En la novela de Andy Weir The Martian, su protagonista, Mark Watney, un Robinson Crusoe en Marte que se propone sobrevivir con argucias de Apollo 13 y MacGyver, tiene que realizar un largo viaje hacia una lejana base donde espera ser rescatado.
Para lograrlo, Watney cuenta con dos vehículos autónomos eléctricos que se recargan con paneles solares e incluyen todo lo necesario para sobrevivir durante cortos intervalos, así como para pequeños trayectos. Y patatas, muchas patatas.
(Imagen: @vanlifers -Instagram-)
Así que las ingenia para adaptar uno de los vehículos con partes del otro y materiales a mano, creando el equivalente marciano a una autocaravana.
Elegir aventura propia (en función de preferencias y presupuesto)
El resto, nos tenemos que conformar con convertir un vehículo terrestre en vivienda y oficina sobre ruedas, pero tras un par de semanas viviendo en un pequeño habitáculo cada decisión sobre el uso de su limitada volumetría será tan estratégica como las que toma Watney, o así nos lo parecerá.
Como en el interior de un pequeño bote, en el habitáculo de un avión, un submarino o una cápsula espacial, en una autocaravana cada centímetro cúbico cuenta, del mismo modo que llevar sólo lo esencial repercute sobre el consumo de combustible.
(Imagen: @mercedes_tn -Instagram-)
Con la popularización de largos itinerarios durante largas temporadas en los pequeños vehículos-vivienda popularizados por surferos y hippies, ha llegado el momento de interesarse por cuestiones técnicas y logísticas, y no sólo por el carácter romántico de supuestas aventuras idílicas que ya no vienen enlatadas (como la sopa Campbell de Warhol), sino que se transmiten en forma de bits a la pantalla de nuestros dispositivos.
Sobre el fenómeno de compartir experiencias en autocaravana
Eso sí, corren el riesgo de compartir su carácter ilusorio con las aventuras en lata, si quienes las experimentan no optan por explicar todo tipo de momentos y situaciones mientras están en la carretera.
Hay vida más allá de las puestas de sol, los acantilados y las colinas abiertas a fértiles valles.
Las fotografías en torno a temáticas (sí, todos nos referimos a ellas como “hashtags”) populares en Instagram, Pinterest, Flickr, etc. alcanzan una popularidad que trasciende los tradicionales foros y clubs de aficionados.
(Imagen: @homesweetvan -Instagram-)
Un ejemplo citado entre aventureros y quienes experimentan con conceptos como la itinerancia (intersección entre vida sencilla, nomadismo postmoderno, precariedad laboral y existencialismo de la generación Y) es la vida -individual o en pareja, o incluso a veces con hijos- en la carretera a bordo de una autocaravana.
Más allá de las etiquetas de Instagram
Es la #vanlife (“hashtag-vanlife”, como explica gráficamente Simon al inicio de su aventura en autocaravana por Norteamérica con su compañera Shelby y el perro de ambos, en un vídeo producido y editado por Kirsten):
Shelby y Simon prescindieron de sus pertenencias menos esenciales, compraron y modificaron una vieja autocaravana (primó lo económico y funcional sobre lo estético o prestigioso: ni Volkswagen Westfalia ni costosos modelos equiparables contemporáneos), y emprendieron un viaje desde el Este de Canadá hacia el suroeste de Estados Unidos, trazando una diagonal en la vasta extensión continental.
Pero, como Shelby y Simon explican en su experiencia en autocaravana (su #vanlife, bromea Simon), vivir, viajar y trabajar en itinerancia no es siempre fácil, ni fotogénico, ni parece -al menos, mientras uno se encuentra sobre el terreno, experimentando las dificultades- siquiera tener sentido.
(Imagen: @live.work.wander -Instagram-)
Shelby y Simon y la experiencia de *faircompanies
Entonces llegan los otros momentos: la clarividencia, la magnanimidad del paisaje, los momentos de reflexión, los lugares hasta entonces inexplorados… y también las dificultades económicas y el estigma de viajar y vivir (también trabajar) en un habitáculo sobre ruedas.
Y también los pequeños triunfos: decidir adónde ir y dónde vivir, trabajar o dormir en una jornada determinada, o tratar de subsistir con un negocio propio (en el caso de la pareja canadiense, se trata de servicios de videografía para bodas y eventos).
