Desde siempre, hemos observado el presente e interpretado el pasado para imaginar el futuro, tanto el cercano como el remoto.
Hace unas décadas, por ejemplo, intuíamos que los fertilizantes químicos y la mecanización no sólo multiplicarían la producción alimentaria. También han incidido sobre el tamaño de algo: nosotros mismos.
En 2012, se confirma, cada vez con menos dudas, que la obesidad es la nueva malnutrición, y la pandemia se extiende también por los países emergentes.
Sobre verdades sorprendentes, medias verdades y falacias
No sospechábamos que fuéramos a ser cada vez más inteligentes (según parece y pese a la voz de quienes sostienen lo contrario, está ocurriendo). No es una broma.
Tampoco creíamos, al menos desde finales de la II Guerra Mundial, que las nuevas generaciones europeas o de Norteamérica pudieran tener peores expectativas que la generación precedente, como ocurre con los que ahora nacen.
Los niños de hoy no sólo podrían ser adultos más pobres, con menor renta y peor salud que sus predecesores, sino que las perspectivas educativas tampoco son halagüeñas. Un fenómeno inverso al producido en los países donde por primera vez se consolida una nueva clase media, justo cuando ésta retrocede en los países ricos.
Un nuevo lugar entre crecimiento perpetuo y el pesimismo desaforado
Allí, al menos de momento, la teoría del crecimiento perpetuo de la renta, falacia sobre la que se sostuvo la sociedad occidental desde mediados del siglo XX, no ha sido refutada con los hechos. Al tiempo.
Más allá de la duración de las numerosas crisis superpuestas en los países ricos, cuya población goza de niveles de bienestar sin parangón en la historia humana, los estudios siguen coincidiendo en que, en el futuro, seguiremos viviendo más (el estancamiento del bienestar, ya elevado, en los países ricos, será contrarrestado con el avance en amplias capas de los países emergentes).
Eso sí, tendremos más discapacidades; ello será consecuencia de la mayor esperanza de vida, pero también de la ausencia de un estilo de vida saludable, a menudo unido a una filosofía de vida coherente (sea ésta intuitiva o consciente).
Teoría de juegos y crisis superpuestas
Las distintas capas de la crisis (económica, del clima, los alimentos, la población, la economía extractiva, etc.), afectarán nuestro futuro de un modo u otro, a corto y largo plazo. La manera y el grado en que lo hagan dependerá de decisiones colectivas y, en ocasiones, individuales.
Como individuos, no podremos cambiar, ni siquiera influir, en varias de las grandes tendencias, pero sí podemos especular con racionalidad y cierta precisión acerca de cómo nos afectarán los cambios, grandes y pequeños, que nos deparará el futuro.
Por ejemplo, estamos inmersos en grandes cambios relacionados con la mecanización (consultar Andrew McAfee), la innovación -o su ausencia- (consultar Tyler Cowen), o la manera en que adquirimos conocimiento y producimos o consumimos bienes y servicios (consultar, por ejemplo, Chris Anderson).
La III Revolución Industrial, la desmaterialización de los productos y servicios; el intercambio de papeles entre productores y consumidores; o el auge del conocimiento, el minimalismo y la austeridad como nuevos símbolos de estatus; son algunas de las transformaciones que influirán sobre nuestras vidas y las de nuestros descendientes en las próximas décadas.
Convertir la incertidumbre sobre el futuro en oportunidad
Aprender a abrazar estos cambios podría convertir una actitud potencialmente defensiva en una oportunidad para enriquecer nuestra existencia y, a la postre, hacer más dichosa nuestra vida y la de nuestros allegados.
Sabemos que la media de edad de la población mundial envejecerá, lo que hará aumentar las dolencias degenerativas por mucho que nos empecinemos en conocer -y comprender- por qué la vida es finita y las células se oxidan sin excepción, aunque algunas de ellas, pertenecientes a microorganismos, puedan permanecer en letargo durante milenios y despertar sin daño aparente.
También que seremos, como norma general, más altos y corpulentos, dejándonos la duda de si estamos siguiendo la estela de los dinosaurios, cuya población aumentó de tamaño y se diversificó antes de desaparecer.
