Más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y, en los países en desarrollo, el tránsito del campo a la ciudad sigue incrementando la arquitectura informal de los barrios más desfavorecidos.
Pero la vida urbana, más allá de su crudeza, tiene también sus efectos positivos: en muchos países, constituye entrada a los servicios básicos, la planificación familiar y la entrada en el sistema fiscal.
Acceder a una vivienda digna, por humilde que sea
Con mecanismos como el reconocimiento de la propiedad, los últimos en llegar a las grandes aglomeraciones pueden obtener préstamos y mejorar sus condiciones de vida con mayor rapidez; de ahí que el acceso a la vivienda, por muy humilde que sea, es un paso decisivo para el proyecto vital de millones de personas.
La arquitectura informal crece al margen de los códigos arquitectónicos básicos y perpetúa el estigma social y estético de los barrios de barracas, auténticas ciudades paralelas (con sus miserias, mitos y leyendas, a lo Cidade de Deus), cuyo improvisado diseño urbanístico es a menudo influido por la opacidad y el crimen organizado.
El fracaso de las actuaciones caras y dirigidas
Pero la arquitectura de protección social, planificada en las desdibujadas fronteras urbanas no ha servido para sustituir el chabolismo por viviendas modestas, aunque dignas.
El regeneracionismo, local, regional o estatal, se ha topado de bruces con la realidad, incluso en los países denominados ricos: abundan los ejemplos de proyectos caros y a menudo irregulares destinados a unos pocos afortunados, o los sonados fracasos arquitectónicos y sociales, incluyendo la implosión de ciudades enteras, como Detroit.
La arquitectura de emergencia, surgida tras los grandes desastres naturales, tampoco ha cumplido con sus expectativas, pese a existir algunos proyectos interesantes, a pequeña escala o a medio hacer, en la Nueva Orleans de después de Katrina, el Haití debastado por el terremoto o la recién iniciada reconstrucción en Japón tras el tsunami.
Vivir en una casa digna que pueda pagar cualquier ciudadano pobre no ya en un país rico, sino en los países emergentes, los que más crecen (India superará a Japón como tercera economía mundial en los próximos meses), abre el mercado residencial a cientos de millones de personas.
¿Por qué no crear una casa que los podres puedan comprar?
Si lo que se pretende es conseguir un cambio que llegue al mayor número de personas sin recursos, la solución no puede venir de la planificación pública, argumentan tanto quienes abogan por una casa digna, ecológica, adaptable a materiales y clima locales, estéticamente agradable. Y, claro, apacible para vivir.
Ciudadanos anónimos, estudiantes, emprendedores, constructures tradicionales, arquitectos, planificadores urbanísticos y políticos trabajan para hacer realidad la vivienda digna para personas sin recursos y quienes abogan por la vida sencilla.
La casa de 1.000 dólares del MIT
Proliferan las ideas para construir una casa digna, atractiva, ecológica y barata, como el proyecto 1K House del MIT, inspirado en el ordenador para los niños de países pobres OLPC de Nicholas Negroponte, antiguo director del Media Lab en el MIT.
1K House fue impulsado por los departamentos de arquitectura y desarrollo inmobiliario del MIT para crear diseños viables y dignos de viviendas por 1.000 dólares, teniendo en cuenta tres atributos:
- Coste: 1.000 dólares de presupuesto.
- Habitabilidad: mejorar la seguridad, saneamiento y comodidad de millones de personas.
- Sostenibilidad: sin infraestructuras públicas, la casa de 1.000 dólares tiene que ser autosuficiente recolectando energía y procesando sus desechos.
La iniciativa compila 13 diseños de estudiantes que mejoran, según sus autores, las condiciones de vida entre los más pobres, independientemente de su nacionalidad. Las 13 casas presentadas: Pinwheel House; Recycled Materials House; The Drunken House; Soft Courtyard House; Straw-Bale House; Sip House; Brick House; Anchor-Pier House; Front Wall House; Bamboo Tower; Hexa-House; A-Frame House; Roof House.
Pinwheel House
La idea, coordinada por los profesores Tony Ciochetti y Yung Ho Chang, ha evolucionado desde su origen en dos líneas de investigación: construir los prototipos de casa en las zonas de estudio (como Chengdu, Sichuan, China, donde se ubica Pinwheel House); y planear su viabilidad económica.
Varios medios especializados han desempolvado el proyecto 1K House con la publicación de los detalles de la mencionada Pinwheel House, diseñada por Ying chee Chui.
