Las tiendas colgantes, o tiendas para árboles (“treetents“) son estructuras ligeras y flexibles que se montan en cualquier emplazamiento con dos o más asideros, incluyendo el dosel de cualquier bosque.
Hasta ahora, las casas árbol no son aptas para nómadas: suelen ser pesadas y rígidas estructuras que requieren un emplazamiento fijo. Las tiendas colgantes son la solución para quienes quieren combinar la experiencia de cobijarse en un habitáculo sobre un árbol y, a la vez, cambiar su abrigo de emplazamiento cuando estime oportuno.
Recubiertas con un material sintético impermeable como cualquier tienda de última generación, las tiendas colgantes suelen contar con un armazón rígido o semirrígido, a menudo con forma esférica, que infieren a estos abrigos diseñados para mecerse entre el ramaje el aspecto de una crisálida humana diseñada para la introspección del individuo.
De tiendas de alpinismo a tiendas para árboles
Las primeras tiendas colgantes modernas nacieron como adaptaciones de las tiendas de campaña convencionales, así como las tiendas colgantes usadas en alpinismo.
Coincidiendo con el crecimiento de la afición por modalidades de alpinismo como la escalada libre en lugares como la Costa Oeste de Estados Unidos (el ascenso a El Capitán, la enorme mole de roca en Yosemite, es un hito de un cierto tipo de contracultura, ecologista y panteísta), la cultura popular de masas se reconcilió con la naturaleza.
(Imagen: Tree Tent de Luminair)
Entonces, coincidiendo con la gestación la contracultura y el activismo medioambiental, se tomó conciencia de la fragilidad de hitos del mundo animal como los mayores árboles del mundo (leer reportaje), que corrían ya entonces el riesgo de desaparecer.
Los osados pioneros de la escalada libre ingeniaron los primeros “portaledges“, o tiendas (entonces rígidas) que, suspendidas de su parte superior, permitían crear un balcón artificial en la pared vertical y, permitir, de esta manera, el descanso.
La industria maderera de la Costa Oeste de Estados Unidos acababa con bosques de secuoyas milenarias, y sucedía lo mismo con otras especies simbólicas en otras partes del mundo. Las primeras tiendas colgantes para árboles fueron tiendas de alpinismo adaptadas por aficionados a la escalada que visitaban epicentros de la vida salvaje en Norteamérica como el mismo parque de Yosemite.
El arte de vivir sobre un árbol: los “treehuggers”
Los pioneros de su uso en árboles fueron investigadores de bosques selváticos, fotógrafos de naturaleza y ecologistas (a menudo “treehuggers”, o activistas en campañas de desobediencia civil que, como ocurrió en los bosques de sequoyas gigantes de California y Oregón, permanecían sobre un árbol para evitar su tala).
(Imagen: Tree Tent de Luminair)
Ahora, las tiendas colgantes ratifican su vocación de cobijar al usuario que trata de experimentar el contacto con la naturaleza siguiendo el flujo del ramaje, como si se tratara de una pelea-danza sobre el dosel de un bosque de bambú, evocando los flujos del “tao“.
Que el ser humano vuelva al árbol no tiene por qué ser regresivo (leer reportaje sobre las razones), ni primitivo, ni sinónimo de perder el juicio.
Casas árbol para niños de todas las edades
Mucho antes de que se popularizaran las tiendas colgantes, sobre todo los modelos diseñados específicamente para árboles, las casas árbol constituían un espacio de juego e introspección para niños y mayores, en ocasiones el primer proyecto serio que comparten distintas generaciones de una misma familia.
(Imagen: Tree Tent de Luminair)
Quien no ha tenido una casa árbol en su infancia, ha soñado con ella tras leer algún libro o cómic, o ver alguna película, donde aparezca ese espacio mágico sostenido por las ramas de un árbol, meciéndose con el viento entre el dosel y el suelo.
En los últimos tiempos, las casas árbol han abandonado su nicho infantil o bizarro (existen incluso iglesias sobre árboles, una especie de homenaje al pasado druídico de los chozos sobre árboles), debido a la recuperación de los retiros en medio de la naturaleza, para regenerarse -literalmente, gracias a los “baños forestales”-, divagar, estudiar, trabajar, meditar.
El árbol druídico
En su conquista de los pueblos celtas del poniente europeo, los cronistas romanos relataron los ritos procedentes de la edad del Hierro de pueblos panteístas que veneraban dioses en simbiosis con la naturaleza; algunos de estos ritos, basados en augures y supersticiones, situaban al árbol en su epicentro.
(Imagen: Tree Tent de Luminair)
Plinio el Viejo describió el ritual druídico del roble y el muérdago, donde dos toros blancos eran sacrificados junto a un viejo roble, después de que el druida se encaramara al árbol y cortara el muérdago con su hoz de oro. Panorámix, personaje de cómic de Astérix el Galo, se basa en estas descripciones.
Los druidas y sus rituales paganos, así como su especial relación con los bosques y árboles, aparecen en escritos y leyendas de los pueblos atlánticos europeos. La mitología celta y su culto a los árboles ha inspirado proyectos familiares de casas árbol durante generaciones.