La prospectiva como disciplina especulativa
La especulación sobre el futuro es exponencial, cuando hablamos del mundo de aquí a unas décadas.
Hay quien apuesta por implantes cerebrales para mejorar nuestra capacidad cognitiva o consumir contenidos informativos y usar aplicaciones directamente desde nuestro córtex, sin necesidad de pantallas ni otros “medium”.
Especulamos también sobre el inicio de colonias humanas en otros planetas, así como la regulación del nuestro, entendido cada vez más como un superorganismo cuyos desequilibrios han sido acentuados por la actividad humana en las últimas décadas (hipótesis de Gaia).
Transitoriedad de la existencia
La transitoriedad de la existencia es uno de los temas recurrentes de todos los tiempos, ya evocada en inscripciones como el trisquel europeo, tres brazos en espiral interpretados como la trinidad del tiempo: pasado, presente, futuro.
La filosofía occidental (presocráticos) y oriental (taoísmo, confucianismo, budismo, sintoísmo) homenajearon el panteísmo de sus predecesores otorgando a este poso cultural la centralidad en la nueva visión del mundo: todas las cosas están sujetas al cambio, son transitorias, no permanentes.
Y tanto el pensamiento místico como el racional han tratado desde entonces de predecir el futuro, tanto el más cercano como el remoto, con disciplinas tan dispares como el chamanismo más primitivo y aleatorio a la prospectiva actual, con vocación científica.
Sobre la -siempre lejana- máquina del tiempo
Y qué decir del anhelo ilustrado de construir una máquina del tiempo para visitar el pasado y el futuro, para así afectar ambos elementos del devenir, alejados de lo que sucede “en este preciso instante”. La literatura, el cine o la novela gráfica han engordado con un subgénero dedicado al viaje en el tiempo.
Sin olvidar los recurrentes ejercicios que, coincidiendo con una exposición, feria mundial o efeméride científica remarcable, presentan “el mundo de aquí a X años/décadas”. Sobra decir que no importa si el ejercicio ha sido realizado con seria prospectiva o intuición artística: décadas después, una vez llega la fecha señalada, las predicciones despliegan toda su ridiculez.
Paisajes distópicos
Ciudades atiborradas de zepelines, vehículos personales voladores, automóviles nucleares, ciudades en el fondo del mar, cohetes para realizar vuelos transcontinentales, edificios-ciudad, urbes protegidas por escudos de energía y otras imágenes distópicas, nos hacen sonreír cuando llega el momento.
También hay viajes al futuro que aciertan en la esencia, o describen paisajes distópicos que aventuran grandes tendencias, a menudo acertadas, tales como la falta de libertades individuales, los totalitarismos, el control sobre el pensamiento libre, etc.
Son mundos poéticos donde los bomberos queman libros o el pensamiento único oprime la diferencia individual.
Ni genios ni místicos han eludido la transitoriedad de la existencia
Ni siquiera inventores románticos revisitados por la actualidad como el genio de la electromagnética Nikola Tesla lograron eludir la no permanencia, el devenir de la existencia, la mortalidad, las grandes preguntas sobre la transitoriedad de la existencia y de lo que nos rodea, a menudo respuestas con menor acierto que las “fuentes”: Heráclito, Buda Gautama, Lao-Tsé, etc.
Tampoco la mística ha podido dominar a su antojo el engranaje del tiempo: los “viajes” del chamanismo, tanto los ancestrales como los de la bohemia y la contracultura, a menudo propulsados por psicotrópicos, no van más allá de lo que una mente entrenada puede lograr con la introspección inducida por el ejercicio, la meditación, la divagación, la lectura, etc.
La intuición más creativa puede, a lo sumo, realizar predicciones bien fundadas del futuro desde el presente (breve, que siempre corre, nunca para, escurriéndose con destreza, tal y como Virgilio había descrito en sus Geórgicas con su “tempus fugit“), con ayuda de la interpretación del pasado.
Conocer el pasado para mejorar en el presente y el futuro
Por ejemplo, el profesor, escritor y divulgador estadounidense Jared Diamond, cree que la mejor manera de prepararnos para el futuro debido a las distintas crisis superpuestas (energía, alimentos, población, economía, agua, clima, etc.), consiste en estudiar cómo situaciones similares afectaron a sociedades del pasado.
