Llegan las primeras bombillas diseñadas para reemplazar los modelos incandescentes más usados, 60 y 75 vatios. Prometen drásticos ahorros económicos, energéticos y de emisiones. Su mayor precio de entrada, dicen, es compensado por la reducción de la factura eléctrica.
Pero las primeras bombillas LED solventes deberán demostrar que no son tóxicas como las CFL, que su luminosidad es equiparable a la cálida luz blanca incandescente y, sobre todo, que rinden sin recalentarse ni funcionamientos defectuosos.
Eso sí, con varios modelos en torno a los 50 dólares (35 euros) su aceptación no aumentará, de mantener el precio actual.
El recorrido de la bombilla
El 27 enero de 1880, Thomas Edison recibió una patente histórica: se le reconocía la invención de la bombilla incandescente. El invento ropulsó la electrificación, cambió el modo de relacionarnos con el mundo y ha llegado hasta nuestros días como el método de iluminación más vendido y extendido. Su influencia es tal que la representación gráfica de una bombilla sobre una cabeza es un símbolo con una semántica reconocida universalmente. Idea, invención, inspiración.
131 años más tarde, la lámpara incandescente de 60 vatios se prepara para su retirada irreversible. Gobiernos de todo el mundo prohiben la comercialización de modelos incandescentes o lo harán pronto. Estados Unidos no ha prohibido totalmente la tecnología de Edison, pero aumenta la rigurosidad de su normativa. E IKEA ya no vende lámparas incandescentes, ni siquiera en Estados Unidos.
Finalmente, la bombilla cuenta con alternativas de bajo consumo que, además, no tienen altas cantidades de mercurio ni pierden brillo con el uso, como ocurre con las lámparas fluorecentes compactas (CFL), la alternativa de bajo consumo más extendida. Se trata de las bombillas LED, cuyo uso se extiende en la iluminación urbana, comercial y, por fin, residencial.
LED: consumen menos, duran más y no tienen mercurio
Las bombillas LED emiten menos CO2 y no requieren sustancias tóxicas para funcionar (consultar artículo relacionado), dos razones de peso para considerar su candidatura para el presente y futuro de la iluminación.
De ahí que empresas con tradición en el mercado de la iluminación y startups que han inciado su actividad dedicadas íntegramente a la iluminación de bajo consumo apuestan por las bombillas LED (diodos emisores de luz), las que consumen menos, duran más y no contienen mercurio.
Asimismo, las bombillas LED mejoran sus dos mayores limitaciones: el excesivo precio y la calidad de su luz, que ha ganado en brillo y consistencia. Las bombillas LED son, además, regulables en intensidad.
Pero, ¿ha llegado el momento de invertir en LED, o hay recorrido para que el precio baje y mejore la tecnología?
Bombillas LED para sustituir a las incandescentes de 60 vatios (o su equivalente CFL)
La iluminación artificial representa el 11% del uso eléctrico doméstico. De ahí que reemplazar las bombillas convencionales por modelos de bajo consumo sea uno de los modos más asequibles y rápidos de reducir nuestro consumo energético e impacto ecológico.
Philips cree que las lámparas LED coparán el 50% del mercado de la iluminación en 2015, pese a su cuota de mercado testimonial actual.
Sólo en Estados Unidos, cuna de la lámpara incandescente de Edison, se venden 425 millones de bombillas de 60 vatios al año, mientras la segunda bombilla más popular, la de 75 vatios, vende 90 millones de unidades. El Departamento de Energía de este país calcula que, si todas las lámparas incandescentes en uso se cambiaran por modelos de bajo consumo, el país ahorraría 190 teravatios-hora al año, el equivalente a iluminar 95 millones de hogares. Philips hace un cálculo similar.
Precio, luminosidad, rendimiento consistente
Las lámparas con diodos emisores de luz (LED) son citadas por medios y empresas como la tecnología de bajo consumo que reemplazará a la incandescente. Sin embargo, las bombillas LED tienen pulir algunos retos técnicos para ofrecer alternativas equivalentes a bombillas de 40, 60 y 75 vatios con la misma luminosidad y rendimiento consistente.
