Las ciudades del mediodía europeo se sirven del uso intensivo de los equipamientos, públicos y privados, para conciliar la convivencia de intereses y experiencias personales en un mismo espacio. El proyecto arquitectónico Edificio 111 se sirve de esta filosofía ancestral.
Edificio 111, un complejo de viviendas de protección oficial a las afueras de Barcelona, se asemeja a la interpretación contemporánea de los palacios surgidos del Renacimiento. No es accidental.
Los arquitectos Eva Prats y Ricardo Flores asumieron el reto de reinterpretar los rasgos atemporales de los edificios renacentistas. Para ello, viajaron a Florencia y, entre otras actividades, tomaron las medidas exactas de fachadas y elementos estructurales de los palacetes Pitti y Strozzi.
Los residentes del Edificio 111 viven en apartamentos con un tamaño poco palaciego, 55 metros cuadrados (590 pies cuadrados), pero el diseño de la comunidad pretende fundir el espacio personal con el comunitario.
“Tu casa no sólo es el piso, sino también el vestíbulo, la plaza, los bancos y árboles, la fuente y el resto de elementos hasta que llegas a la calle”, explica Flores. “El espacio comunitario es también tuyo, donde te encuentras con otros vecinos y los niños juegan”.
Para aumentar la sensación de comunidad, los arquitectos han situado todas las habitaciones privadas (dormitorios y lavabos) al margen del patio, para que sean las habitaciones con un carácter social, más público (salas de estar y comedores), las que se orienten a la plaza.
En este vídeo, Ricardo Flores explica el proceso de fusión entre lo público y privado en Edificio 111, en la exposición Mirades Creuades (Miradas Cruzadas).
[Photos por Duccia Malagamba (exteriores) y Adria Goula (interiores)].