(Imagen: interior de la rara autocaravana Vixen 21, fabricada en Estados Unidos entre 1985 y 1989 a partir de los diseños del ex ingeniero de General Motors Bill Collins)
Las reflexiones de Shelby y Sam tienen cierta correlación con las apreciaciones que Kirsten y yo compartimos en un viaje familiar (más corto en espacio y tiempo) en autocaravana por el Noroeste del Pacífico de Estados Unidos (germen, a su vez, de un documental previo de Kirsten, Summer of -family- love).
Minimalismo como opción para una vida examinada
Tras ver el documental sobre nuestras dos semanas y cuatro mil kilómetros recorridos al ritmo de una Volkswagen Vanagon LE con techo elevable de 1981 -que compramos y vendimos aquel mismo verano por el mismo precio: 5.000 dólares-, una suscriptora del canal de YouTube de Kirsten nos preguntó una suscriptora del canal de YouTube de Kirsten nos preguntó:
“¿Cómo ha cambiado vuestra opinión sobre vuestra vivienda permanente desde que hicisteis este viaje?”.
(Imagen: carrocería de la rara autocaravana Vixen 21)
Mantenemos la respuesta de hace dos años: “Déjanos citar a Thoreau aquí: ‘Nuestra vida es malgastada en detalles. ¡Simplifica, simplifica, simplifica! Yo digo: procura que tus asuntos sean dos o tres, y no cien o mil; en vez de un millón cuenta media docena, y que tus cuentas quepan en la uña del pulgar’.”
Imágenes cosméticas de la realidad y lo que subyace tras ellas
Dos años después, tanto Shelby y Simon como Kirsten y yo mismo, y muchos otros, comparten sus vivencias en la carretera. Instagram, Pinterest, Facebook o Twitter popularizan imágenes fotogénicas que muestran un idilio de la casa portátil (la “máquina” mantenida con la “Calidad” de la experiencia, según el significado que otorga al concepto Robert M. Pirsig, filósofo y autor de Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta).
(Imagen: @trailsurfing -Instagram-)
Pero el idealismo fotogénico de #vanlife y otros repositorios similares de experiencias registradas en la vida itinerante a bordo de una autocaravana -sobre todo, fotografías con el aura de postales retocadas con el Photoshop actual: filtros predefinidos en cámaras digitales y teléfonos inteligentes-, olvida la parte importante de la experiencia:
- el tiempo tedioso o contemplativo al acabar o antes de iniciar la jornada;
- el ascenso cotidiano de las pequeñas inconveniencias de carecer de comodidades presentes en cualquier vivienda moderna, por pequeña y humilde que sea;
- el agotamiento acumulado;
- el rutinario mantenimiento del vehículo y su habitáculo, donde uno viaja, descansa, trabaja;
- la gestión cotidiana que esconde la cámara;
- y toda la interacción que una imagen “inauténtica” (según el significado otorgado a este concepto por los filósofos fenomenólogos Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre) trata de pasar por alto, a menudo con éxito, lo que borra cualquier pátina de realidad de la experiencia.
- etc.
Cámpers DIY: hacerse uno mismo su propia autocaravana
Shelby y Simon muestran que optar por la vida itinerante y registrar su desarrollo no tiene por qué pecar de fabricación de la realidad, ni idealizar los momentos y paisajes que no requieren más retoque que el oficio de uno mismo, según su mirada y pericia, al interpretar la realidad.
Tampoco hace falta -demasiado- dinero, ni un modelo de autocaravana “homologable” a las tendencias en Instagram, ni siquiera actuar de acuerdo con patrones estéticos y de conducta emulados de documentos gráficos que, volviendo a Heidegger y Sartre, se quedan en la superficie estética y olvidan lo subyacente, lo “auténtico”.
(Imagen: un Land Rover como alternativa de autocaravana todoterreno a la buscada y cotizada Vanagon T3 Westfalia Syncro 4×4)
Más allá de qué se espere de una aventura itinerante, y de dónde sitúen quienes la realizan el foco de la cámara para registrar su experiencia (a menudo, dando cuenta de ella en Instagram, usando etiquetas como la mencionada #vanlife), el fenómeno ha pasado de nicho pseudo-hippy a experiencia aspiracional con vocación mayoritaria.
Características de este sueño compartido: atraen, a tenor de la popularidad de las imágenes, los vehículos ágiles: suficientemente pequeños, baratos, asequibles, con consumo de combustible más similar a una gran berlina que a un camión.