Como explica Popular Mechanics, todavía hay complicaciones técnicas para desarrollar lámparas LED capaces de generar un color de espectro concreto, o luz blanca. Otro obstáculo es la temperatura, ya que las lámparas LED fallan cuando alcanza una temperatura demasiado elevada. Para superar este inconveniente, varias compañías incluyen tecnologías de refrigeración que, aseguran, no reducen la eficiencia energética de las lámparas.
Más luminosidad por vatio que la alternativa (tóxica) CFL
La tecnología LED, señalan los expertos (por ejemplo, los estudios PEARL llevados a cabo en Estados Unidos), se adapta a bien a cualquier tipo o entorno de iluminación, incluyendo las instalaciones empotradas y, a diferencia de las lámparas compactas fluorescentes (CFL), las bombillas LED son regulables y, gracias a los últimos avances en óptica, su luz ha superado la calidad luminosa de las otras tecnologías: los modelos comerciales LED logran 112 lumens por vatio, comparados con los entre 50 y 70 lumens por vatio de las lámparas CFL.
Son también mucho más duraderas, hasta 8 veces más que las CFL, alcanzando las 50.000 horas. Finalmente, al no contener mercurio como las CFL, las bombillas LED no suponen un riesgo para la salud ni requieren métodos específicos de reciclaje, diseñados para utensilios desechados que contienen sustancias peligrosas.
Bombillas con sensores que se comunican con el móvil
Coincidiendo con el lanzamiento de las primeras bombillas LED diseñadas para sustituir a la lámpara de toda la vida de 60 o 75 vatios, varias compañías tecnológicas quieren hacer de la bombilla un utensilio inteligente, capaz de comunicarse inalámbricamente con teléfonos móviles para ajustar su funcionamiento.
Google, interesada en proyectos de tecnologías verdes, ha presentado una bombilla que se comunica con móviles Android, mientras NXP ha hecho lo propio con las lámparas GreenChip, que incluyen un protocolo estándar para la comunicación inalámbrica y así ser controladas remotamente.
La iluminación doméstica podría ser pronto no sólo más eficiente, duradera y menos contaminante, sino incorporar protocolos de comunicación para, por ejemplo, convertir el móvil del usuario en un mando remoto.
Tras permanecer prácticamente inmutable desde que Thomas Edison lograra su patente sobre la lámpara incandescente en 1880 (en muchos aspectos como la duración, la bombilla ha ido a peor), el sector de la iluminación trata de refundarse con ideas atrevidas (concienciación ecológica, crisis energética).
En *faircompanies, ya hemos hablado de bombillas LED solares, con batería, por fotosíntesis y más. Ahora, llega el turno de los modelos destinados a reemplazar el viejo diseño de la bombilla por ideas frescas, que mejoren la situación de millones de personas.
La startup Nokero, por ejemplo, ha renovado su bombilla solar con un brillante rediseño, que ha culminado en la Nokero N200: lámpara LED solar y regulable, resistente al agua y a su uso continuado en la intemperie, autónoma energéticamente, con apenas impacto ecológico… Y un coste de 20 dólares, la mitad (o más) que los modelos LED convencionales, diseñados para reemplazar los portalámparas tradicionales, conectados a la red.
Afortunadamente, varios sectores cuentan con emprendedores con la visión de Steve Katsaros, fundador de Nokero. La Nokero N200 ha sido diseñada para sustituir a las lámparas de Keroseno en las zonas más remotas y desfavorecidas del mundo. Ocurre que su diseño y características superan a las bombillas tradicionales, LED o no, del mundo desarrollado.
Prestemos atención a la innovación inversa y opinemos con nuestra cartera.
1. Bombilla LED controlada por Android (Google y Lighting Science Group)
Google quiere convertir a los teléfonos inteligentes con su sistema operativo, Android, en controladores remotos de la iluminación doméstica. Pero, a diferencia de los sistemas de domótica del pasado, la idea consiste en convertir cada bombilla en terminal inalámbrico, capaz de comunicarse con el móvil del usuario.
Para que cualquiera pueda desarrollar servicios de automatización usando la bombilla con sensor y Android, Google ultima un protocolo de automatización doméstica, o domótica: Android @ Home.
Google y la empresa de iluminación Lighting Science Group han creado una bombilla LED con iluminación omnidireccional equivalente a una bombilla convencional de 60 vatios, que puede ser encendida y apagada o regulada en intensidad desde un teléfono Android, tableta electrónica u ordenador portátil.