Si en su ensayo Armas, gérmenes y acero Diamond reconstruye el pasado humano remoto a partir de evidencias posteriores, en Colapso. ¿Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen? trata de dilucidar el futuro de las sociedades modernas explicando la historia, a menudo dramática, de sociedades que experimentaron todo tipo de tensiones y, como consecuencia, desaparecieron o aprendieron a sobrevivir. Eso sí, pagando siempre un precio elevado.
El estudio a partir del método empírico usado por Diamond nos aporta numerosas pistas para las próximas décadas. La prospectiva se sirve de todo tipo de indicadores, hoy más fáciles de obtener que nunca, gracias a Internet.
Entre estos baremos: la pirámide de población de los distintos países; sus patrones climáticos; el número de patentes por unidad de población; el nivel educativo; la renta y su evolución; la natalidad; la estabilidad política e institucional; la existencia de tensiones internas o externas que puedan desencadenar conflictos; el número de premios Nobel científicos o artículos publicados en revistas especializadas; etc.
Los mejor informados sobre el futuro
No obstante, para conocer cómo será nuestro futuro tecnológico, debemos consultar otras fuentes, a menudo más oscuras y difíciles de interpretar.
Los mejor informados suelen formar parte de oscuros organismos que dependen del Departamento de Defensa de Estados Unidos y sus equivalentes en Europa y los países emergentes; o contar con información científica y empresarial de primera mano, actualizada y compilada con rigor.
Los inversores de capital riesgo se encuentran en este último grupo y, a menudo, saben mucho más de nuestro futuro que los gobiernos más poderosos del mundo.
Lo más cercano al oráculo de Delfos: un polímata bien informado
Sin olvidar a los propios científicos e inventores: polímatas que, conjugando una formación vasta y diletante, humanidades y letras, se avanzan a su época varias décadas. En casos excepcionales, como Leonardo da Vinci, la “intuición” y la calidad de la prospectiva aventura invenciones que tardaron siglos en consumarse.
El coste de la innovación, sobre todo la destinada a realizar pruebas que no tienen aplicación comercial a corto plazo, ha relacionado históricamente las invenciones con los ejércitos y departamentos estatales, fenómeno acentuado desde la Ilustración.
Con el abaratamiento de las tecnologías punteras, el acceso a todo tipo de información desde casa y la colaboración por Internet, expertos como el profesor y escritor Andrew McAfee o el periodista y ex-director de Wired, Chris Anderson, prevén que muchas innovaciones punteras se trasladen desde multimillonarios departamentos de I+D+i de gobiernos y grandes corporaciones a pequeños talleres de artesanos-hacker
Influyendo en el devenir con nuestras decisiones
A diferencia del pasado -recordaban los filósofos clásicos cuando enseñaban a sus discípulos el “arte de vivir“-, el individuo puede afectar el presente y el futuro.
El fatalismo de la existencia, según el cual no podemos cambiar lo ya ocurrido, sino reconocerlo y gestionarlo, es una de las técnicas para lograr la “tranquilidad” o bienestar duradero, el equivalente estoico a lo que ahora llamamos “autorrealización”.
Eso sí, nuestra voluntad afecta tanto lo que ocurre en este instante como lo acaecido en el futuro, aunque los estoicos y otras escuelas filosóficas distinguían entre aquellos acontecimientos en que podemos influir y los que, por el contrario, están por encima de nuestra voluntad.
El fatalismo de la existencia como mecanismo de bienestar
Sobre los primeros, decían, es sensato esforzarse para lograr el mejor resultado (formar una familia según unos valores, preparar la cosecha, construir un edificio, orientar nuestra vida o carrera en una determinada dirección, “elegir nuestras batallas”).
Sobre los segundos, al estar más allá de lo que podemos hacer, mejor no obsesionarse, dicen los socráticos (eudemónicos, estoicos): podemos formar una familia, pero no evitar algún acontecimiento aciago; preparar la cosecha, pero no evitar una tormenta o sequía; construir un edificio, pero no evitar un terremoto; orientar vida y carrera, pero no garantizar que ocurrirá tal y como lo imaginamos.
