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5 productos que necesitan una versión imperecedera

Este verano, durante nuestra estancia en una casa de estilo victoriano italianizante de Russian Hill, una colina residencial de San Francisco, paseé varias mañanas por la ciudad.

Caminé por las calles más concurridas de los barrios de North Beach, emplazamiento de la antigua colonia italiana; el mencionado barrio acomodado en torno a Russian Hill y Nob Hill, un poco colina abajo, hacia el agua (y Alcatraz, justo en frente); y Marina, el pequeño valle que se abre a la bahía por el norte, entre escarpadas colinas con pendientes imposibles.

Cansado de cosas que se rompen y de conversaciones en torno al iPhone 5 o al último teléfono Android, la arquitectura de las casas más antiguas me inspiró a reflexionar sobre los productos de primera necesidad que me gustaría tener: durables y atemporables, aunque valgan más.

Cuando el nomadismo inspira productos durables, esenciales

Salí sólo esporádicamente del flanco norte de la ciudad, ya que preferí desplazarme a pie. Un frío y nublado día de mediados de agosto (se dice que Mark Twain constató un día, irónico, que su invierno más frío había sido un verano en San Francisco), decidí caminar hasta el barrio de Haight-Ashbury, hoy en día una caricatura de su punto álgido, como epicentro de la contracultura sesentera.

Sus casas de madera de secuoya no sólo resistieron al incendio de la ciudad tras el terremoto de 1906, sino también a la implosión de su edad dorada, durante los últimos 60 y primeros 70. Siguen allí, igual de coloreadas, con todas las comodidades modernas desde que fueran construidas hace más de un siglo. Sus dimensiones estándar, con varios pisos y ventanales, dan la personalidad a la ciudad.

En busca de productos memorables, durables, bien diseñados

Mientras paseaba por las tiendas de souvenires hippies de escaso gusto y calidad que infestan el famoso cruce entre Haight y Ashbury, pensé en lo difícil que es encontrar productos de uso personal tan memorables, durables y reconocibles como las casas victorianas de madera de secuoya de los barrios más antiguos de San Francisco, cuya estructura ha sobrevivido a dos grandes terremotos.

¿Dónde están las hojillas de afeitar diseñadas para durar, y no para vender hojillas de recambio a precios astronómicos?¿Por qué seguimos usando botellas de usar y tirar para transportar líquidos por la calle?¿Por qué los cepillos de dientes no duran 3 veces más, tienen cabezales reemplazables o son totalmente biodegradables? 

Se me ocurrieron, de repente, ideas para mejorar productos que uso a diario, cuyas versiones en el mercado me decepcionan profundamente.

La obsolescencia programada reduce nuestra calidad de vida

Tengo la sensación que debo adaptarme al diseño actual de los productos que consumo y considero de primera necesidad. No he logrado encontrar fácilmente productos bien fabricados e imperecederos que copen mis necesidades, sobre todo cuando paso largas temporadas fuera de casa. En nuestra residencia habitual, mucho o poco, el entorno está más adaptado a nuestro comportamiento y necesidades.

Rápidamente, hice una lista mental de los productos que me gustaría adquirir y que no he encontrado, ni en tiendas físicas ni en Internet, ya sea porque nadie los fabrica, o porque se han dejado de fabricar, al evolucionar hacia versiones de usar y tirar, más baratas de producir, una estrategia comercial y de fabricación que ha derivado en la obsolescencia programada.

Los productos cotidianos que quiero y no encuentro

Entre los productos que no he logrado encontrar fácilmente, o cuyas versiones actuales carecen de, al menos, alguna de las prerrogativas que considero esenciales, cinco de ellos harían mi vida más fácil y placentera, si estuvieran diseñados como personalmente creo que merecería la pena. 

