Internet ha acelerado fenómenos como el trabajo remoto, la oficina móvil o incluso un nuevo tipo de nomadismo practicado por profesionales creativos y técnicos, que demandan modalidades más flexibles de casa-estudio y casa-taller.
Un entorno con acceso a todo el trabajo desde cualquier lugar y en cualquier momento no siempre es positivo, del mismo modo que trabajar mientras nos movemos puede causar más desazón que ayudar en según qué tareas y contextos.
Pero tener la oficina en casa no implica renunciar a la vida privada.
Trabajar en casa no implica saturarse de trabajo
Sabemos que no desconectar del torrente de información al que estamos conectados a diario aumenta la probabilidad de padecer trastornos como ansiedad o insomnio.
Un estudio reciente sugiere que consultar correo del trabajo a última hora, desde el móvil o la tableta -a menudo en la cama, antes de dormir-, perjudica el rendimiento laboral al día siguiente.
(Imagen: la Eames House, o “Case Study House No. 8”, paradigma de arquitectura moderna, diseñada por Charles y Ray Eames en 1949)
Los expertos coinciden: no hay fórmulas mágicas ni horarios y diseño de espacios infalibles, y cada persona o familia deben adaptar los abundantes consejos, estudios y variada literatura sobre la materia a su situación particular.
Conciliación: una vieja idea con nuevas realidades sociales y laborales
Sobre el papel, las casas-estudio, con espacio y flexibilidad para conciliar el trabajo con la esfera privada, puede reducir la ansiedad y mejorar la productividad.
El trabajo introspectivo, como el artístico y el creativo, se adaptan mejor a un entorno sin otros compañeros, ajeno a fenómenos como la interrupción constante, más frecuente en oficinas donde se suceden reuniones, llamadas y conversaciones que impiden estados de concentración cruciales para la calidad y profundidad de trabajos artesanales o intelectuales.
La concentración de mayor calidad, que la psicología moderna ha bautizado como “experiencia de flujo“, en la que el individuo pierde la noción del tiempo y se produce un desapego entre cuerpo y mente, requiere un entorno donde sea fácil concentrarse. Las oficinas modernas se han convertido a menudo en lo contrario.
Prosiguen los experimentos de las grandes empresas
Hay grandes empresas que en el pasado contaron con programas de teletrabajo y han obligado a los beneficiarios de esta flexibilidad a volver a la oficina; es una de las medidas más controvertidas aplicadas por Marissa Mayer tras ser nombrada consejera delegada de Yahoo! en 2012.
Pero la profunda transformación de profesiones creativas y liberales ha empujado a muchos profesionales a instalarse por su cuenta, empezando a menudo en espacios de trabajo tan humildes como los que albergaron a los propios fundadores de Yahoo! (durante una temporada una caravana), Google (un garaje) o Facebook (un dormitorio universitario).
(Imagen: luminoso y diáfano interior de la Casa Eames, de un estilo moderno con reminiscencias japonesas y escandinavas)
La Internet ubicua, así como dinámicas que permiten hacer con átomos lo que antes sólo era posible con bits (“imprimir” servicios, conectar cosas entre sí, “hackear” nuestro entorno para adaptarlo a nuestra realidad), han redefinido el significado de “trabajo”, “espacio de trabajo” o incluso “conciliación”.
Libertad descentralizada de los profesionales creativos
Para profesionales creativos que realizan su tarea de manera autónoma y ajena a una localización física, es más fácil que nunca, por ejemplo:
- personalizar espacios -incluso los más pequeños- y adaptarlos para vivir y crear en ellos, en función de la hora del día o la necesidad;
- moverse como un individuo-grupo-familia orquesta, usando un vehículo (o una mochila) como espacio para vivir, trabajar y viajar durante una temporada: en *faircompanies hicimos el experimento durante unas semanas del verano de 2013, mientras viajamos y trabajamos (grabando vídeo en distintas localizaciones) por el Pacífico Noroeste de Estados Unidos.
Kirsten Dirksen ha publicado en el sitio y en su canal de YouTube el documental que relata nuestra experiencia usando una autocaravana VW Vanagon Westfalia L de 1981 como residencia-estudio nómada:
(Vídeo: Summer of -family- love)
Pasado, presente y futuro de casas-taller y casas-estudio
Históricamente, los oficios profesionales y creativos se adaptaban mejor que los industriales o comerciales para combinar vivienda y espacio de trabajo, o dedicar un espacio a la actividad o afición creativa.
