Avanzamos las que -creemos- serán las principales tendencias del ámbito más dinámico y creativo de la arquitectura contemporánea: la frontera de la arquitectura “micro”, desde casas pequeñas a abrigos y refugios sobre ruedas o “para llevar puestos“.
Como si de una startup o proyecto de “desarrollo ágil” se tratara, la arquitectura más reducida busca la versión o producto mínimo viable en la dialéctica entre el “hazlo tú mismo” (DIY) y la construcción modular, entre el minimalismo y la alta tecnología.
“Hackeando” nuestro espacio más inmediato
Programadores, arquitectos reconocidos y noveles, entusiastas del “hazlo tú mismo” y emprendedores, experimentan con su entorno físico inmediato para lograr los espacios para vivir, divertirse y trabajar más económicos, apetecibles, dinámicos, inspiradores.
Y, si en el mundo de Internet funcionan los estándares abiertos, la experimentación y la iteración incremental hasta lograr los objetivos en el menor tiempo y con la menor cantidad de recursos, ha llegado el momento de aplicar -creen muchos de estos innovadores- ideas similares a la arquitectura y la construcción.
Qué mejor segmento para probar cualquier idea que el de las cabañas, chozos, microespacios, autocaravanas, tiendas, prendas de ropa transformables, edificios modulares.
Lo pequeño también puede ser hermoso (y conveniente)
Siguiendo la tesis de E.F Schumacher, lo pequeño también puede ser hermoso, y los “millenials” más creativos crean y comparten como nunca antes sus esbozos, diseños preliminares, maquetas y prototipos de microcasa.
En un entorno por definición heterogéneo y descentralizado, se entrevén, no obstante, varias tendencias consolidadas, que parten de un concepto de arquitectura compartido por distintas culturas a lo largo de la historia: los edificios son creados en un entorno y pensando en el uso que harán sus moradores.
Cuestiones sobre las tendencias en casas pequeñas y arquitectura
La televisión estadounidense sigue con interés una de las temáticas sociales que más interés ha suscitado en los últimos tiempos: las viviendas pequeñas y su relación con el entorno inmediato.
Dado el papel preponderante de los documentales y vídeos de Kirsten Dirksen, así como de los artículos de *faircompanies, en el fenómeno conocido con cierta sorna “houseporn” (o interés cuasi morboso por saber cómo viven ciudadanos de a pie, sobre todo aquellos haciéndolo en casas pequeñas), la televisión estadounidense nos vuelve a preguntar sobre el llamado “movimiento de las casas pequeñas“.
En esta ocasión, la periodista de CNBC-NBC Linda Fererico-O’Murchu nos pregunta cuáles serán, en nuestra opinión, las tendencias que propulsarán el mercado residencial en los próximos años, en concreto en una de sus “fronteras”; viviendas y otros espacios “micro” que puedan usarse como refugio o incluso como primera residencia.
Autosuficiencia financiera y bienestar más allá de posesiones
El interés no es peregrino. Las casas pequeñas se engloban en un fenómeno más amplio, propulsado por la crisis económica iniciada en 2008, la flexibilidad otorgada por Internet y cambios profundos en la economía que propulsan el llamado acceso flexible al bienestar.
Dada la precariedad laboral de muchos jóvenes, se extiende el uso bajo demanda como alternativa a la compra a crédito, y las viviendas pequeñas son una alternativa más para reducir la dependencia financiera.
(Imagen: Tvergastein, la cabaña de retiro introspectivo en la cima de un otero del filósofo noruego Arne Næss; fotografía de David Rothenberg)
En este contexto, los espacios “micro”, desde apartamentos a cabañas, casitas sobre ruedas, autocaravanas o incluso tiendas, estrenan posición en el mundo arquitectónico y se convierten en su innovadora y alternativa frontera, tal y como predijeron a finales de los 60 los impulsores de la contracultura, la informática personal y la ética hacker en zonas como la Bahía de San Francisco, sirviéndose de publicaciones como Whole Earth Catalog y, posteriormente, de los libros editados por Shelter Publications, editorial fundada por Lloyd Kahn.
Ética hacker, contracultura y pioneros de las casas pequeñas
Lloyd Kahn, que había sido experto sobre arquitectura en el propio fanzine Whole Earth Catalog, definido por Steve Jobs como “el Google de los 60”, se mantiene atento a las últimas tendencias en arquitectura y edita varios libros sobre viviendas pequeñas, viviendas sobre ruedas y más.
