Hace un año, emprendíamos un viaje que combinaba reunión y experiencia familiar con nuestra faceta profesional (entrevistas para *faircompanies y el canal de Kirsten en YouTube); un recorrido de 2.000 millas (3.218 kilómetros) en autocaravana por el interior y las zonas costeras del norte de California, Oregón y Washington.
Un año después, repetimos el viaje familiar-profesional, pero modificamos el vehículo y la ruta. Priorizamos el bajo consumo y optamos por un Toyota Prius que tomamos prestado de los padres de Kirsten.
Viaje frugal para profundizar en nuevas ideas de urbanismo frugal
Esta vez viajamos en busca de otros métodos menos burocráticos y más equilibrados de urbanismo, que dejen en manos de la gente las principales decisiones sobre cómo deberían ser sus viviendas, negocios y comunidades.
Es lo que el arquitecto y planificador urbanístico Andrés Duany, o el editor y experto en nuevas tecnologías Tim O’Reilly, llaman “lean urbanism“, algo así como “urbanismo sin trabas” o “mínimo urbanismo viable“.
Acomodar el urbanismo a la vida y no a la inversa
El “lean urbanism” surge de la combinación entre ideas de regeneración de espacios partiendo de los habitantes de un lugar (urbanismo táctico) con otros conceptos en boca de los principales planificadores, a menudo usados como mero reclamo de marketing, más que como algo posible (los conceptos de “crecimiento inteligente” y “nuevo urbanismo” son dos ejemplos).
(Imagen: nuestro bebé prueba la tienda de campaña, armada antes de partir para evitar sorpresas)
La idea es atractiva, pero deberá demostrar su viabilidad y ajuste normativo en un sector hiperregulado. El “lean urbanism” o urbanismo sin trabas pretende innovar pronto, iterar con los habitantes de un lugar y mejorar a medida que se consolidan las necesidades de viviendas, negocios, equipamientos y espacios públicos.
El equivalente, en definitiva, a la cultura de desarrollo de proyectos tecnológicos a partir de la experimentación científica y la interación (lean startup: lanzar pronto y mejorar el producto observando cómo reaccionan los usuarios, cuáles son sus necesidades reales, qué usos otorgan al servicio, etc.).
Códigos de edificación y voluntad individual
Ya durante nuestro viaje del año pasado en autocaravana por las ciudades, parques naturales y zonas rurales del Pacífico Noroeste de Estados Unidos, habíamos observado la rigidez los códigos de edificación locales, lo que obligaba a quienes querían vivir en espacios reducidos o construir edificios adicionales en sus propiedades, a encontrar métodos creativos para cumplir con las ordenanzas.
En esta ocasión, el viaje nos servirá para explorar las diferencias de densidad urbanística entre ciudades, suburbios próximos a centros urbanos y distintos tipos de localidad rural. Asimismo, repasaremos ideas sobre urbanismo de arquitectos como Frank Lloyd Wright. Todo ello, viajando en familia en un pequeño vehículo.
Hace un año, también habíamos planeado el recorrido como una excusa para poner a prueba nuestra paciencia como familia: dos adultos y tres niños (entonces, con siete, cuatro y un año) viajando, cocinando, trabajando, conviviendo y durmiendo en un único espacio.
Un año después de “Summer of (family) love”
Así es como una pequeña autocaravana VW Vanagon Westfalia L Deluxe de 1981, comprada apenas unos días antes por 5.000 dólares, se convirtió en nuestra casa sobre ruedas. El resultado es comprobable en el documental de Kirsten Dirksen sobre el trayecto familiar-profesional: Summer of (family) love.
El viaje inspiró a toda la familia, requirió sin duda el esfuerzo de todos y, a medida que avanzaban los días, fortaleció nuestros vínculos.
(Imagen: primera parada de nuestro trayecto, Bolinas, junto a San Francisco, donde visitamos a Lloyd y Leslie Kahn)
También nos ayudó a valorar las ventajas de la simplicidad y la buena preparación en los viajes largos: viajar con lo esencial, a poder ser de calidad; evitar peligros en el interior del vehículo (sobre todo, en ruta y cocinando) y fuera de éste, etc.
Los objetos esenciales de nómadas ocasionales se cuentan con los dedos de las manos y facilitan la convivencia en habitáculos especialmente reducidos.
Experimentos convivenciales
Este año viajamos en un turismo convencional.