Ello ha empezado a cambiar a medida que tecnologías como las impresoras y fresadoras caseras, para imprimir y moldear objetos con cada vez más materiales, se abaratan y ocupan menos espacio, con lo que es posible y económicamente viable “fabricar” con profesionalidad y precisión industrial desde cualquier vivienda o taller.
Evolución de la casita de escritor
Asimismo, escritores, blogueros, programadores, artistas y creativos de distinto tipo (desde diseñadores industriales a expertos en marketing):
- sitúan su despacho, oficina, casita, chozo o cobertizo de trabajo en la vivienda particular;
- crean una oficina al instante allí donde se encuentren, usando un móvil, un portátil, un cuaderno, dispositivos tecnológicos de distinto tipo, etc. Por ejemplo, Kirsten Dirksen puede grabar y editar vídeo en calidad profesional en cualquier lugar, así como almacenar grandes cantidades de datos debido a una tecnología cada vez más potente y económica;
- en ocasiones, pese a trabajar en una oficina, usan un espacio doméstico como lugar de introspección, meditación o trabajo en otros proyectos, intereses, etc.
Concibiendo los productos del futuro: “desmaterializados” y “softwarizados”
La mayor flexibilidad aportada por la tecnología ha acentuado fenómenos creativos e industriales como la “desmaterialización” de muchos productos, que acumulan cada vez más servicios intangibles y menos átomos (un teléfono móvil, un portátil o una impresora 3D son meros recipientes para trabajar en servicios).
A la “desmaterialización” se une el fenómeno de la “softwarización”: no sólo equipos electrónicos e informáticos, sino también objetos hasta ahora autónomos y analógicos incluyen software y se comunican con su entorno.
David Heinemeier Hansson y Jason Fried son los fundadores de una empresa especializada en aplicaciones web de productividad con sede en Chicago, críticos con el modelo tradicional de las startup tecnológicas (consistente en tomar mucho dinero prestado y, con suerte, esperar a que la empresa sea comprada por algún grande).
Además de empresa y aficiones, los fundadores de 37signals han publicado 4 libros que compilan sus ideas y hallazgos sobre la transformación laboral que tiene lugar en muchas de las empresas creativas y tecnológicas del mundo.
Cómo trabajar sin interrupciones y de manera remota
Los últimos dos ensayos, Rework (2010) y Remote: office not required (2013) exponen por qué la concentración sin interrupción -en el primero- y el trabajo remoto bien gestionado -en el segundo- pueden lograr el objetivo de muchos profesionales actuales: es posible trabajar al máximo rendimiento desde cualquier lugar, manteniendo estrechos lazos y colaboración con personas en otras localizaciones.
Una biblioteca con conexión a Internet o un café son a menudo entornos tan válidos para trabajar y concentrarse como el estudio/oficina/taller instalado en casa.
Escritores, programadores web, músicos y artistas en general que han logrado una productividad consistente trabajando desde casa coinciden en algunos consejos generales:
- conviene separar físicamente el lugar y los momentos para compartir con la familia y el espacio de trabajo -sea usando un horario preestablecido o un compromiso para no interrumpir, usando una puerta, un edificio anejo en el jardín, etc.;
- hay actividades en las que un cierto recogimiento físico (una habitación pequeña, casita en el jardín, rincón con techo bajo, etc.) contribuye a la labor creativa, como ya apuntaba Leonardo da Vinci: “las pequeñas habitaciones y refugios disciplinan la mente, mientras las grandes la debilitan”;
- muchos artistas plásticos, coreógrafos y otros oficios creativos requieren amplitud para permitir la movilidad, el uso del aparejo propio de cada actividad, mejorar la calidad acústica, etc.
Sobre la productividad que parte de la introspección, el estudio, la divagación
Tanto Kirsten Dirksen como yo mismo hemos trabajado desde casa y los lugares que visitamos a menudo -con viajes a Estados Unidos al menos una vez al año- y nuestros hallazgos son consistentes con algunos de los estudios sobre teletrabajo publicados.