Muchas de las ideas más futuristas sobre casas flexibles, prefabricadas, adaptables, sobre ruedas, modulares, etc., conservan no sólo ecos de ideas y teorías formuladas por el futurista Buckminster Fuller, o por el arquitecto organicista Frank Lloyd Wright, sino que se retrotraen hasta el origen mismo del concepto de “casa”, “refugio” o “abrigo”.
Partiendo del mínimo común denominador: “oikos” (casa) + “logos” (estudio)
Peder Anker, profesor de arquitectura y ecología de la Universidad de Nueva York, es uno de los pioneros en estudiar los abrigos humanos explorando las fronteras de lo que históricamente hemos denominado casa.
Para Peder Anker, dados los retos sociales y medioambientales del nuevo siglo, así como el ascenso de las populosas clases medias de los países emergentes, los conceptos de prosperidad y bienestar deberán adquirir atributos menos materiales.
El mismo concepto de “abrigo” o “casa” también se desmaterializa, con un acceso cada vez más flexible al bienestar y una economía del estatus que dependerá cada vez menos del tamaño y número de cosas alineadas frente a nuestro jardín o en nuestra declaración de bienes.
Más allá del estatus social de la vivienda
La arquitectura ya no estudia sólo el edificio y su entorno, la vivienda y lo circundante, sino que recupera las poéticas menciones de su primer estudioso, Marco Vitruvio, a los abrigos más humildes (la “cabaña primitiva“), que el arquitecto romano equiparó en belleza y significancia al propio ideal arquitectónico occidental: el templo griego clásico.
Los abrigos humanos, para Peder Anker -y, dos milenios antes que él, también para Marco Vitruvio-, expresan mucho más que un título de propiedad y la materialización de una serie de normas inscritas en un código de edificación local.
En su artículo de 2003 La cabaña del filósofo y la vivienda de la naturaleza, Peder Anker estudia la utilidad y simbología de la vivienda o abrigo humano antes de que se convirtiera en el principal símbolo de riqueza de las sociedades agrarias.
Asomándonos a lo circundante desde nuestro “chozo”
El punto de partida del artículo de Anker es el origen etimológico de “ecología”: oikos (casa en griego clásico) y logos (disciplina, estudio). El ser humano, desde su refugio, sea cual sea la naturaleza de éste, observa el universo. El entorno desde el abrigo.
La propia filosofía presocrática, de temática panteísta, se dedicó a estudiar y tratar de responder grandes cuestiones sobre el universo. Los presocráticos separan al “logos” de la mitología y es entonces cuando empieza la ciencia occidental.
Los atomistas, por ejemplo, afirmaban que el universo está compuesto por partículas esenciales -que llamaron átomos- en constante movimiento, enfrascadas en un proceso eterno de creación y destrucción; y vacío.
La ciencia moderna confirmaría la hipótesis de estos primeros estudiosos occidentales que se observaban lo circundante -el universo conformado por todo y relacionado con el propio individuo, según el panteísmo- desde su espartano refugio.
La casa pequeña de los presocráticos
Los presocráticos imaginados por los estudiosos posteriores, a partir de Sócrates y sus discípulos, fueron los primeros “ecologistas” en el sentido etimológico más estricto del término; los primeros estudiosos racionales que separaron mitología del estudio del “logos” y lo hicieron desde su punto de vista, su “oikos” o morada, tanto física como conceptual.
(Imagen: el científico, ambientalista y filósofo estadounidense Aldo Leopold ante su casa)
El origen del término “ecología” y su relación con una descripción del mínimo común denominador de refugio humano (lo que Marco Vitruvio llamó “cabaña primitiva”) es también el marco de referencia para la nueva arquitectura, que se asocia con otras disciplinas para ir más allá de la definición convencional de edificio, vivienda, refugio.
Arquitectura orgánica
Los arquitectos más innovadores de mediados del siglo XX, con Frank Lloyd Wright en cabeza, recuperaron la teoría arquitectónica que, desde Vitruvio, ha relacionado los templos clásicos griegos con las primeras viviendas humanas.