Además de reconciliarnos con el pasado y elegir dónde emplazamos nuestros esfuerzos en el presente, una manera racional y planificable de acercarnos al futuro que imaginamos consiste en planificar de manera realistas, estableciendo metas periódicas, cuantificables y realizables. De lo contrario, hasta las proposiciones de Año Nuevo más sencillas se convertirán en irrealizables.
La transitoriedad del universo, según Séneca
Séneca resumía así la transitoriedad, según los estoicos: “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”. Y también: “Brevísima y llena de congoja es, en cambio, la vida de los que olvidan el pasado, no se cuidan del presente y temen el porvenir”.
Para no perder el presente esperando un supuesto futuro mejor, las filosofías de vida clásicas recomendaban centrarse en la virtud racional del ahora: al estar orientada hacia objetivos más elevados como la realización personal, produciría el bienestar duradero deseado.
Séneca: “La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy”. Y también: “Pierden el día por esperar la noche, y la noche por miedo al amanecer”.
Apuntar hacia el futuro, sin desentenderse del presente
Abundan las citas racionales que han sintetizado este comportamiento que evitaría convertir el “ahora” en una especie de tiempo muerto desechable, un tránsito sin interés a la espera de supuestos momentos estelares que nunca llegan.
Recuperando la esencia de las filosofías de vida clásicas, la psicología humanista del siglo XX y, en los últimos años, la neurociencia, alerta contra el presente “de usar y tirar”, la mentalidad del hedonista inconsciente que transita por la vida en busca del último objeto de gratificación, sin ser consciente de la insaciabilidad del apetito que apela a los instintos (teoría psicológica de la adaptación hedónica).
Además de aprovechar el día de hoy como han recomendado a lo largo de la historia Sócrates, Aristóteles, Séneca, Marco Aurelio, los renacentistas, los polímatas de la Ilustración, etc., también abundan los consejos sobre cómo planificar el futuro que podemos afectar, sin obsesionarnos con los acontecimientos alejados de nuestro alcance.
Establecer objetivos y dividirlos en pequeñas metas
Los filósofos clásicos ya recomendaban el equivalente a ejercicios de racionalidad actuales, tales como establecer objetivos realistas y dividirlos en pequeñas metas periódicas (usando proposiciones de Año Nuevo, etc).
Pero, además de reconciliarse con el pasado, aprovechar el presente y centrarse en el futuro que podremos contribuir a moldear, no existen tratados ni consejos ancestrales para, en tiempo real, orientar según un cálculo empírico nuestros objetivos hacia uno u otro lugar.
Un individuo, ni siquiera uno ensalzado por los libros de historia, tiene un papel más relevante que el de la minúscula pieza de un enorme engranaje con variables inabarcables, explica Lev Tolstói en Guerra y Paz, adelantándose a la teoría de juegos.
Eso sí, este mismo individuo se puede informar, estudiar y advertir patrones, aprovechar el viento a favor, conocer el porqué de un cambio, saber hacia dónde se orienta una tendencia.
Sobre el viaje de la introspección
Qué mejor manera de abrazar el futuro, dicen los clásicos, que conocerse a uno mismo (sabiendo mucho de nosotros intuimos mucho más, y con más consistencia, acerca de otros seres humanos), y conocer lo que nos rodea (naturaleza, universo), así como el origen de las cosas, su sustancia primigenia, su simiente o partícula elemental (el “arché” de los presocráticos).
La prospectiva es el ejercicio de racionalizar las intuiciones acerca del futuro. Cuando se trata de un individuo, ilustrados actuales como el editor y “techie” californiano Tim O’Reilly recomienda a los jóvenes actuales con voluntad de emprender que trabajen en “cosas que merezcan la pena“, refiriéndose a los grandes retos a los que se enfrentará la humanidad en las próximas décadas.
Aprender de los mejores
Gracias a Internet y al acceso cada vez más ubicuo a la educación (entendida como proceso de aprendizaje y de transmisión del conocimiento, y no como educación reglada en una institución, realizando un número determinado de horas lectivas, etc.), hoy todos podemos conocer a grandes rasgos cómo será el futuro.
Podemos ponernos, en definitiva, en la piel de grandes polímatas como Leonardo da Vinci; o en la de los mejores inversores de capital riesgo actuales, a menudo mejor informados y con una mirada mucho más amplia que la del científico especializado en un objeto de estudio delimitado.
