Esta ciudad de la Costa Oeste canadiense cuenta con un carácter abierto y ecologista, lo que ha llevado a acuñar el término “vancouverismo” como sinónimo de lucha contra la decadencia de los centros urbanos y la extensión urbana incontrolada.
Vancouver es una de las ciudades más avanzadas del mundo, según la ONU. Asomada al Pacífico, cuenta con una importante e integrada minoría asiática y muy cercana la ciudad estadounidense de Seattle (una de las urbes más progresistas de Estados Unidos), con la que también comparte el carácter austero e industrioso. Un carácter favorecido por un clima oceánico, frío y lluvioso.
Su índice de desarrollo humano, más relacionado con la calidad de vida y la felicidad de la población que el artificial y arcaico PIB por persona, es de los más desarrollados del mundo, algo que comparte con Canadá, siempre a la cabeza entre los países más desarrollados del mundo.
Vancouver cuenta también con un entorno natural privilegiado, donde todavía es posible divisar grandes osos grizzlie, y el respeto por la naturaleza de los habitantes de la ciudad es sencillo de entrever: simplemente, la naturaleza, todavía relativamente briosa para la importancia de la urbe, llega hasta las puertas de la ciudad.
La ciudad del Pacífico canadiense, que acogerá los Juegos Olímpicos de invierno en 2010, también es cuna de Greenpeace, del Foro Urbano Mundial y de personalidades como el ecologista David Suzuki.
Vancouver quiere aprovechar el impulso de la celebración de los futuros Juegos Olímpicos para dar un salto cualitativo en sostenibilidad, más allá de la ya remarcable concienciación ecológica de muchos de sus habitantes.
Se planea construir lo que ha llamado una comunidad sostenible de 32 hectáreas en una ensenada, denominada False Creek, que funcionará como villa olímpica y más tarde se integrará como otro barrio de la ciudad:
- Todas las edificaciones de False Creek estarán diseñadas para potenciar al máximo el ahorro de agua y energía.
- Se emplearán siempre que sea posible materiales locales, reciclados y reciclables.
- Vancouver está situada en Norteamérica, donde la dependencia del automóvil es todavía mayor que en Europa y el transporte público adolece en calidad y cantidad cuando es comparado con el europeo. La ciudad intentará cambiar esta realidad subyacente con la limitación de las plazas privadas de aparcamiento en el nuevo barrio. Los aparcamientos, además, se venderán por separado y no junto a las viviendas, con lo que se pretende desincentivar el uso del coche. El transporte público y la bicicleta son las apuestas de Vancouver.
- False Creek combinará edificios privados y aparcamientos con edificios públicos, imitando los cascos urbanos europeos y huyendo del modelo norteamericano de “downtown” (lugar para los negocios, donde se sitúan empresas, organismos públicos y oficinas) y suburbios (la zona residencial). De este modo, también se pretende potenciar el paseo a pie por la ciudad.
Asimismo, Vancouver potencia desde hace años los trayectos a pie, el uso de la bicicleta y el empleo, cuando sea posible, del transporte público para realizar los desplazamientos por la ciudad.
La ciudad canadiense también realiza modificaciones en todos los edificios públicos para aprovechar la energía de un modo más eficiente.
Finalmente, el consistorio emplea coches híbridos y biodiesel, además de reutilizar el metano generado en los vertederos de la ciudad para calentar invernaderos y generar electricidad.