En estas primeras viviendas, a menudo provisionales y/o transportables para acompañar el tránsito de los pueblos nómadas, una viga horizontal soportada sobre tres troncos servía como estructura desde la que partía, en diagonal, una techumbre a dos aguas.
Frank Lloyd Wright, impulsor de la arquitectura orgánica, creía que los edificios modernos debían recuperar la esencia de los primeros chozos,
- fomentando la utilidad del edificio para los moradores;
- integrando el edificio con el entorno (y no adaptando el entorno al edificio);
- y realzando los elementos estructurales, desde vigas a pórticos.
Como el resto de arquitectos orgánicos, Frank Lloyd Wright no supeditaba el estilo de ningún edificio a corrientes arquitectónicas previas, rechazando -como el resto de arquitectos de la corriente moderna de mediados del siglo XX- los ejercicios estéticos sin sentido estructural.
Anteponer la tradición de la naturaleza a cualquier otra
Para Frank Lloyd Wright, no hay formas fijas en la arquitectura ni tradición que deba atar al arquitecto. No hay que ensalzar, decía, “ninguna forma preestablecida sobre nosotros, sea pasada, presente o futura, sino ensalzar las sencillas leyes del sentido común”.
El emplazamiento, los materiales y las dimensiones se supeditaban sólo al propósito del edificio y su relación:
- tanto con el uso que le otorga su morador;
- como con el entorno, lo circundante (recuperando la reflexión del profesor Peder Anker sobre el origen etimológico de “ecología”: asomarse al universo desde la conciencia humana, u observar el entorno desde la propia morada).
“¿La forma sigue a la función?”, se preguntaba el arquitecto estadounidense en 1939. “Sí, pero lo que importa más ahora es que la forma y la función son una”.
Forma y función en el ideal de cabaña
Frank Lloyd Wright usó la idea de la “cabaña primitiva” mencionada desde Marco Vitruvio para diseñar varios de sus proyectos, en los que evitó adornos y superficialidades que no conformasen el espacio habitable, el techo y los cimientos.
Asimismo, el arquitecto estadounidense trató de aprender de las tradiciones estéticas y arquitectónicas que consideraba más universalizables, al estar desprovistas de barroquismo y juegos estéticos superfluos:
- se interesó por el parco ideal estético tradicional japonés, relacionado con la transitoriedad de la naturaleza, la aspereza y sencillez rústica de los materiales y diseños que trascienden las modas y podrían evocar tanto épocas ancestrales como futuristas; coleccionista de dibujos japoneses, Frank Lloyd Wright conocía a fondo la ligereza y modularidad de las casas de té y su proporcionalidad, contada en número de tatamis;
- a la vez, se sirvió la naturaleza con una intuición panteísta similar a la de los arquitectos escandinavos coetáneos, como el finlandés Alvar Aalto. Materiales, orientación, iluminación, ventilación, terrazas y patios interiores…
Marcos de referencia y lenguajes de patrón
Las nuevas fronteras y tendencias de la arquitectura se acercan al entorno desde estructuras esenciales y minimalistas pensadas para su uso, y no por el bien de ninguna tradición.
Exploran, por tanto, la relación entre “oikos” y “logos”, una “ecología” que, en palabras de Frank Lloyd Wright, no antepone ninguna “tradición” a la gran TRADICIÓN.
(Imagen: el gallinero reconvertido en cabaña de escritor por Aldo Leopold; aquí concibió A Sand County Almanac)
La arquitectura orgánica es precursora de las tendencias en viviendas mínimas con vocación experimental y transgresora, al desprenderse de la pesada herencia “occidental” y optar por un “lenguaje de patrón” o método compuesto por piezas o “conceptos” que se comportan como lenguaje universal.
Cuando los orígenes y el futuro de la arquitectura se tocan
Gracias a este flexible lenguaje de patrón, la arquitectura orgánica:
- se sirvió del esencialismo de la cabaña primitiva, tan próximo a la arquitectura griega clásica, pero también a la arquitectura escandinava contemporánea;
- y lo conjugó con el ideal estético irregular, áspero, ligero y transitorio de la arquitectura oriental, relacionado con conceptos como el ideal estético japonés wabi-sabi o, en el taoísmo chino, el propio concepto de “tao” (flujo de la naturaleza contra el que no se puede construir).
