Clunkers” (intercambio de coches eléctricos por chatarra), pero dejó
claro que el programa de ayudas era, en su opinión, demasiado permisivo.
Ayudas para el presente, ayudas para el futuro
Las
subvenciones a la industria del automóvil no contentan a nadie en
Estados Unidos: demasiado gasto para la retórica republicana; ayudas
que no favorecen agresivamente la compra de coches más pequeño y
eficientes, según los grupos ecologistas y algunos sectores demócratas;
y una inversión tímida, según los fabricantes.
Pero, al mismo
tiempo que el secretario de Transporte, Ray LaHood, anunciaba los
incentivos para la compra de vehículos, Obama anunciaba
en una visita a Indiana 2.400 millones de dólares en préstamos para el
desarrollo de baterías y coches eléctricos,
así como sus destinatarios: varias empresas con departamento de
investigación en Estados Unidos, muchas de ellas startups con apenas un
puñado de trabajadores.
Hasta 48 proyectos distintos se
beneficiarán de estos préstamos: 1.500 millones de dólares serán
destinados a los fabricantes con sede en Estados Unidos que produzcan
baterías para vechículos eléctricos y sus componentes; 500 millones de
dólares serán repartidos entre los fabricantes de tecnologías de
tracción eléctrica como motores eléctricos, circuitería y otros
componentes; 400 millones serán destinados a comprar miles de vehículos
híbridos con enchufe para la recarga manual, así como coches
íntegramente eléctricos, para realizar pruebas en decenas de
localizaciones distintas.
Entre los principales agraciados de
las ayudas, destacan Johnson Controls, A123 Systems, General Motors,
Ford, Chrysler, Compact Power y Electric Transportation Engineering
Corp. (ETEC).
Esperando a dos anunciadísimos eléctricos
De
estar ya a la venta, el sedán Model S de Tesla, cuyo modelo con
mayores prestaciones incorporará una batería con una autonomía de 300
millas (480 kilómetros) con una sola carga, no resultaría tan caro para
el comprador medio, tras entregar un coche usado y aplicar la mayor
rebaja posible establecida por el programa de ayudas, 4.500 dólares.
Aplicando
el descuento al precio base del coche (49.900 dólares), el coste
asciende a 45.400 dólares. Al cambio actual, 31.681 euros. Dadas las
prestaciones, el diseño y las
características técnicas del vehículo, así como su nula
contaminación si es recargado con una fuente eléctrica renovable, el
precio parece más que razonable.
Muchos vehículos compactos, más
contaminantes y mucho menos atractivos que el Model S, tienen un precio
superior; y sí, muchos de estos vehículos son europeos.
Viendo
las posibilidades que comportaría para el consumidor un mercado
dominado por vehículos tales como el propio Model S o el Chevrolet
Volt, la alternativa eléctrica de GM, que según la marca de Detroit
tiene una autonomía en ciudad y con una sola carga de 230 mpg
(una barbaridad,
sobre todo si se tiene en cuenta que el nuevo Prius alcanza sólo las 50
millas por galón), la idea de Bill Clinton de subvencionar la compra de
coches eléctricos toma sentido.
Mientras tanto, Nissan, otro de
los grandes fabricantes que ha apostado decididamente por el desarrollo
de eléctricos, asegura que su anunciado eléctrico, el Leaf,
tendrá una eficiencia equivalente a las 367 mpg. Es decir: según los
cálculos de la Agencia de Protección Ambiental, EPA, de Estados Unidos,
el coche es capaz de circular 500 kilómetros con la carga eléctrica
equivalente a la energía de un galón de gasolina (poco más de tres
litros de combustible). 3 litros cada más de 500 kilómetros. No está
mal.
Son números que claman a la clase política nuevas ayudas,
en esta ocasión exclusivas para la compra de eléctricos, una vez los
principales modelos destinados al mercado de masas lleguen al mercado.
El período comprendido entre finales de 2009 y 2012 será digno de
seguimiento. Veremos si ha llegado el momento del coche eléctrico.