La Pinwheel House edificada es mayor que el modelo sobre plano (de 500 pies cuadrados, o 46,5 metros cuadrados, a 800 pies cuadrados, o 74,3 metros cuadrados), y es capaz de resistir terremotos de magnitud 8.0, lo que explica parte del sobrecoste (5.925 dólares).
Diseño barato, a prueba de terremotos, con poso cultural
La casa de Chui, con un sencillo e intemporal diseño wabi-sabi, tiene una planta cuadrada con paredes exteriores de ladrillo y en forma de “L”, recubierta con un tejado de bambú y cartón ondulado.
Cada sección del muro está dispuesta para configurar varias habitaciones, separadas por ligeras pantallas traslúcidas en torno a un patio interior abierto, también cuadrado (la planta cuadrada del edificio alberga en su interior nueve módulos cuadrados, dispuestos en forma de tablero de sudoku).
Un juego de mamparas interiores, con aspecto ligero, permite adaptar la configuración del espacio a las necesidades de cada familia, respetando el patio interior, accesible desde las habitaciones contiguas a través de puertas correderas.
Chui cree que el modelo original de 46 metros cuadrados podría edificarse a gran escala por 4.000 dólares, uno de los motivos por los que ha suscitado interés entre las autoridades de la provincia Sichuan, debastada por un terremoto en 2008.
El profesor Yung Ho Chang destaca la buena ventilación e iluminación del prototipo, así como su construcción modular. Chui: “El módulo puede ser duplicado y rotado, y luego se convierte en casa. Su construcción es suficientemente sencilla, porque si sabes cómo construir un módulo, puedes edificar el resto de la casa”. La curva de aprendizaje, si el diseño se aplica a gran escala, sería por tanto escasa.
La secuela del proyecto 1K House del MIT
El proyecto 1K House también ha interesado en Japón, que se recupera lentamente del tsunami que debastó su costa nororiental.
El profesor Yung Ho Chang trabaja en un proyecto inspirado en 1K House en el que convergerán estudiantes del MIT y colaboradores japoneses, incluyendo arquitectos y diseñadores de la Universidad de Tokio, la firma de arquitectura Tsushima Design Studio, Atelier FCJZ, la empresa de distribución Muji, y Vanke.
El nuevo reto pretende crear varios diseños de viviendas que puedan edificarse con rapidez en zonas debastadas de Japón, con un coste de fabricación en torno a 10.000 dólares.
Si la idea de 1K House constituía un ejercicio para ofrecer una vivienda digna por un precio mínimo, el nuevo proyecto trata de aprovechar las lecciones aprendidas en diseños más propios de sociedades ricas que se enfrentan a grandes catástrofes y planes de reconstrucción a gran escala.
En busca de la vivienda digna más barata y ecológica
El proyecto del MIT para la vivienda de 1.000 dólares se suma a otras iniciativas: individuales, emprendidas por quienes optan por construir su propia vivienda digna, a menudo de pequeñas dimensiones (movimiento de las casas pequeñas, “small house movement”); colectivas (300House.com, o casa por menos de 300 dólares); y empresariales, como WorldHaus (casa por menos de 1.000 dólares):
- Proyectos individuales: abundan los ejemplos en distintos lugares del mundo. *faircompanies documenta ejemplos innovadores del small house movement.
- 300House.com, proyecto colectivo para diseñar una casa de 300 dólares digna, atractiva y sostenible mediante la colaboración por Internet (crowdsourcing). El reto, lanzado en 2010 por el profesor Vijay Govindarajan y el consultor Christian Sarkar, especialistas en innovación inversa (productos de los países emergentes que acaban triunfando también en los ricos), culminó un año después con 16 diseños ganadores, construidos con un presupuesto de 300 dólares.
- WorldHaus, una casa ecológica, barata y modular a la venta por menos de 1.000 dólares, creada por una pequeña empresa de Pasadena, California, tras la que está el emprendedor y fundador de la incubadora de negocios Idealab, Bill Gross (vídeo con nuestra entrevista con Daniel Gross, director ejecutivo del proyecto).
Casas baratas y vida sencilla
Sea por motivos económicos o por compromiso personal para una vida más sencilla, proliferan los ejemplos de espacios para vivir y crear baratos, a menudo reducidos, sencillos.
Proyectos como el prototipo Pinwheel House de Ying chee Chui nos recuerdan que la restricción (económica, espacial y de materiales), agudiza nuestro ingenio e infiere detalles de excelencia e intemporalidad.
Diseño wabi-sabi, en términos estéticos y espirituales japoneses.