La interrelación entre persona, hogar y entorno explica el contenido racional -más allá de su explicación “esotérica”- de sistemas estéticos orientales que combinan panteísmo con adaptación al medio: feng shui en China, wabi-sabi en Japón, vastu shastra en India, etc.
1. Vuelve la cabaña minimalista como refugio espiritual
Peder Anker, experto en historia de la ecología aplicada al diseño y la arquitectura, cree que la cabaña sencilla es mucho más que una vaga metáfora de nuestro estudio y apreciación por el entorno.
Para ello, Anker menciona el papel de cobijo espiritual que tuvo el chozo espartano en las convicciones panteístas de tres pensadores ecologistas:
- la cabaña del escritor Henry David Thoreau junto al lago Walden, que originó el ensayo con el mismo nombre;
- el gallinero reconvertido en cobertizo de escritor por el científico, silvicultor y ambientalista Aldo Leopold en Baraboo, Wisconsin, donde escribió su libro A Sand County Almanac;
- y la cabaña del filósofo noruego Arne Næss, que concibió el concepto de “ecología profunda” en el retiro introspectivo de su aislado cobertizo.
Las tres cabañas conservan similitudes esenciales: su estructura es básica, su superficie rugosa y reparable, y cumplen con su cometido con efectiva parquedad, resguardar de la intemperie y permitir tanto el descanso como el trabajo introspectivo de sus moradores.
La estética, ancestral y futurista, racional (según la tradición arquitectónica occidental) e irregular (según el ideal estético oriental, representado en una casa de té o un jardín zen), sugiere y cobija en lugar de deslumbrar y agasajar.
Las cabañas de Henry David Thoreau, Aldo Leopold y Arne Næss son, sin que sus moradores lo pretendieran, precursoras de la arquitectura minimalista practicada en Escandinavia y Japón, con reminiscencias a los edificios humildes, ásperos y con escala humana del arquitecto suizo Peter Zumthor.
En un canto panteísta, el periodista y poeta portugués evocaba la naturaleza de un modo similar a como la percibirían, desde sus cabañas, Thoreau, Leopold y Næss:
“Yo no sé qué es la Naturaleza; le canto. / Vivo en la cima de un otero / En una cabaña solitaria y blanqueada / Y esa es mi definición.”
2. Una fructífera conversación entre las tendencias “DIY” y “prefab”
La estructura descentralizada e inabarcable de Internet ha transformado el mercado del conocimiento y expandido la ética colaborativa hacker.
El “hazlo tú mismo”, DIY en sus siglas en inglés, tiene sus raíces en la contracultura de los 60 y la influencia que sobre los fundadores de fanzines como Whole Earth Catalog tuvieron las ideas de Thoreau o del propio futurista y arquitecto Buckminster Fuller.
Stewart Brand, fundador de Whole Earth Catalog, explicaba los orígenes libertarios del entonces movimiento de autosuficiencia, hoy propulsor de fenómenos como el “movimiento de las casas pequeñas”, en un artículo para la revista Time de la primavera de 1996.
En el artículo, Brand explica cómo la generación de los 60 transformó una célebre frase de J.F.K. en el lema del “hazlo tú mismo”: “No preguntes a tu país qué puede hacer por ti. Hazlo tú mismo.”
La mentalidad libertaria que fundaría la ética hacker y el software abierto sería puesta en práctica desde entonces por un creciente número de entusiastas, diseñadores y constructores de sus propias casas y cobertizos, vehículos, sistemas y aplicaciones informáticas, etc.
El hardware libre se aprovecha en la actualidad del diseño libertario y colaborativo de Internet para desarrollar diseños, mejorarlos a bajo coste e incluso fabricarlos (“imprimirlos”) bajo demanda a una fracción del coste de hace unos años.
Las casas personalizadas y de pequeñas dimensiones, entre minimalistas y experimentales, se benefician de la dialéctica entre la ética autosuficiente y DIY de la contracultura y la tecnología que simplifica y abarata estructuras modulares y prefabricadas.