Arrojar luz a nuestro presente conociendo más sobre el futuro
Conocer acerca del futuro puede inspirar nuestro presente y, sin perder de vista que sólo podemos afectar un tipo de futuro, aquel más cercano a nuestra existencia -como nos recuerdan los filósofos clásicos-, ayudarnos a “elegir nuestra batalla”. Inspirar nuestro estudio o trabajo.
La prospectiva puede ayudarnos a elegir nuestro futuro personal y profesional con mayor conocimiento de causa y dedicarlo a las cosas que -dice Tim O’Reilly”- “merecen la pena” que más nos inspiren.
Recopilamos a continuación un listado de predicciones para los próximos 110 años, realizadas por la revista estadounidense Popular Mechanics.
45 predicciones para los próximos 110 años
Década 2012-2022
1. Los traductores instantáneos, como los desarrollados por DARPA y Google, nos harán competentes en decenas de idiomas. Aumentará también el conocimiento real de las “lenguas francas” de facto, tales como el inglés o el castellano.
2. Ciudades inteligentes, capaces de predecir los atascos antes que se produzcan: aplicaciones para prevenir grandes atascos, usando información archivada, sensores en la carretera y geolocalización. IBM trabaja en una aplicación que ha superado las pruebas preliminares.
3. Chaquetas sensibles al cambio de tiempo para proteger a soldados de calor y frío extremos: el secreto de la ropa para todos los climas son las placas Peltier, que usan estímulos eléctricos en el interior de la prenda para calentar o enfriar.
4. Nanopartículas que aumentarán la efectividad de tratamientos médicos como la quimioterapia. Será posible emitiendo minúsculas dosis de fármacos directamente en las células cancerígenas, reduciendo el impacto de las técnicas actuales sobre el sistema inmunitario.
5. Las electrolineras con carga rápida se extenderán por las principales carreteras. Autopistas como la interestatal que recorre las principales urbes de la Costa Oeste de Estados Unidos (Seattle-Portland-San Francisco-Los Ángeles), contarán con una estación con carga eléctrica cada 100 kilómetros. Algo similar ocurrirá en Europa.
6. Los atletas confiarán cada vez más en robots para entrenarse. Por ejemplo, un pequeño robot volador podría correr a ritmo de récord mundial por delante de un atleta.
7. Los puentes se restaurarán a sí mismos con cemento capaz de auto-repararse. El ingeniero Victor Li, de la Universidad de Michigan, ha desarrollado un compuesto conformado por microfibras que se doblan sin romperse. El nuevo cemento usará los iones de calcio resultantes del agua de lluvia y el dióxido de carbono para conformar un parche de carbonato de calcio.
8. Un software equivalente a pequeños centinelas u “hormigas digitales” recorrerá los nodos de comunicación para prevenir fallos sistémicos y ciberataques. Expertos como Errin Fulp, de la Wake Forest University, desarrollan estas colonias de “hormigas digitales”, con un comportamiento social muy similar al de las hormigas.
9. Los rollos de fina película competirán con tabletas y teléfonos inteligentes. Son pantallas que se enrollan como pergaminos y podrán mostrar contenido de alta definición, así como todo tipo de aplicaciones.
10. Nuestros vehículos personales (automóvil, bicicleta, etc.) se comunicarán con el entorno, gracias a la “Internet de las cosas” y a las “ciudades inteligentes” (conformadas por sistemas de sensores e interpretación de datos): interacción con semáforos, otros vehículos, contenidos digitales, gasolineras y electrolineras, etc. El vehículo asumirá la responsabilidad de la conducción cuando el piloto lo desee.
11. Nuestro genoma será secuenciado antes de que hayamos nacido para realizar pruebas prenatales no invasivas y predecir dolencias. Jay Shendure, de la Universidad de Washington, trabaja en una prueba que sólo requiere saliva del padre y una prueba de sangre convencional de la madre.
12. La exposición a la radiación podrá ser curada con una simple inyección. Se desarrollan varias pruebas en Estados Unidos, una de las cuales, Ex-Rad, previene el daño celular a largo plazo y promueve la recuperción de la médula ósea.