Durante el viaje profundizaremos en nuevos conceptos de urbanismo como el mencionado “lean urbanism”, más interesados en adaptarse a las necesidades y potencial de los habitantes que en establecer trabas normativas que impidan, por ejemplo, erigir casas pequeñas o cultivar alimentos en plena ciudad.
Un vehículo compacto con cinco ocupantes a bordo dispuestos a comer, cocinar y acampar con lo incluido en el maletero ya es de por sí un pequeño experimento convivencial.
Algo así como una reflexión sobre ruedas para descubrir métodos de construcción, modos de vida e incluso ambiciosos proyectos engullidos por el clima y el olvido, tales como Bayocean, comunidad de lujo que sucumbió a las tormentas en la costa de Oregón.
Casas sobre ruedas y nomadismo postmoderno
En la aventura en autocaravana del año pasado, pronto aprendimos la lección quizá más importante, más allá de simplificar y crear rutinas en las que colabore toda la familia: la importancia de comer y dormir bien. Nos habíamos asegurado de que la Vanagon Westfalia adquirida tenía en orden la nevera y la cocina.
Ello nos permitió comer bien y barato, así como conservar productos perecederos tan importantes cuando hay un bebé y una niña de 4 años a bordo como leche fresca. Entonces, evoqué con Kirsten en varias ocasiones ideas sobre vida sencilla, “no posesión” y simplificación de filósofos clásicos o del autor de Walden, Thoreau: “Nuestra vida siempre es malgastada por el detalle… simplificar, simplificar”.
Al final del viaje, vendimos la vieja Vanagon Westfalia L por lo que nos había costado: 5.000 dólares justos. Nos costó deshacernos del que encontramos un buen espacio para vivir (esporádicamente), trabajar y viajar.
(Imagen: la segunda parada nos llevó a Palo Alto, donde Kirsten entrevistó a un “inventor de garaje”; después del viaje volveremos a Palo Alto)
Lo que mejoraríamos de nuestra experiencia en autocaravana
Eso sí, recorrer más de 3.000 kilómetros en una autocaravana de 1981 nos enseñó a apreciar las mejoras más sustanciales que incluso el conservador mundo del automóvil ha sabido realizar desde 1981.
Más allá de la amable, robusta y funcional estética de la VW Type 2 (T3), en mi opinión no superada por vehículos familiares actuales con similares aspiraciones (incluyendo el vehículo heredero de la tradición, la última VW California), sus puntos débiles han dejado de ser un problema en vehículos modernos.
Los únicos grandes inconvenientes con que nos topamos recorriendo, trabajando y viviendo durante 2.000 millas en la furgoneta, fueron,
- velocidad limitada;
- pobre climatización -luego sabríamos que el anterior propietario lo había desconectado para mejorar el rendimiento del pequeño motor de un vehículo con cierto peso y dimensiones;
- y, sobre todo, el consumo de combustible comparado con los vehículos más eficientes.
Tras las huellas de John Huston
Así pues, este año no habrá gran viaje por Estados Unidos en “campervan”; hemos probado las mieles de la “westy” y siempre respetaremos el vehículo.
En Barcelona, donde vivimos la mayor parte del año, ni siquiera tenemos vehículo (lo alquilamos cuando es necesario) pero, si fuera necesario poseer uno (no lo creemos así), el vehículo ideal sería algo así como una VW T3 Syncro (modelo 4×4 fabricado entre 1991 y 1992) con el consumo de un Toyota Prius.
(Imagen: Inés junto al vehículo usado para nuestro viaje para explorar ideas sobre urbanismo)
Sí habrá, no obstante, viaje en familia por el inabarcable paisaje de carretera de Estados Unidos, en esta ocasión con más reminiscencias a películas de John Huston que a las rutas contraculturales del Pacífico Noroeste.
Explorando el Suroeste de Estados Unidos
Nuestra ruta nos lleva desde San Francisco a una primera parada, con reunión familiar incluida, en un lugar de descanso tradicional de los habitantes de San Francisco y su zona de influencia, tanto en verano como en invierno: el lago Tahoe, conocido por sus estaciones de esquí y posibilidades de deporte y recreo cuando llegan los meses cálidos.
Será lo más al norte que viajemos en esta ocasión. Al finalizar la semana, tomamos rumbo hacia el sur, en un viaje que nos llevará por carreteras secundarias del sur de California y Nevada; y por las vías que cruzan el norte de los estados de Arizona, Nuevo México y Texas.