Por ejemplo, una investigación dirigida por E. Glenn Dutcher en Innsbruck, Austria, sugiere que quienes trabajan desde casa aumentan su productividad en tareas creativas, mientras reducen su rendimiento en cuestiones más mecánicas y de gestión.
Asimismo, el consultor Scott Edinger afirmaba en un artículo de agosto de 2012 para Harvard Business Review que los teletrabajadores aumentan su motivación y compromiso, y no a la inversa.
Una casa-estudio adaptada a cada idiosincrasia
Las casas-estudio para trabajar y vivir no se basan en reglas estrictas y a menudo responden a la experiencia y/o aspiraciones del emprendedor o teletrabajador que ha decidido instalar en casa la oficina o taller.
Una de las casas-estudio más célebres acogió parte de los proyectos del equipo conformado por el matrimonio de la diseñadora Ray Eames y su marido, el arquitecto Charles Eames.
La pareja, cuya firma sigue presente en algunos de los muebles más celebrados del estilo moderno de mediados del siglo XX, diseñó la Casa Eames con el estilo vanguardista, funcional y de estructura desnuda tan característico del estilo “mid-century modern”.
El objetivo era convertir la casa “Caso de Estudio Eames Número 8” en una casa lo más habitable, confortable y versátil posible, capaz de adaptarse a la peculiar visión del trabajo de la pareja, que fundía su cotidianeidad en una experiencia donde vida y trabajo se confundían.
(Imagen: dibujo preliminar de la cocina en la Eames House)
El arquitecto amigo y colaborador de la pareja, Eero Saarinen, colaboró en el proyecto.
Combinar vida privada y trabajo sin desfallecer en el intento
Muchos creadores actuales se han inspirado en espacios de vida y trabajo como el concebido por Charles y Ray Eames, abogando por diseños que cumplan con una de las máximas de la arquitectura moderna, formulada por Louis Sullivan, el mentor del arquitecto Frank Lloyd Wright: “la forma sigue a la función”.
El Financial Times dedicó en septiembre de 2013 un artículo a varias casas-estudio de Nueva York, una tendencia al alza por la demanda de mayor flexibilidad, la necesidad de muchos profesionales de reinventarse y el retorno a Occidente de las manufacturas industriales de pequeña escala.
Cualquier oficio creativo cabe en un taller casero
Emily Nathan nos acerca en el artículo a estudios domésticos tan inverosímiles como el taller de pirotecnia de Cai Guo-Qiang, artista de origen chino cuyo entorno de trabajo requiere el cumplimiento de varias normativas de seguridad laboral y ambiental.
Nueva York, apunta Nathan, vive una eclosión de casas-estudio, con conexiones entre las esferas pública y privada que emulan a menudo las ideas de Charles y Ray Eames: en lugar de convertir ambos ámbitos en compartimentos-estanco, éstos se enriquecen y retroalimentan.
A menudo, estos mismos estudios actúan como fachada pública del profesional o artista, además de oasis, en el que la introspección y la laxitud en horarios e idiosincrasia laboral están garantizadas.
(Imagen: exterior de la Eames House en Pacific Palisades, Los Ángeles, California)
Por ejemplo, el estudio-vivienda de Cai Guo-Qiang se sitúa en una calle residencial del East Village de Manhattan. Además de encajar su vida personal con la actividad profesional, Cai aprovecha la localización del estudio-vivienda para organizar visitas de escuelas, talleres y cenas.
Grandes y pequeños estudios domésticos
Si bien artistas como Jeff Koons y Takashi Murakami optan por estudios con aspecto de factoría, conceptualmente similares a la residencia del arquitecto Ricardo Bofill en Sant Just Desvern (Barcelona), o al estudio de Javier Mariscal en una antigua factoría de Poble Nou, también en Barcelona, Cai Guo-Qiang ha optado por un espacio más reducido y un ambiente más doméstico.
Cai: “El jardín juega un papel importante, dejando pasar el aire fresco y la luz a las oficinas que lo rodean. Pero la parte más especial del espacio profesional es la cocina, donde todos los miembros del estudio se reúnen en torno a la mesa, donde servimos la mejor comida china casera de Nueva York”, bromea el artista.