De ser más durables, tener un diseño atemporal, materiales resistentes y partes intercambiables, estos productos podrían acompañar al usuario a lo largo de su vida, envejeciendo con él:

  1. Termo de café compacto y con forma de botella (así puede entrar en posavasos de autos, etc.); con tapón que cierre herméticamente (transportable en la mochila con otros objetos); y tenga doble pared, lo que evitaría quemaduras y mantendría el café caliente durante horas.
  2. Termo-fiambrera suficientemente compacto para llevar y conservar alimentos y bebidas, en frío o caliente, durante horas. Debería tener interior de acero inoxidable y doble pared, así como cierre hermético. Fácilmente transportable en la mochila de mano, facilitaría los alimentos sanos y económicos cocinados en casa, para comer en el trabajo o cuando uno está fuera de casa por peíodos prolongados.
  3. Cepillo de dientes con estuche de viaje, preferiblemente diseñado para zurdos (cualquier zurdo sabrá a qué me refiero), con cerdas naturales y cabezales intercambiables, para reducir así el gasto innecesario.
  4. Máquina de afeitar clásica con hojillas intercambiables: debido a la demanda de un número creciente de irreduptibles, que prefieren afeitarse con las clásicas maquinillas de acero con hoja intercambiable, brocha y jabón, varias marcas venden el producto. Sigue siendo, no obstante, tan minoritario y difícil de conseguir en tiendas, que los aficionados al afeitado clásico recurren a la venta especializada por Internet, donde cualquier producto minoritario tiene cabida, explica Chris Anderson.
  5. Batería portátil recargada con energía cinética. Por algún motivo, ninguna compañía ha diseñado hasta ahora un capacitador portátil, una especie de batería que almacene toda la energía cinética que generamos con nuestro movimiento (mientras andamos o corremos, por ejemplo), previamente transformada en electricidad. Es una idea que me ronda desde hace tiempo. Qué mejor modo de reducir nuestro impacto que convertir en electricidad la energía de nuestro propio movimiento, ahora malgastada, al disiparse en forma de calor. Poco a poco, surgen productos que aprovechan la energía cinética, incluido el brillante generador Instep NanoPower, que se instala en el zapato. En unos años, quizá llegue la batería de energía cinética con la que podamos recargar móvil, portátil, cámara, libro electrónico o cualquier dispositivo con batería que usemos.

Estaría dispuesto a pagar la diferencia por la versión memorable, bien diseñada, extremadamente durable de estos productos.

La versión durable y con materiales de primera de cada uno de estos productos tendría un precio de compra mucho más elevado, pero amortizable, tras varios años de uso.

Eso sí, el usuario tendría que estar preparado para permanecer con el mismo producto durante años y no caer en los mecanismos comerciales que hacen que las nuevas versiones de productos, aunque de mala calidad, nos llamen la atención.

Envejecer junto a un producto

Envejecer no es una enfermedad, ni es algo malo, ni se puede parar. Algo que tenemos menos claro que los filósofos clásicos que se dedicaron a ofrecer una filosofía de vida a sus alumnos, un método práctico para que cualquier individuo que lo deseara lograra encontrar paz interior, tranquilidad, felicidad.

Varios autores sostienen que la sociedad actual considera el tránsito de la vida hacia la madurez como poco menos que una enfermedad, con un síntoma que produce envejecimiento, algo que debemos esconder y de lo que deberíamos avergonzarnos. ¿No es mejor ser siempre joven?

Las connotaciones sociales negativas sobre nuestro envejecimiento influyen en nuestra percepción sobre el diseño de los productos que nos rodean. Pero aumenta el número de usuarios dispuestos a envejecer junto a sus productos.

Como siempre ocurrió hasta hace unas décadas, los productos bien diseñados duran más y pueden ser reparados por el propio usuario o por un especialista, en lugar de ser descartados e intercambiados por uno nuevo, como ocurre actualmente.

Paseos desde Russian Hill, San Francisco

La casa en la que nos hemos alojado este verano durante nuestra estancia en San Francisco, propiedad de unos familiares, se encuentra en Russian Hill. Se encuentra en la orilla norte de la ciudad, no lejos de Alcatraz, que todavía no he visitado, pese a haber estado en San Francisco más de media docena de veces. Mejor quedarse con los referentes cinematográficos, no sea que la famosa visita guiada no esté a la altura.

Gracias a la altura de su emplazamiento, la fachada posterior de la casa, orientada hacia el oeste, se abría a unas vistas espectaculares del norte de la ciudad, hasta la entrada a la bahía, emplazamiento del símbolo de la ciudad, el Golden Gate. No está mal como vista para un desayuno o lugar para situar temporalmente la mesa de trabajo.