(Imagen: @overlandaccessories -Instagram-)
Utilidad, “calidad” (Pirsig): más allá de lo superficial
Cámpers, en definitiva, con la legendaria autocaravana de Volkswagen con interior del fabricante Westfalia popularizada en los sesenta y setenta por surferos y hippies (Volkswagen Westfalia, 1950-2003). La marca fabrica ahora sus propios interiores para los dos modelos California disponibles en Europa, con o sin cocina, pica y armarios laterales.
Actualmente, Westfalia forma parte de Daimler, que usa sus interiores en los modelos de recreo de la versión de carretera de sus furgonetas comerciales (primero el modelo Vito; y actualmente el modelo ligeramente mayor Viano, ambos con el epígrafe Marco Polo).
(Imagen: @mercedes_tn -Instagram)
La revista estadounidense Outside dedica espacio periódico tanto a las novedades comerciales, casi siempre poco asequibles, de autocaravanas tanto con producción comercial convencional como personalizadas por fabricantes especializados en interiores de recreo a medida.
Ni Outside ni sus competidoras generalistas en Estados Unidos -por ejemplo, Sunset- o de nicho -tanto publicaciones del motor en general como especializadas en motor de aventura, o incluso en caravanas y autocaravanas-, olvidan dónde se concentra la mayor parte del interés: en la adaptación amateur (“hazlo tú mismo”, DIY) de furgonetas y todoterreno para su uso como casa rodante.
(Imagen: @epochrestorations -Instagram)
Internet como recurso de conocimiento y productos nicho
El ascenso de las autocaravanas DIY ha provocado, a su vez, el aumento de recursos de Internet (desde bitácoras a fotos, pasando por páginas Tumblr o vídeos en YouTube) con consejos y tutoriales para diseñar vehículos para acampar o vivir/trabajar en la carretera.
La principal ventaja de las pequeñas autocaravanas DIY, o adaptadas por uno mismo, son tanto el coste como el nivel de personalización obtenidos.
(Imagen: @land_rover_series_pics -Instagram-)
Eso sí, abundan los escollos, tanto técnicos como concernientes a la seguridad y homologación del vehículo recreativo.
Las ya de por sí estrictas inspecciones técnicas de vehículos doblan su nivel de exigencia a la hora de comprobar el estado y características de cualquier adaptación no registrada en la documentación.
Partes móviles, pesadas y/o aparatosas, con peligrosidad potencial (uso de botellas y/o tanques de propano, etc.) o capacidad para desestabilizar la marcha del vehículo corren el riesgo de entorpecer una inspección, más allá del país donde se realice.
(Imagen: instalación DIY de paneles fotovoltaicos en el techo de una autocaravana)
Plataformas populares para autocaravanas DIY
Quienes no se doblegan ante riesgos superables y optan por una furgoneta o vehículo susceptible de convertirse en plataforma de autocaravana (camioneta pick-up, todoterreno con interior voluminoso equivalente a los viejos modelos de Mercedes Clase G, Land Rover Defender, Toyota LandCruiser, furgoneta militar adaptada como Unimog, etc.), parten con algunas ventajas a la larga:
- posibilidad de adaptar el interior a necesidades específicas, por una fracción del precio de cualquier adaptación comercial especializada por uno de los numerosos fabricantes-nicho de cada plataforma importante (Volkswagen T1-T6; Mercedes Sprinter; Ford Transporter -Europa- o Econoline -Norteamérica-; Fiat Ducato; Land Rover Defender clásico; Toyota Land Cruiser J70; etc.);
- ahorro económico que, no obstante, deberá ser compensado con horas de trabajo y posibles escollos técnicos que requerirán asistencia y don de recursos;
- réditos intangibles derivados la experiencia de gestionar una renovación completa de autocaravana o conversión de un automóvil o furgoneta en vehículo cámper, desde conocimientos específicos a la propia experiencia (conocimientos específicos, ampliación del círculo personal y profesional, comprensión de mecanismos de gratificación aplazada y autorrealización en una cultura que prima lo cómodo e instantáneo);
- el placer de observar la transformación de un viejo vehículo o un vehículo comercial básico convertido en una autocaravana con personalidad propia, única e intransferible, con soluciones que parten de la visión individual de los mencionados conceptos de “calidad”, “autenticidad”, interacción de conciencia y el entorno en el que hemos sido, en terminología de Heidegger, “arrojados” (estamos encapsulados en una realidad y actuamos en función de nuestra interacción con ésta, de modo que cualquiera de nuestros productos representa nuestro punto de vista o lugar en el mundo).