3. Sin miedo a nuevos materiales y texturas
Arquitectos, constructores y entusiastas de las casas pequeñas en general han encontrado en este segmento-frontera el campo de pruebas ideal para experimentar con todo tipo de materiales:
- materiales locales y ancestrales, a menudo económicos, reparables, transpirables y con buen rendimiento climático: balas de paja, corcho, cañizo, bambú, madera, adobe, barro (“cob”), etc.;
- materiales industriales modulares, baratos y conocidos por la industria, concebidos a inicios de la Revolución Industrial y vigentes desde entonces, como el cemento, el metal corrugado, la madera de contrachapado y, después de la II Guerra Mundial, los polímeros de plástico;
- nuevos polímeros de alta tecnología que destacan por su ligereza, escaso impacto y propiedades peculiares o “a la carta”: desde polímeros de plástico transparentes o translúcidos a materiales reciclados o parcialmente reciclados con distintas texturas y propiedades (fibras ultraligeras –grafeno-, ultrarresistentes, fotosensibles, etc.);
- materiales tradicionales con nuevos atributos, desde el cemento transparente al cemento y asfalto sonororreductores, el cemento que absorbe contaminación atmosférica, superficies a prueba de bacterias, cemento que se repara, superficies que capturan o generan energía, etc.
- materiales que se pueden cultivar como una planta, que no requieren energía para su reciclado o que imitan las propiedades y atributos de la naturaleza (biomimesis).
4. Casas sobre remolques y movilidad
Surgen nuevas realidades socio-económicas, relacionadas con la transformación del mercado laboral, la dificultad de los más jóvenes para encontrar trabajo estable al inicio de su carrera, y tanto la desaparición como el surgimiento de nuevos empleos relacionados con Internet.
La incertidumbre económica estimula la movilidad y estilo de vida “nómada high tech” de muchos jóvenes, que optan por tipos de vivienda hasta ahora relacionados con colectivos en riesgo de exclusión en lugares como Norteamérica: son las casas pequeñas sobre remolques y las autocaravanas convencionales.
Ambos habitáculos carecen de licencia de vivienda convencional, pero su “alegalidad” es contestada por sus moradores con originalidad, fomentando fenómenos como el “micro-homesteading”, o arrendar el patio trasero a un amigo o conocido para instalar la casa sobre ruedas.
Tanto casas pequeñas sobre ruedas como autocaravanas y caravanas incorporan conexiones de agua y electricidad para su estacionamiento en campings.
Muchos modelos generan su propia energía con paneles solares, gestionan sus propios residuos, incorporan iluminación y electrodomésticos de bajo consumo, etc.
5. En busca del equilibrio entre urbanismo y suburbio
Al finalizar la II Guerra Mundial, la arquitectura moderna fantaseó con crear la planificación urbanística ideal: la economía estadounidense viraba hacia la construcción residencial de los nuevos suburbios y había que reconstruir una Europa devastada.
Arquitectos como Frank Lloyd Wright (Estados Unidos), Le Corbusier (Europa) u Oscar Niemeyer (Latinoamérica) presentaron varios proyectos urbanísticos ambiciosos, algunos de los cuales -la Brasilia de Niemeyer, o los suburbios franceses de Le Corbusier- se llevaron a cabo.
Le Corbusier tenía la visión de reconstruir ciudades enteras según nuevas ideas a partir de una planificación centralizada.
Frank Lloyd Wright, por el contrario, creía en la baja densidad, la heterogeneidad y personalidad distintiva de viviendas y edificios, así como la combinación de zonas suburbiales y vegetación.
Su urbanismo ideal (Casas Usonia y proyecto de ciudad Broadacre), no obstante, no estaba compuesto por inabarcables suburbios con enormes y homogéneas casas, creadas de espaldas a la naturaleza y con materiales baratos.
El urbanismo de Frank Lloyd Wright fue concebido para Estados Unidos, cuyas dimensiones y prosperidad a mediados del siglo XX impulsaron ideas como convertir a cada familia estadounidense en propietaria de 1 acre de terreno y una casa “orgánica” (como las “mid-century modern” diseñadas por Wright, Eichler, Neutra, Alexander, etc.).
Los aspectos vigentes de esta visión, tales como proporcionar a cada persona su espacio de introspección con la naturaleza incluso en la ciudad, son recuperados ahora por el “movimiento de las casas pequeñas”.
6. Calidad interior y materiales
A mediados del siglo XX, varios arquitectos y visionarios diseñaron por encargo casas modulares de pequeño tamaño, con todas las amenidades y confort de una vivienda por una fracción del precio.