El nuevo protocolo inalámbrico de Google, que podrá ser aplicado a cualquier tipo de utensilio con un sensor instalado, encuentra en la nueva bombilla una primera utilidad particular. El usuario podrá, por ejemplo, configurar la comunicación entre el móvil y la bombilla para, a través de información GPS y sensores de proximidad, adaptar al usuario la iluminación de casa o una estancia determinada.
2. Philips EnduraLED A21 (17 vatios)
Philips ha presentado en mayo de 2011 el primero de sus modelos LED diseñado para reemplazar la bombilla incandescente de 75 vatios, con una iluminación equivalente a estas lámparas, aunque con un consumo un 80% inferior (y un 50% inferior al de una lámpara compacta fluorescente -CFL- similar).
Según Philips, la EnduraLED A21 de 17 vatios durará 25.000 horas, 25 veces más que una bombilla convencional. La empresa neerlandesa, también la primera en lanzar una bombilla LED comercial alternativa a la bombilla más vendida, la de 60 vatios, asegura que la EnduraLED A21 produce 1.100 lumens de intensidad 17 vatios de electricidad, mientras una bombilla de 75 vatios actual produce 1.170 lumens.
Según Philips, comprando la bombilla por unos 40 dólares (28 euros), el usuario ahorraría 160 dólares durante la vida útil de la lámpara (110 euros).
3. Lámparas LED Alessilux de Alessi (7 vatios)
No sólo empresas tecnológicas como Google están interesadas en el potencial tecnológico -y comercial- de la iluminación LED. La firma italiana de diseño Alessi se ha adelantado a tendencias que serán más obvias en el futuro: la tecnología de diodos emisores de luz no requiere que las lámparas prosigan con el diseño convencional de los modelos incandescentes, de modo que la bombilla puede moldearse y convertirse en objeto de diseño.
Alessi ha aprovechado la libertad de formas que permite la tecnología para diseñar la gama de bombillas Alessilux, que si bien pueden usarse en cualquier portalámparas tradicional para bombillas de 40, 60 o 75 vatios, presentan formas y colores diversos. La marca convierte así a cada bombilla en una lámpara por sí misma, que no requiere ningún tipo de cobertor adicional.
Alessi ha creado la gama de iluminación de bajo consumo Alessilux en colaboración con Foreverlamp, en cuyo sitio web se venden los distintos modelos a 42,50 euros (62 dólares) la unidad. Hay 7 modelos distintos: U2Mi2 (un robot), Flame, Abatjour, Tam Tam, Polaris, Parafinna y Vienna.
4. Philips AmbientLED A19 (12,5 vatios)
La AmbientLED A19, con 12,5 vatios, es la propuesta de Philips para reemplazar a las bombillas de 60 vatios, las de consumo más habitual en casa. En lugar de competir en precio (no es la bombilla LED más barata), Philips ha creado una lámpara con luminosidad elevada (800 lumens, equivalente a las incandescentes de 60 vatios y muy superior al rango de entre 450 y 590 lumens, más habitual).
Con una eficiencia de 65 lumens por vatio y 12,5 vatios de potencia en total, usa el 20% de la energía de una bombilla incandescente. Incluye una rosca A19 E26 estándar, tiene 6 años de garantía y Philips calcula una duración de 25.000 horas. Se vende en Estados Unidos a 40 dólares (28 euros).
5. GE Energy Smart LED (9 vatios)
La bombilla LED de 9 vatios de GE pretende reemplazar con solvencia a las bombillas incandescentes de 40 vatios, con una intensidad de 450 lumens.
Su peculiar diseño, con una cubierta helicoidal que recubre el núcleo de la bombilla, ayuda a distribuir la luz y a disipar el calor, para garantizar su funcionamiento.
Según General Electric, sustituir una bombilla incandescente por la Energy Smart 9W permite ahorrar hasta 85 dólares (60 euros) durante su vida útil.
La marca estadounidense estipula su duración en 25.000 horas y ofrece 10 años de garantía. GE las comercializa a 50 dólares por unidad, un precio que debería descender hasta 5 o 10 dólares en los próximos años. De lo contrario, el principal escollo para la expansión de la tecnología LED en la iluminación doméstica será su, de momento, prohibitivo precio.