Breves apuntes sobre casas elevadas
En todo el mundo, las casas elevadas y, sobre todo, los chozos en árboles, han sido una solución, temporal y permanente, para proteger las cosechas (graneros elevados europeos), garantizar la seguridad del núcleo familiar (casas en árboles en zonas de lucha tribal endémica de Nueva Guinea, por ejemplo), o protegerse de inundaciones y otras inclemencias, como el ataque de animales.
(Imagen: Tree Tent de Luminair)
En el mundo moderno, la transición de las casas árbol las ha llevado desde los árboles solitarios de los patios traseros en las casas de clase media de países como Estados Unidos a las cabañas que, en Norteamérica y Europa, albergan alojamientos de introspección, cabañas con todas las comodidades o incluso establecimientos hoteleros.
Un vistazo a distintos tipos de casas árbol
En *faircompanies hemos recogido parte de esta evolución, con visitas a varias tipologías de casas árbol en entornos dispares:
- complejo de casas árbol con aureola fantástica y espíritu hippy: el “país de Nunca Jamás” particular de Michael Garnier, que se negó a abandonar el espíritu de la contracultura de los 60 y decidió construir un complejo de casas árbol en Takilma, Oregón, Out’n’About Treehouse Treesort, además de innovar en métodos constructivos para cabañas en árboles (consultar vídeo, reportaje y fotogalería sobre nuestra visita a Out’n’About);
- casas árbol para el descanso familiar en lugares tan dispares como el campo extremeño (ver vídeo);
- casas árbol para la introspección individual a lo Thoreau en Walden, diseñadas para descansar, meditar, divagar, como esta sólida y moderna cabaña erigida en un bosque de secuoyas de segundo crecimiento en el norte de California (ver vídeo);
- o el complejo turístico de casas árbol en el prepirineo catalán Cases als Arbres, diseñado por la pareja suiza afincada en España Emmanuel Grymonpré y Karin Van Veen (ver vídeo).
Subirse al árbol para recuperar la sensatez
Los árboles vuelven a cobijar a quienes saben que subirse a ellos, más que un acto primitivo o de locura desatada, es un método válido más para recogernos, sentirnos cobijados por un abrigo mínimo, un pequeño homenaje al origen etimológico de nuestra manera de asomarnos al universo, desde la introspección y el cultivo interior.
La palabra “ecología” combina “oikos“, casa en griego, con “logos”, el estudio y la vocación de crecimiento racional mediante el conocimiento. La vocación humana de estudiar el exterior, como parte integrante del propio individuo, se realiza desde un cobijo delimitado que resguarda del peligro y la intemperie, la “oikos” primigenia, el mismo chozo primitivo que Marco Vitruvio comparó con el ideal arquitectónico occidental: el edificio clásico griego.
(Imagen: interior de Free Spirit Sphere)
Qué mejor lugar para experimentar el contacto entre individuo, árbol y bosque, partes integrantes de una misma entidad “universal”, según el panteísmo más ancestral (el de los pueblos de cazadores y recolectores) y el contemporáneo, que surge del concepto filosófico del devenir de los presocráticos y estoicos, fue recuperado en el Renacimiento y la Ilustración, y contó con el favor de Albert Einstein, el escritor D. H. Lawrence y el arquitecto Frank Lloyd Wright, entre otros.
La necesidad de un pequeño abrigo de introspección
Leonardo da Vinci, polímata por excelencia, decía que “las pequeñas habitaciones y refugios disciplinan la mente, mientras las grandes la debilitan”; a mediados del siglo XIX, Henry David Thoreau daba la razón a Leonardo en Walden, tras construir con sus manos la cabaña donde viviría algo más de dos años:
“Con este abrigo más sustancial sobre mí, había aclarado algo mi situación en el mundo”.
Los abrigos pequeños, sean en el interior de una casa, sobre el agua, en medio del bosque o, literalmente, en el dosel del bosque, facilitan el trabajo y la introspección: meditar, contemplar, practicar el “baño forestal” (“forest bathing”), divagar, estudiar.
Y, a diferencia de otros habitáculos para el cultivo del individuo que, a la vez, facilitan el contacto con la naturaleza, las tiendas colgantes son plegables, portátiles, ligeras, transportables y fáciles de montar y desmontar, por lo que el retiro introspectivo se puede mover con el estudio del entorno, las necesidades del fotógrafo o los requerimientos contemplativos del asceta, el escritor, el estudioso, el meditabundo o el polímata que combina varios usos y facetas en el pequeño habitáculo colgado del árbol.
Obsesionados con los cimientos físicos, hemos olvidado los personales
Los chozos para espíritus creativos no tienen por qué estar anclados sobre sólidos cimientos; en este caso, los cimientos que cuentan son los del cultivo interior, que se beneficia del contacto con el entorno sin grandes inversiones ni tener que fijar un lugar concreto para construir una cabaña o casita permanente.
A continuación recopilamos algunas de las tiendas colgantes diseñadas en los últimos años para su rápida instalación y desmontaje en todo tipo de árboles y bosques (o puntos de apoyo análogos).