La era de la cocina de inducción llega a las autocaravanas
Dakota Gale ofrece algunos consejos para convertir una furgoneta en autocaravana o remodelar un viejo modelo, evitando viejas convenciones que han perdido su utilidad e integrando nuevas necesidades: por ejemplo, paneles solares para operar electrodomésticos y recargar la plétora de dispositivos electrónicos que acompañan a un individuo, pareja o familia en una experiencia de estas características.
(Imagen: @thebusandus -Instagram-)
Con electrodomésticos como cocinas de inducción y microondas con escaso consumo eléctrico, las remodelaciones actuales sustituyen el gas por electricidad solar, reduciendo peligrosidad a la vez que se logra mayor autosuficiencia.
Shelby y Simon, por ejemplo, adaptaron su vieja autocaravana a sus necesidades eléctricas cubriendo todo el techo del vehículo con paneles fotovoltaicos, e integrando tomas USB en distintas localizaciones del interior.
(Imagen: @forgeoverland -Instagram-)
Asimismo, usaron cinturones de seguridad para asegurar distintos elementos durante la marcha y se desprendieron de partes de mobiliario cuya utilidad era inferior a la necesidad de espacio en el habitáculo.
Entre decenas de pequeñas personalizaciones, la pareja optó por cubrir el techo interior de la autocaravana con mapas de Norteamérica.
(Imagen: @vanlifers -Instagram-)
El interior que uno quiere por una fracción del precio
En su artículo para Outside Magazine, Dakota Gale explica las ventajas de haber optado, como ella, por convertir un vehículo en lugar de comprar una autocaravana nueva.
Por de pronto, implica pagar fracción del precio cuando se opta por viejas furgonetas; u obtener un descuento considerable si al comprar una furgoneta nueva sin funciones de cámper.
Gale compró una Mercedes Sprinter comercial; además del precio de la furgoneta, gastó 15.000 dólares más en integrar muebles, mostradores, una nevera de acero inoxidable y un sistema eléctrico completo integrado a los paneles solares del techo.
Vivir (y trabajar) sobre ruedas
“Hay gente que dedica seis meses a tiempo completo en la conversión, pero a mí me llevó cuatro meses a tiempo parcial”, dice Dakota Gale.
En cuanto a sus consejos, Gale apela al realismo:
- comprar vehículo acabado u optar por proyecto DIY: un proyecto personal demasiado ambicioso puede quedar inacabado sin una planificación realista;
- cuando se trata de un vehículo para viajar o vivir una temporada en pareja, es crucial acordar diseño y funcionalidades: en el interior de una autocaravana hay que cambiar de mentalidad en cuanto al espacio; los pies o metros cuadrados se convierten en pulgadas o centímetros cúbicos;
- Internet demuestra su utilidad en este tipo de proyectos: búsquedas precisas conducen a todo tipo de resultados útiles que hay que cribar adaptar a las propias necesidades; Dakota Gale explica que realizó varias maquetas de cartón con distintas posibilidades para el interior del habitáculo;
- optar por el máximo valor con el mínimo coste: en ocasiones, un costoso componente puede ser sustituido por un adaptador para ducha solar y un teléfono de ducha;
- autogestión energética: los paneles fotovoltaicos han aumentado su eficiencia y reducido su coste hasta la marginalidad; a diferencia de los generadores de combustible, un techo cubierto con paneles solares es suficiente para conectar electrodomésticos y recargar aparatos electrónicos; si se carece de la experiencia eléctrica necesaria, proliferan los kits para autogestión energética en autocaravanas;
- Dakota Gale recuerda el creciente interés por este tipo de proyectos, con una comunidad de entusiastas que comparte sus conocimientos, experiencias, pequeños éxitos y decepciones en redes sociales y sitios especializados.
Viaje
Vivir y trabajar en un pequeño habitáculo itinerante, aunque sea sólo durante una temporada, es una experiencia de un valor incalculable.
Lanzarse a la carretera en autocaravana implica también enfrentarse a ese presente en proyección donde tantas cosas dependen todavía -por fortuna- de nosotros. Un recordatorio de que no todo viene dado y la realidad reacciona a nuestras decisiones.
No todo son puestas de sol estilo #vanlife. Afortunadamente. Porque la vida itinerante, aunque se reduzca a un corto período, se mostrará con toda su riqueza de matices -los fotogénicos y los que no lo son tanto- a quien se tome la molestia de abandonar la inercia de lo cotidiano para viajar a lo Lao-Tsé.
Sin planes demasiado fijos, sin intención de llegar. Apenas una dirección aproximada y la mentalidad adecuada.
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