Existen paralelismos indudables con la aventura del año pasado. Viajamos en familia y actuaremos en consecuencia, respetando las necesidades de los pequeños del equipo y haciéndolo compatible con horas de descanso, ocio y trabajo.
Viaje frugal: vehículo híbrido, tienda de campaña, nevera
Al acumular mayor información y experiencia en trayectos largos en familia, en esta ocasión no hemos priorizado la comodidad por encima de la frugalidad y experimentaremos con el ahorro:
- de espacio: viajamos en un Toyota Prius de 2012;
- de combustible: el vehículo nos permite anotar el trayecto y el consumo realizado, tanto la media de carburante por milla/kilómetro como otras mediciones;
- económico: no invertimos en la compra de un vehículo (perdiendo, eso sí, el potencial de revenderlo).
El vehículo convencional empleado en esta ocasión nos permite ahorrar combustible, pero perdemos otras fuentes de ahorro y comodidad presentes en la Westy: espacio, cocina y nevera, y camas.
(Imagen: tercera parada -de una semana- del trayecto, en el lago Tahoe)
Buena cama y comida caliente (en un Toyota Prius)
Hemos intentado suplir estas limitaciones con una mínima preparación:
- ante la falta de espacio, llevamos con nosotros sólo lo esencial, evitando el uso de portaequipajes adicional ni remolque; usamos sólo el vehículo;
- ante la ausencia de nevera y cocina, hemos invertido algo de dinero en una buena nevera de hielo portátil (bien fabricada, robusta, efectiva, con suficiente capacidad para albergar alimentos perecederos esenciales como leche y algo de verdura, etc.); y un pequeño hornillo de gas para cocinar cuando sea necesario (comer algo caliente, calentar leche y preparar café);
- ante la falta de camas -la autocaravana incorporaba cama en los asientos abatibles traseros y en la tienda de techo desplegable-, llevamos una tienda de campaña y un colchón de aire auto-inflable. Tanto la tienda como el colchón doble y los 2 sacos ocupan el menor espacio posible.
El ahorro de combustible y la flexibilidad del Toyota Prius (mayor velocidad, mejor climatización) aumentarán quizá la comodidad de viaje, aunque difícilmente el nuevo habitáculo superará al de la espaciosa autocaravana cuando el vehículo se encuentre estacionado.
La oficina en cualquier lugar
Cuando no sea posible cocinar o dormir en tienda -al no encontrar el lugar y alojamiento adecuados, no estar permitido, etc.-, habrá oportunidades para comer y alojarnos en hoteles -algunos de ellos eclécticos- y casas particulares -algunas de ellas, literalmente diminutas, aunque mayores que el habitáculo de un Toyota Prius o el de una tienda de campaña.
Toda la familia está animada con el experimento, preparada para pequeñas rencillas por el control de la música, o mejorando estrategias para convencer al conductor sobre el lugar adecuado para parar, dormir o comer.
¿Olvidé decir que también trabajaremos? Aunque claro, siempre es difícil establecer una línea divisoria entre ocio y trabajo cuando *faircompanies sigue siendo un hogar-estudio, sedentario o nómada según el mes del año.
Sobre viajes y urbanismo
De vuelta a California una vez recorridos los estados de Texas, Nuevo México y Arizona, nos adentraremos en el sur de California. Recorreremos el camino establecido con la mostaza plantada por el franciscano Junípero Serra durante la fundación de las misiones a lo largo de la costa de la entonces Alta California o California Nueva.
El fin del trayecto será en esta ocasión Palo Alto, donde descansaremos y cuidaremos de la vivienda (y el perro) de unos amigos. En la California costera y Silicon Valley finalizaremos la exploración sobre distintos tipos de urbanismo, variantes de densidad y planificación urbanística.
(Imagen: un poco de descanso y aire fresco antes de proseguir el viaje por 5 estados, California, Nevada Arizona, Nuevo México y Texas)
Más tarde, tendremos tiempo de escribir y editar vídeos contrastando lo observado con ideas urbanísticas de Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Jane Jacobs (su “new urbanism” y sus controversias) o, últimamente, Andrés Duany y su “lean urbanism“.
Parafraseando libremente a Thoreau, nos sentaremos a editar y escribir lo experimentado una vez lo hayamos vivido: contemos con el estudio y la experiencia.