El futuro de la vida es un alegato contra la extinción masiva de las especies, así como un riguroso y épico canto a la esperanza ante la encrucijada a la que se enfrenta la humanidad en las próximas décadas.
El naturalista y ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer Edward O. Wilson, es una de las autoridades más respetadas del mundo en temáticas relacionadas con la conservación del legado natural que todavía atesora el planeta.
Bajo la apariencia frágil de un anciano que parece más bien ser hijo del noroeste de Estados Unidos, donde reside y todavía imparte clases, que de la sureña pequeña ciudad de Birmingham, en Alabama, se esconde un estratega y activista de la naturaleza.
Wilson ha sido visto como una personalidad pública capaz de defender la preservación natural ante cualquier político u organización, en cualquier lugar del planeta; a título personal o en representación de alguna organización. Una suerte de Jacques Cousteau de tierra firme, centrado en estudiar la vida en el planeta e intentar preservarla.
El futuro de la vida es un manifiesto rotundo, preciso y elaborado en lenguaje tan llano como exacto, sobre el esplendor de la biosfera y los peligros a los que la hemos expuesto.
Los actuales niveles de consumo no son sostenibles, y la raza humana parece no haber cambiado su mirada cortoplacista del entorno, siempre expuesto a las necesidades del presente.
Edward O. Wilson, capaz de ver la naturaleza, como confiesa, en cualquier charco o pequeño bosque situado al lado de casa, tiene claro que el camino que el ser humano debe seguir para continuar disfrutando del legado natural del mundo no es compatible con la actual ideología de desarrollo imperante: serían necesarios los recursos equivalentes a cuatro planetas como la Tierra para que la población total del mundo a comienzos del siglo XXI alcanzara los niveles de consumo de la población estadounidense. Europa y Japón no están muy atrás, mientras que el sureste asiático se esfuerza por ponerse a la altura en cuanto a consumo de recursos.
Edward O. Wilson realiza en este libro una meditación “para todos los públicos” acerca del esplendor de nuestra biosfera y los peligros a los que la hemos expuesto, con algunas consecuencias ya irreversibles: tras haber provocado la extinción masiva de buena parte de la megafauna del planeta, el ser humano está provocando la extinción de plantas y animales a un ritmo que no permite siquiera catalogarlos antes de su completa desaparición.
Batalla entre los valores del corto plazo y el largo plazo: una mera decisión ética
Wilson expone claramente el reto al que se enfrenta el ser humano en el nuevo siglo: “conseguir que los más desfavorecidos alcancen un nivel de vida razonable mientras intentamos preservar el mayor número de especies posible”.
Si los niveles de consumo actuales se mantienen o crecen en las próximas décadas, la mitad de las especies animales que todavía conserva en planeta podrían desaparecer a mediados de este mismo siglo; aunque la trayectoria de esta pérdida y el ritmo de extinciones dependerán de la actitud del hombre.
El futuro de la vida destaca no sólo por su optimismo, sino por su sencillez. Describe la desastrosa situación del planeta y a continuación analiza las oportunidades con que cuenta el ser humano para salir del atolladero que él mismo ha creado.
Para Wilson, “el gran dilema del razonamiento medioambiental” parte del conflicto entre conservacionismo y economía, entre los valores del largo plazo y aquellos relacionados con el corto plazo.
La conservación, escribe en El futuro de la vida, es necesaria para garantizar nuestra salud y prosperidad a largo plazo. La pérdida de biodiversidad repercute en pérdidas económicas en las industrias de la agricultura, la medicina y la biotecnología.
El futuro de la vida expone que el “cuello de botella” provocado por la sobrepoblación del planeta y el crecimiento del consumo puede ser superado con éxito. Wilson arguye que existen los recursos necesarios para superar la crisis, si bien el éxito o el fracaso dependerán en último término de una decisión ética.
La conservación global tendrá éxito o fracasará en función de cómo vaya, según Wilson, la cooperación entre gobierno, ciencia y el sector privado, así como la interrelación entre biología, economía y diplomacia.
¿La victoria de la ética?
Edward O. Wilson es uno de los pocos activistas del medio ambiente que no es visto como extremista por conservadores ni como personalidad que defienda los intereses de la economía y el corto plazo por parte de los más concienciados con la necesidad de actuar.
Sus argumentos son escuchados por gobiernos, influyentes empresarios e investigadores y científicos, los tres grupos de actores que, según Wilson, trabajan cada vez más estrechamente para aportar soluciones a la pérdida de diversidad biológica de la Tierra.
La obra concluye con la fuerza de su principio, cuando Wilson se disculpa, en una carta imaginaria, ante el político y naturalista norteamericano del siglo XIX Henry David Thoreau.
La última frase del libro deja clara su esperanza en el ser humano: “Una civilización capaz de intuir a Dios y de emprender la colonización del espacio seguramente encontrará el camino para salvar la integridad de este planeta y la magnífica vida que atesora.”
Ficha técnica de la edición en castellano
- Título: El futuro de la vida
- Autor: Edward O. Wilson
- Editorial: Galaxia Gutemberg
- Género: Ensayo
- Páginas: 320
- Año: 2002
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