6. Qnuru Opal LED (9,2 vatios)
La Qnuru Opal es una bombilla LED regulable diseñada para reemplazar bombillas convencionales de 60 vatios, capaz de reducir el 80% del consumo de las incandescentes.
Incorpora una membrana lateral que facilita su refrigeración y garantiza su durabilidad. Tener menos potencia que otros modelos con rendimiento similar, lo que desvela superior luminosidad (450 lumens en blanco cálido, y 620 en blanco frío) en relación con su consumo.
7. FIRST Green ‘e-Watt Saver’ LED (7 vatios)
La iluminación de bajo consumo no sólo es usada por Google para experimentar con ideas tecnológicas y comerciales novedosas. La ONG FIRST (For Inspiration and Recognition of Science and Technology), fundada hace dos décadas por el inventor Dean Kamen, que promueve la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas entre los jóvenes estadounidenses, capta fondos para su causa vendiendo bombillas LED de 7 vatios bajo su marca.
Se trata de una bombilla con intensidad regulable, que sustituye bombillas convencionales de 40 o 60 vatios. Ha sido fabricada por la firma TESS usando diodos emisores de luz de la firma Cree, usados por varios fabricantes del sector.
FIRST explica que la bombilla tiene una duración mínima estimada de 9,1 años, suponiendo que fuera usara a diario durante un mínimo de 3 horas, un cálculo conservador, teniendo en cuenta que otros fabricantes con modelos que emplean componentes equiparables estiman la duración de sus bombillas en al menos 2 décadas, dándoles el mismo uso.
Los beneficios de la venta de este modelo LED de 7 vatios son destinados a las actividades divulgativas de la ONG.
8. Cree TrueWhite Light (menos de 10 vatios)
Cree, empresa estadounidense especializada en todo tipo de aplicaciones de iluminación con diodos emisores de luz (LED), ha decidido comercializar sus propias bombillas, en lugar de convertirse en un mero proveedor de componentes para otras marcas.
Su bombilla TrueWhite Light se aprovecha del conocimiento de la compañía en tecnología LED y, según la marca, es la lámpara LED diseñada para reemplazar bombillas incandescentes de 60 vatios más luminosa y eficiente.
La bombilla, regulable, proporciona 800 lumens con menos de 10 vatios de potencia. Su cobertura óptica proporciona una distribución uniforme de la luz entre 0 y 135 grados, logrando “un patrón de luz omnidireccional similar a las [lámparas incandescentes]”.
9. Osram Parathom LED Classic A 80 (12 vatios)
La empesa alemana Osram, filial de Siemens, ha ampliado su gama de bombillas LED con modelos más luminosos, que logran un ahorro de hasta el 80% de la energía consumida por el equivalente tradicional.
Entre las novedades, se encuentra la bombilla LED regulable Parathom Classic A 80, un modelo E27 de 12 vatios de potencia, logra 810 lumens y un color blanco cálido, muy similar a los modelos incandescentes de la propia marca. Osram sitúa su durabilidad en 25.000 horas.
10. Nokero N200 (lámpara LED solar y resistente al agua)
En *faircompanies ya hemos hablado con anterioridad de bombillas LED diseñadas para iluminar en áreas remotas, como en los entornos rurales y más desfavorecidos de los países en desarrollo.
La firma Nokero, interesada en la innovación inversa (productos diseñados para el mundo emergente que, por su conveniencia y calidad, se extienden luego a los países ricos), lanza una nueva versión de su lámpara LED solar.
Por 20 dólares la unidad, el usuario consigue una lámpara autónoma que no requiere corriente externa para funcionar, su diseño es impermeable y a prueba de lluvia para permanecer en el exterior (en climas tropicales, por ejemplo) y más robusto que en el modelo anterior (N100), y la bombilla más luminosa.
La lámpara solar Nokero N200 cuenta con una base giratoria con posición de carga para que el panel fotovoltaico recargue la batería incorporada. Cuando cae la noche, el usuario puede girar la lámpara para encender la linterna. Incorpora una batería de níquel e hidruro metálico (NiMH) que, una vez recargada con la luz solar, proporciona entre 2,5 y 6 horas de luz, en función del modo (más o menos intenso) elegido.
Nokero da una lección de innovación inversa en estado puro. Una idea que supera la surgida de los anquilosados y a menudo conservadores departamentos de innovación de las grandes compañías. Seguiremos la pista a Nokero.