Inspirado por la localización de nuestra estancia, pronto descubrí algunos lugares con visita necesaria: un cómodo café en Polk Street, con amplias mesas y rápida conexión para trabajar con el portátil; y un par de calles concurridas, además de la comercial Polk, que se adentraban en el distrito de la Marina (oeste desde Russian Hill) o North Beach (este desde el mismo emplazamiento), descendiendo desde la colina: Union, Chestnut y otras vías.

Paseos por la orilla norte de San Francisco

Unos días antes de retornar a Barcelona, planeé escribir esta entrada aunque, al no anotarlo físicamente, la idea yació durmiente hasta después de nuestro viaje de vuelta a la capital catalana. Una noche de insomnio producido por un jet lag con aparentes efectos retardados han hecho el resto y, recuperada la idea, me dispongo a escribirla.

Vuelvo a San Francisco. Era un día en el que me había tenido que preparar a primera hora de la mañana para un largo paseo  por la ciudad. Quería llevar conmigo, al menos, un recipiente con café, la cámara fotográfica, el portátil -por si podía trabajar en algún café, durante una pausa-. Rememoré, de nuevo, la limitación que encuentro a los productos actuales, cuyo diseño es finito, de escasa calidad, sean cuales sean la marca y el rango de precios.

Acabé, como suelo hacer, llenando de café caliente una pequeña botella abombachada de acero inoxidable y con buen cierre de rosca, Klean Canteeen, diseñada originalmente para transportar agua y otros líquidos fríos. Al carecer de doble pared, cuando introduzco café hirviendo debo acordarme de no tocar los laterales de la botella, sino asirla por el grueso tapón de rosca.

Cómo una botella de agua acabó siendo mi termo de café

En realidad, el principio de mi historia personal con la botella de agua de acero inoxidable Klean Kanteen, usada como termo de café, empieza mucho más atrás. La necesidad de comprar una copa personal con cierre hermético, que fuera suficientemente pequeña para ser fácilmente transportable, y a la vez suficientemente grande para albergar café para un buen rato, surgió durante largas fuera de la oficina.

A menudo durante nuestros viajes en verano, Kirsten y yo pasamos jornadas enteras cubriendo historias que luego se convierten en vídeos, artículos y reportajes fotográficos para *faircompanies y sus canales sociales en otras plataformas. Me costó encontrar una botella que, además de ser cómoda durante su uso, cerrara sin fisuras y evitara la fuga de líquido en la mochila.

Había sólo un problema: la botella, que compré hace ya 3 años, había sido diseñada por Klean Kanteen para transportar agua.

El único inconveniente aparentemente insalvable para el uso de la botella de acero sin doble pared como contenedor de café es el calor. La botella abrasa, literalmente, así que decidí buscar una protección de goma.

Encontré una banda de goma diseñada para coger vasos de café de plástico, con el mismo problema térmico que mi botella de acero para agua. Pese a carecer del tamaño exacto, la banda era lo suficientemente estrecha para integrarla en la botella. Desde entonces, la pequeña botella de acero para agua Klean Kanteen se ha convertido en mi termo portátil para el café. 

Han pasado 3 años y sigo buscando un producto más adecuado a mis necesidades. Durable, con cierre hermético, que mantenga el café caliente, compacto, con diseño atemporal.

Los mejores productos que he encontrado hasta ahora

En los 5 ejemplos sobre diseños cotidianos facilitados, que evoqué durante el paseo por San Francisco, he intentado encontrar la opción comercial más durable, atemporal, a menudo pagando un precio más elevado, con el escollo añadido de la investigación y búsqueda del producto, por su carácter minoritario.