13. Las partes y recambios de vehículos serán producidas con impresoras 3D. Ocurrirá algo similar con prótesis óseas y dentales, gafas, etc.
14. Los medicamentos serán probados en chips que emularán la respuesta inmunitaria humana: microprocesadores albergan células de distintos órganos en hendiduras que simulan las condiciones del cuerpo humano, lo que acelerará las investigaciones y reducirá las pruebas en animales.
15. Desaparecerán las contraseñas informáticas tal y como hoy las conocemos: según IBM, ello ocurrirá en 5 años. Google y Apple desarrollan software de reconocimiento facial, mientras la agencia estadounidense DARPA, empresas y universidades trabajan en el reconocimiento de voz, retina o incluso el ritmo cardíaco, entre otras innovaciones.
16. Los neumáticos serán manufacturados por bacterias: como alternativa al isopreno convencional (tanto el procedente del caucho natural como el producido con petróleo), la firma Genencor usa microbios E.coli que producen isopreno a partir de azúcares vegetales. Goodyear prueba los resultados.
17. Edificios que mantienen limpia su fachada y absorben contaminación: varias firmas comercializan cemento que absorbe los gases contaminantes en suspensión. Asimismo, nuevos revestimientos de aluminio y dióxido de titanio convierten las peligrosas moléculas de óxido de nitrógeno en nitratos inofensivos, retirados a continuación por la lluvia.
18. Prendas de ropa que se limpiarán a sí mismas, gracias a nuevos recubrimientos de dióxido de titanio para tejidos, que eliminarán las manchas y olores del sudor y la transpiración.
19. Robots diseñados para proteger especies en peligro: su cometido será patrullar lugares remotos y documentar en tiempo real los intentos de caza o tala ilegal.
20. El contenido digital acumulado será medido en zettabytes (ZB), equivalente a 1.000 exabytes (un exabyte -EB- equivale a 1.000 petabytes -PB-, mientras cada petabyte es igual a 1.000 terabytes -TB-, o 1 millón de gigabytes -GB-). Según International Data Corporation, el mundo sobrepasó por primera vez el ZB de datos en 2010, mientras que a finales de 2012 hay acumulados 2,7 zettabytes de información. Si cada byte equivaliera a un grano de arena, se podrían construir 400 presas como la de Hoover con la información acumulada.
21. Los equipos de rescate usarán sensores electrónicos para localizar a víctimas de desastres, capaces de detectar minúsculas partículas de CO2, amoníaco y acetona liberados entre los escombros por la respiración y traspiración de los supervivientes atrapados.
22. La generalización de las pruebas genéticas contribuirá a prevenir las epidemias.
23. Surgirán las primeras pruebas en humanos de vacunas contra determinados tipos de drogadicción. Las pruebas preliminares en ratones han logrado resultados esperanzadores.
24. Las casas inteligentes determinarán y controlarán el consumo de electricidad, agua y gas de cada aplicación.
25. La ingeniería alimentaria tendrá el reto de crear alimentos nutritivos y saludables, después de haber contribuido a la actual epidemia de obesidad de alcance mundial, con productos como los monocultivos transgénicos y derivados del maíz como la fructosa (sirope de maíz), cuya omnipresencia en los productos precocinados y bebidas carbonatadas ha tenido consecuencias devastadoras.
Invenciones para el período 2023-2062
26. Lentes de contacto con información contextual, que insertará en la retina la funcionalidad de los teléfonos inteligentes (campos de datos visibles, con información contextual bajo demanda del usuario), así como zoom, visión nocturna, etc.
27. El teléfono inteligente se convertirá en un asistente del médico de cabecera, con capacidad para realizar mediciones de corazón, respiración, sangre y saliva.
28. Los más de 130 millones de libros que existen habrán sido digitalizados. Google calcula que finalizará la tarea a finales de la presente década. Quedan 110 millones de libros por digitalizar y, por tanto, hacer accesibles desde cualquier aparato conectado a Internet.
29. Gracias al aumento de la esperanza de vida y el freno de la natalidad, en 2045 los mayores de 60 años podrían superar por primera vez a los menores de 15 años. Varias universidades diseñan sistemas de atención automatizada y robots para la atención a la tercera edad.