1. Tree Tent por Luminair
Esta tienda esférica de 3 metros de diámetro recubierta de lona de algodón impermeable es un abrigo de escaso impacto medioambiental diseñado por la firma británica Luminair para suspenderse en el dosel del bosque.
Su estética y tecnología se inspiran en los zepelines. Su armazón de madera y aluminio y la calidad de la lona le infieren un aspecto robusto; no obstante, es ligero e incorpora varias comodidades: se puede encargar con calefacción e instalación de agua.
El equipo de Luminair ha usado su experiencia en ingeniería aeronáutica para aumentar la fortaleza de Tree Tent, sin sacrificar la ligereza.
La estructura ha sido diseñada para albergar 1 o 2 adultos, con espacio para opciones como una diminuta chimenea de leña, calentador de agua, revestimientos térmicos y una batería que se recarga con energía solar instalada bajo el suelo.
2. Tentsile
Tentsile es una tienda con tres extremos piramidales que convergen en un epicentro más espacioso; su original diseño permite asir cada uno de los tres extremos equidistantes en ramas separadas, incluso de árboles distintos.
Se trata de una tienda colgante impermeable, económica, fácil de montar; combina las ventajas de una cabaña en un árbol, la ligereza de una tienda de alpinismo y la estabilidad relajante de una hamaca.
La estructura es tan ligera (poliéster) y fácil de transportar como cualquier tienda convencional. Puede ser instalada en 30 minutos.
El diseño surgió en 2010, cuando el fabricante pidió a sus diseñadores una casa árbol que pudiera transportarse y fuera posible usarla incluso sin árboles. Adecuada para el trabajo de campo (investigación biológica, fotografía de la naturaleza, observación, etc.), así como para cualquier labor introspectiva.
Existen alternativas a Tentsile, con un diseño algo más convencional, que carece de la flexibilidad e innovación de su diseño helicoidal.
Es el caso de Treepee, una tienda cónica que se cuelga de su cúpula, mientras su base es fijada con cuerdas que parten de sus 4 vértices.
O de Niamuk (abajo). A diferencia de Tentsile y Treepee, que permiten alojar a más de una persona, Niamuk es una tienda colgante para una sola persona que puede tanto suspenderse como armarse sobre el suelo como cualquier tienda convencional.
3. Tienda colgante en forma de gota por Dré Wapenaar
El diseñador holandés Dré Wapenaar destaca por su polifacetismo. Sus diseños han sido en ocasiones cuestionados por su elevado precio, justificados por el resultado final de habitáculos como esta tienda colgante cuya forma recuerda al de una gota de agua antes de desprenderse del todo.
Wapenaar diseñó su tienda colgante para que los activistas contra la tala de árboles (“treehuggers”) se pudieran colgar de cualquier árbol con comodidad y garantías. No obstante, su tienda colgante se ha popularizado entre quienes la usan como abrigo de recogimiento y recreo.
La tienda colgante en forma de lágrima está recubierta por una lona impermeable que protege del frío exterior; el interior de la estructura sorprende por la amplitud: hay espacio para 2 adultos y 2 niños.
4. Cocoon Tree por Berni Du Payrat
Cocoon Tree es una esfera impermeable diseñada por Berni Du Payrat cuyo exterior cuenta con hasta 12 puntos de sujeción, para asirla a cualquier entorno arbolado.
La estructura es similar a la de otros modelos: forma esférica, con un flexible y resistente armazón de aluminio recubierto de lona impermeable.
Se adapta a condiciones ambientales extremas, desde polares a tropicales, e incorpora un mecanismo de aire acondicionado propulsado por energía solar y eólica.
Pesa 58 kilogramos (130 libras) mide 3 metros de diámetro, incluye un colchón y ventanas con mosquiteras para su uso en los bosques selváticos de los trópicos.
5. Free Spirit Sphere: Casa en árbol esférica de madera
Free Spirit Sphere es una cabaña colgante de forma esférica con estructura de madera, escaso impacto medioambiental, diseñada y fabricada en Canadá por Tom Chudleigh.
Sus anclajes han sido diseñados para permitir que la esfera se mezca con el viento. Pese a contar con un diámetro y habitáculo más reducidos que otras casas colgantes, la Free Spirit Sphere es más difícil de transportar debido al peso de la madera de su estructura.
Su precio es prohibitivo, entre 100.000 y 250.000 dólares, que su creador justifica por su manufactura artesanal; no obstante, las esferas pueden ser probadas en un bosque de la isla canadiense de Vancouver, en la Columbia Británica. Eso sí, es necesario contar con al menos 16 años de edad y, claro, poder desplazarse hasta la Costa Oeste canadiense.
Bonus: Tiendas colgantes de Waldseilgarten (Baviera)
Waldseilgarten es un alojamiento “minimalista” en Baviera (Alemania) para quienes quieran dormir colgados de un árbol sobre la estructura más sencilla: un portaledge de escalada.
Este alojamiento para amantes de la naturaleza en Waldseilgarten permite al visitante elegir entre el descaso en la pared de un risco o, si así se prefiere, se puede optar por cualquiera de los portaledges suspendidos en el dosel de distintos árboles.