Enumero ahora los mejores productos, o los menos malos, que he encontrado hasta ahora en las 5 categorías mencionadas:

  1. Lo más parecido al termo de café compacto, con forma de botella y cierre hermético es el modelo de botella de acero para agua de Klean Kanteen 12 oz Classic más pequeño (35 centilitros o 12 onzas). Al carecer de doble pared, uso una banda de protección reusable de silicona, Fusionbrands Cupcooley, diseñada para los omnipresentes vasos de café de usar y tirar.
  2. Termo-fiambrera suficientemente compacto para llevar y conservar alimentos y bebidas: desistí hace dos años, al no encontrar nada entonces. Finalmente, tras reiniciar la búsqueda, di con el Thermos Vacuum Insulated 16 oz (47 centilitros), un contenedor para alimentos y bebidas suficientemente compacto, con doble pared, interior de acero y capaz de mantener alimentos y bebidas frías durante 9 horas; y calientes, durante 7 horas. No tiene ninguna pega y aumenta mi autonomía en cualquier entorno, urbano o natural. Incluyo en él comida, sopa, té o café, en función del momento. Su tapón de rosca y cierre hermético incluye en su parte superior una cuchara plegada. El tapón exterior, también de rosca, sirve como cuenco de comida o taza para la bebida.
  3. Cepillo de dientes con estuche de viaje. He comprado en los últimos años el cepillo de dientes Monte Bianco con cabezales intercambiables, de modo que puedo elegir entre cerdas naturales, cerdas de plástico y distintas durezas. El principal inconveniente de este cepillo: la duración de la opción de cerdas naturales. En dos semanas, tras un uso intensivo durante 2 o 3 veces al día, las cerdas naturales se han desprendido y hay que cambiar el cabezal. La opción de plástico es más durable, pero se deteriora en 2 o 3 meses. Olvidando el estuche de viaje, que siempre improviso a última hora, mi objetivo durante los últimos meses ha sido encontrar un cepillo de dientes cómodo, que se adapte a mi dentadura, a poder ser fácil de usar para zurdos y mucho más durable que los modelos actuales. He encontrado el cepillo Radius Original, y sí, cuenta con versión para zurdos. Qué le vamos a hacer, uno da importancia al buen diseño industrial. Fabricado con un polímero de celulosa procedente de bosques gestionados de manera sostenible, su cabezal es mucho mayor que el de cepillos convencionales, dura 9 meses según la compañía (yo alargo por norma la duración recomendada, que no pasa de 3 meses en los cepillos convencionales), y la ergonomía de sus cerdas ha sido diseñada para masajear las encías. A la espera de realizar un seguimiento de su duración cuado pasen los 9 meses recomendados por Radius, de momento, es una buena compra. Su precio es entre 2 y 3 veces superior a un cepillo convencional.
  4. Máquina de afeitar clásica con hojillas intercambiables: las maquinillas de acero con una o dos hojillas son seguras, garantizan un afeitado apurado y sólo requieren renovar las hojillas, por lo que el precio de la maquinilla, muy superior durante la compra, es rápidamente amortizado. La alemana Dovo es la propietaria de la legendaria marca Merkur. Sus maquinillas clásicas son un ejemplo recurrente de un buen producto desbancado por la política comercial de las grandes empresas del sector del afeitado. Las Merkur y sus competidoras (fabricadas por las marcas Feather (Japón), Parker (India) y Edwin Jagger (Reino Unido) son un símbolo en los productos de higiene masculina de gama alta. Tras haber pagado más de 20 dólares en Estados Unidos de la maquinilla de cartucho Gillete Fusion 3, no es el momento de adquirir una Merkur Classic de 2 hojas. Lo haré cuando la mala calidad de los cartuchos de Gillette me obligue a realizar el cambio. No más maquinillas de cartucho regaladas el alguna promoción gancho, por favor. No más compras que apelen a la adicción del consumidor a las ofertas y objetos sospechosamente regalados por debajo de su precio de coste.
  5. Batería portátil recargada con energía cinética: tendré que esperar a que salga algo parecido a mis necesidades, o impulsar su invención a través de una compañía paralela a *faircompanies :). De momento, el único dispositivo comercial hasta ahora es el mencionado Instep NanoPower.

De momento, 3 de 5

Uso los 3 primeros productos mencionados en esta lista de 5. Esperaré a apurar las últimas hojillas intercambiables (a precios astronómicos), para pasarme al afeitado clásico con una hojilla similar a la Merkur Classic.

Y parece ser que tendré que esperar a que se diseñe el quinto producto. De momento, lo más parecido a la idea original es la pequeña batería de energía cinética Instep NanoPower.