30. Algunos científicos apuestan por el retorno de los aviones de pasajeros supersónicos, tras la desaparición del Concorde. Los nuevos aviones deberán ser más cómodos, eficientes, silenciosos, seguros y fáciles de mantener que el avión supersónico anglo francés, cuya carrera comercial finalizó de manera abrupta, después de un trágico accidente.
31. Nuestra responderá a nuestros estímulos y los de nuestro entorno, tanto electrodomésticos como instalación eléctrica, de puertas y ventanas, jardín, generación y consumo de energía, así como su monitorización centralizada.
32. Las autopistas podrían absorber hasta 3 veces más tráfico, según investigadores de la Universidad de Columbia en Nueva York, que estima que los vehículos conducidos por humanos ocupan a lo sumo el 5% de la capacidad de una autopista. Los vehículos sin conductor podrían aumentar la eficiencia, reducir el riesgo de accidentes y reducir el gasto de combustible (o electricidad).
33. Algunos productores se decantarán por cultivar cafetales de nuevas variedades de cafeto sin cafeína.
34. La capacidad de computación de las supercomputadoras actuales tendrá el tamaño de un terrón de azúcar.
35. Se consolidarán los asistentes digitales capaces de “aprender”, aconsejarnos y realizar tareas administrativas, tales como calcular nuestros impuestos o gestionar los gastos e inversiones de nuestro día a día. Algo así como una versión más avanzada y personalizada de Google Search, Apple Siri y servicios como Mint, con conocimientos tributarios y legales.
36. Las granjas verticales alimentarán a urbanitas con cosechas locales y orgánicas, cultivadas con el mínimo impacto, aplicando tecnologías como la acuaponia (hidroponía + acuicultura) y sistemas de permacultura regulados con sensores (tales como Arduino) y modelos informáticos.
37. Varios laboratorios y startups tratan de crear alimentos saludables, económicos y sencillos de producir. La firma Pronutria, por ejemplo, asegura haber descubierto un organismo unicelular que convierte luz solar, CO2 y agua en nutrientes de bajo coste, hasta el punto de que una superficie con el tamaño de Connecticut (14,360 km², algo más que el Principado de Asturias, por ejemplo), bastaría para producir toda la proteína consumida por la población mundial.
38. Se descubrirá la evidencia directa de la materia oscura, o el 23% de la masa del universo. El físico teórico Michio Kaku cree que se encontrará en 15 años, lo que dilucidará los orígenes del universo y, quizá, abrirá la puerta a otro (¿otros?) universo paralelo.
39. Seremos capaces de aguantar la respiración durante 4 horas, gracias a ciertos avances en nanotecnología. Ello sería posible, creen algunos científicos, con glóbulos rojos robóticos llamados respirocitos, cada uno de los cuales acarrearía hasta 200 veces más oxígeno que sus equivalentes naturales.
Invenciones para el período 2063-2122
40. Surgirán competiciones para estimular la mejora de tecnologías robóticas, algo así como unos Juegos Olímpicos de humanoides.
41. Los últimos grandes submarinos serán convertidos en chatarra, al poder ser fácilmente detectados por los nuevos sónar. Serán sustituidos por pequeños robots submarinos con sensores por láser y nanoacústicos que los harán indetectables.
42. Un motor de iones acelerados en un campo eléctrico realizará viajes por el espacio a la velocidad de la luz, alcanzando estrellas situadas a varios años luz.
43. Seremos cyborgs: nuestro cuerpo contará con minúsculos sensores que estudiarán nuestros signos vitales, prevendrán dolencias o informarán sobre su evolución; implantes en espina dorsal y cerebros harán reversible la parálisis y nos permitirán visitar mundos virtuales, que nos acercarán un poco más al mundo distópico del filme Strange Days.
44. La ciencia completará el mapa con más de un cuatrillón de conexiones (10 elevado a 24, o 24 “ceros”) del cerebro humano, por lo que avanzaremos hacia la aspiración última del pensamiento socrático de la introspección (el conocernos a nosotros mismos) como fuente de bienestar y conocimiento del individuo, del prójimo y del universo.
45. Algunos de nosotros celebraremos nuestro 150 cumpleaños.