Las casas-estudio que proliferan en Nueva York en los últimos años tienen un aspecto profesional e interdisciplinar, y a menudo han sido reformadas por pequeños estudios arquitectónicos, más económicos que las firmas más consolidadas.
Sobre la utilidad de tener un despacho o taller en casa
El artista brasileño afincado en Nueva York Vik Muniz afirma que las firmas arquitectónicas mś celebradas no están al alcance de muchos profesionales que se plantean trabajar desde casa.
La arquitecta y profesora en Yale MJ Long ha diseñado los estudios domésticos de Sir Peter Blake, Frank Auerbach y RB Kitaj. Explica su experiencia a Financial Times: “Ninguno de mis clientes quería un estudio con ‘alta visibilidad'”, con costes en la reforma comprendidos entre los 35.000 y los 250.000 euros.
La arquitecta aclara que, aunque se trata a menudo de artistas y profesionales celebrados, éstos “llevan vidas privadas, aunque estaban encantados de tener espacios en los que podían invitar a voluntad a amigos y clientes potenciales”.
Laboratiorios I+D+i al alcance de cualquiera
A diferencia del artista pirotécnico Cai Guo-Qiang, Vik Muniz contrató a una firma arquitectónica brasileña para convertir un antiguo almacén de 557 metros cuadrados (6.000 pies cuadrados) en el barrio de Brooklyn de Clinton Hill en su estudio-vivienda.
Su trabajo tecnológico-artesanal implica el uso de infinidad de materiales, desde residuos tóxicos a diamantes, y él concibe el estudio dentro de su vivienda neoyorquina como un “laboratorio de investigación” casero, muy acorde con la tendencia que atrae a Brooklyn a “artesanos-hacker” que instalan sus pequeños estudios en antiguos edificios industriales en decadencia.
Casas-taller para propulsar la III Revolución Industrial
La III Revolución Industrial, más urbana, artesanal y hacker que la -centralizada y dependiente de las economías de escala- II Revolución Industrial, tendrá lugar, si finalmente logra significancia, en entornos como el explicado por Emily Nathan en Financial Times.
Los estudios domésticos podrían jugar un papel crucial tanto en oficios creativos y profesionales clásicos como en nuevas modalidades que surgen, combinando nuevas tecnologías y experiencia artesanal.
La vida público-privada de los creadores
En este nuevo episodio evolutivo de la alta tecnología y los productos de alto valor añadido, ahora producidos bajo demanda, con menos material (átomos) y más servicio (bits), evoca el diseño de la vivienda y el taller de los maestros de oficios gremiales.
A menudo, estos maestros de oficios vivían encima de su taller. Los creadores más innovadores e independientes de la actualidad se sirven de Internet y tecnologías para producir bajo demanda y, con ello, recuperan el espacio doméstico para “cacharrear”.
Es la nueva era de los creadores-inventores.
10 casas-estudio para creativos y artesanos-hacker de todo tipo
Recopilamos una selección de casas-estudio: viviendas diseñadas con un espacio específico para trabajar, experimentar, cacharrear, inventar, intercambiar ideas, invitar a clientes potenciales.
1. Estudio de escritor por Cooper Joseph Studio (interior del Estado de Nueva York, Estados Unidos)
2. Casa-Estudio por Schmidt Arquitectos Asociados (Puerto Fuy, Los Ríos, Chile)
3. Casa Archway Studios para un fotógrafo por Undercurrent Architects (Londres, Reino Unido)
4. Estudio de Pequeños Ladrillos por MAKE Architecture (Melbourne, Australia)
5. Green Studio por Fraher Architects (Londres, Reino Unido)
6. Estudio para un compositor por Johnsen Schmaling Architects (Spring Prairie, Wisconsin, Estados Unidos)
7. KN House por Andrei-studio Architecture (Tu Lien, Hanoi, Vietnam)
8. Casa-estudio Skinspace por AND (Gyeonggido, Corea del Sur)
9. Casa-estudio de madera para dos artistas por Omar Gandhi (Nueva Escocia, Canadá)
10. Casa y estudio para artista por F451 Arquitectura (Gijón, Asturias, España)
Extra:
11. Stealth Barn por Carl Turner Architects (Norfolk, Inglaterra, Reino Unido)