Estas viviendas modulares prefabricadas se construían en una fracción del tiempo empleado en erigir una vivienda convencional y, sin embargo, su concepto y materiales superaban en calidad lo que se podía obtener en la época por el mismo precio:
- en Estados Unidos, Buckminster Fuller concibió casas circulares de metal corrugado para zonas de conflicto (las “yurtas metálicas” DDU, con estructura cilíndrica de acero galvanizado);
- en Europa, el gobierno francés encargó al arquitecto e industrial Jean Prouvé un modelo de vivienda prefabricada usando madera y acero; su Maison Démontable, en distintos tamaños, era algo así como una casa de calidad que se podía montar como un mueble de Ikea. De ahí que los pocos modelos originales existentes se subasten actualmente por fortunas.
Ninguno de los dos proyectos se aplicó a gran escala, pero las dos “microcasas” modulares y prefabricadas son ahora precursoras de las casas pequeñas más audaces.
7. Tiendas y nomadismo moderno
Las tiendas ya no son sólo una solución para acampadas, sino también un abrigo portátil y económico que se monta y desmonta al antojo del morador.
Algunos de los diseños más atrevidos se instalan en árboles (“treetents”, como las de la firma londinense Tentsile), o vienen incorporados incluso en la chaqueta.
Los nómadas urbanos, así como colectivos con riesgo de exclusión, experimentan con diseños y materiales ultraligeros y resistentes, integrados en ropas, mochilas, remolques de bicicleta, etc.
8. Acceso flexible al bienestar
Medios como The Wall Street Journal han dedicado artículos al fenómeno de la “sociedad que alquila“. En síntesis, Internet facilita servicios para usar bienes y servicios, en lugar de poseerlos.
Es el auge del acceso flexible al bienestar, entendido como el uso bajo demanda de bienes y servicios que en el pasado se compraban a crédito.
Es más fácil que nunca usar viviendas, alojamientos vacacionales, vehículos, etc. sólo cuando son necesarios, evitando así el esfuerzo económico de poseer una vivienda, una casa en el campo o un vehículo a tiempo completo.
Los productos, dicen los estudios, no generan tanto bienestar como las experiencias.
Las casas pequeñas se integran en esta nueva filosofía que antepone las experiencias y la autosuficiencia a la queja y la compra a crédito.
9. Sensores: la casa conectada
La ética hacker, Internet y los primeros modelos comerciales de placas base (Arduino), placas computadoras (Raspberry Pi) y sensores programables convierten hacen la alta tecnología asequible.
Compañías y hackers desarrollan habitáculos con funciones de alta tecnología, desde estaciones meteorológicas caseras a sistemas de autogestión energética o riego casero automatizados.
Las casas pequeñas son cabina y centro de pruebas de la eclosión de “creadores” (“makers”) que integran la Internet de las cosas en su vida cotidiana.
10. ¿Qué ocurre con los códigos de edificación?
He aquí la pregunta del millón. Si algo no ha logrado transformar -hasta el momento- el “movimiento de las casas pequeñas” es la compleja, impenetrable e interminable miríada de códigos de edificación.
Los códigos de edificación surgieron en Norteamérica y Europa para garantizar la calidad, seguridad y calidad de vida de sus moradores, a la par que otras mejorías surgidas con la Ilustración y la Revolución Industrial, y en el contexto del urbanismo moderno.
Actualmente, los códigos de edificación constituyen, en la práctica, una traba para experimentar con viviendas y proyectos urbanísticos sin importar el tamaño o duración (¿por qué no pueden existir viviendas o barrios “efímeros”, si en la práctica hay eventos multitudinarios o catástrofes humanitarias que resolver?).
Tim O’Reilly aventura una de las tendencias a seguir de cerca en los próximos años (junto a la idea de ciudad o urbanismo “inteligentes”): la idea de un urbanismo ágil, incremental, sensible a cambios y mejoras constantes como ocurre con el software.
Tim O’Reilly se pregunta: ¿Cuál es para cada uno de nosotros el “producto mínimo viable” para propulsar ideas de renovación urbanística”?
Los microespacios (sean efímeros o permanentes, anclados a un lugar o sobre ruedas, adaptables o rígidos, pequeños o con unas dimensiones “bajo demanda”) formarán parte de la conversación y la ecuación resultante.
Exploremos, pues, las mil caras de las casas pequeñas y sus implicaciones.