¿Qué piensan los más jóvenes -la generación Y o “millennials”- de su propio futuro, más allá de eslóganes, etiquetas o frases precocinadas expresadas por alguno de sus supuestos representantes? ¿Cuáles son las apuestas, esperanzas y oportunidades divisadas por los menores de 30 años?
Marginal Revolution, bitácora del economista estadounidense Tyler Cowen, cita un artículode una joven colega de la generación Y, la economista Eva Vivalt, quien todavía no ha llegado a la treintena.
“Qué hacer antes de los 30” revisited: preferencias “millennial”
Vivalt se sincera consigo misma y publica una lista abierta de cosas que hacer antes de la treintena, una temática especialmente candente, considerando las duras perspectivas laborales de millones de jóvenes en los países desarrollados, que les lleva a convertirse en una suerte de “nuevos buscavidas“.
El listado de esta joven economista es el testimonio mordaz e irónico de los retos y dificultades de una generación que afronta su etapa adulta y el fin de su educación un lustro después de que se desencadenara la peor crisis económica desde finales de la II Guerra Mundial.
Utilidad y limitaciones de los listados de objetivos
No son los 10 mandamientos, ni pretenden serlo; simplemente unos apuntes que incluyen la mordacidad y espíritu crítico de un miembro de la propia generación, en lugar del análisis más o menos atinado del reconocido experto (mayor) de turno.
Eva Vivalt: “Todavía estoy en la veintena, y estos listados aparecen de vez en cuando. La mayoría de las que veo por ahí las encuentro ofensivas, ya sea porque separan por género a la antigua usanza o porque parecen escritas por alguien en la cincuentena”.
“Sí, discrepo con la idea de estos listados (¿quién quiere ser aleccionado de una manera tan encorsetada?), pero pensé que sería un ejercicio divertido pensar en cómo sería una actualización [del listado]”.
¿Cuáles serían tus 14 puntos sobre “qué hacer antes de los 30?
Vivalt acepta sugerencias plara ampliar su listado, que cuenta ahora con 14 puntos:
- programar código fuente;
- permanecer desocupado (“a no ser que hagas 1”, comenta Vivalt irónicamente);
- tener una meme y hacerse viral;
- diseñar una app relacionada con “el yo cuantificable” (ya se trate de medir el gasto, el sueño, etc.);
- cometer públicamente una equivocación en Internet, donde permanecerá para siempre;
- darse cuenta de que el resto está en la misma situación, o de lo contrario no están haciendo nada de provecho;
- ir a algún sitio. Podría ser un país distinto, incluso una parte distinta del país (mejor hacerlo antes de que lleguen responsabilidades como hijos, etc.);
- aprender economía conductual y ser consciente de los errores que uno puede cometer, como el riesgo de realizar una proyección tendenciosa. Uno puede perder mucho tiempo con facilidad en cosas que no importarán a la larga o van en la dirección equivocada por creencias equivocadas;
- ¿recuerdas la tira cómica de xkcd sobre el valor de ser más eficiente en una tarea? Cuando se es joven, se logran beneficios cuantificables con cualquier mejora cotidiana: comer bien, etc. Invertir mucho tiempo en aprender, no necesariamente de manera formal;
- externalizar algún proyecto o tarea de manera colectiva -“crowdsourcing“-; o financiar algún proyecto de manera colectiva -“crowdfunding“- (Eva Vivalt recuerda que hay incluso servicios de financiación entre usuarios para incluso viajes personales);
- subcontratar algo. Aprender lo que es y no es posible hacer usando este procedimiento;
- hablar con la gente, porque -dice Vivalt- ello puede ayudarte a menudo más que cualquier otra cosa. En relación con esto, pasa el rato con gente increíble que sea mejor que tú;
- devolver lo recibido. “Eres lo que haces repetidamente. Si no puedes ejercitar su deferencia hacia otros, éstas se marchitarán”;
- dedicar algo de tiempo a lo que queramos hacer después: todo lo que haces ahora determina aquello en lo que serás bueno (o mejor) más adelante. Si pasas todo el tiempo sin hacer nada, sólo serás bueno haciendo nada cuando llegue el momento en que puedas hacer algo.”
Eva Vivalt acaba su entrada demandando opinión de los lectores, y enviando un guiño al economista Tyler Cowen, últimamente presente en las conversaciones de medios y expertos de Estados Unidos sobre la creciente desigualdad y las dificultades futuras de la clase media, en parte por la publicación de su libro Average Is Over: Powering America Beyond the Age of the Great Stagnation.
Vivalt: “Creo que, con la creciente desigualdad, aprovechar la juventud es lo más importante, algo con lo que apuesto a que Tyler Cowen estaría de acuerdo”.
10 cosas más que hacer antes de los 30
Desde *faircompanies, ampliaríamos la lista de Eva Vivalt sobre cosas que hacer antes de los 30 con varias propuestas que, eso sí, requieren fuerza de voluntad, trabajo, perseverancia:
- aprender y practicar una filosofía de vida coherente, sea cual sea;
- construir uno mismo una casa pequeña, chozo de escritor, espacio de trabajo, cobertizo, cabaña para observar la naturaleza, nido o casa en un árbol, etc.;
- aprovechar Internet y el abaratamiento de tecnologías como la impresión 3D y la creación y distribución de diseños y contenido para inventar (o crear);
- ejercitarse con regularidad (hacerse corredor de fondo, pasear a menudo, nadar, practicar deportes de equipo o individuales, etc.);
- ejercitar la mente para, literalmente, mejorarla;
- mejorar en lo fundamental (incluso en el núcleo de nuestro ser: la producción de proteínas por parte de nuestros genes) con la actitud correcta;
- ser consciente del Ahora y apreciar lo que tenemos;
- aprender a trabajar a largo plazo para obtener mayores réditos que las gratificaciones impulsivas (corto plazo);
- leer buenos libros (ya que nos hacen, literalmente, mejores);
- actuar de la manera que nos gustaría ser para, a la larga, convertirnos en nuestro modelo;
- consejo de filósofos clásicos y trascendentalistas del siglo XIX (Thoreau, Emerson): ser tan autosuficiente como uno pueda para poder luego actuar y expresar las opiniones que deseemos sin deber nada a nadie.
- ….
Trabajar en la era del “fin del promedio”
Los “millennials” desarrollarán su vida laboral en la era que algunos economistas han llamado la del “fin del promedio”, al existir una polarización entre quienes capitalizarán sus habilidades incluso mejor que en el pasado debido a la valía concedida por la sociedad a su tarea profesional; y aquellos que, por el contrario, competirán por trabajos menos estratégicos.
Partidos políticos y medios tradicionales tratan de capitalizar el descontento de los jóvenes, menos atentos que nunca a las filias y fobias ideológicas de sus mayores debido a la falta de perspectivas que afronta. Mientras tanto, los jóvenes, algunos de los cuales renuncian a etiquetas (¿hashtags?) y eslóganes pegadizos:
- juego de porcentajes para expresar el aumento de las desigualdades y las dificultades de las clases medias: el supuesto grupo “oprimido”, el 99%; contra el supuesto grupo opresor, demoníaco y clientelista, bautizado como el 1%;
- #15M, #Occupy, etc.: simpatías por movimientos pseudo-revolucionarios inspirados en revueltas en países árabes instigadas por problemas no homologables a los existentes en el sur de la UE (el paro juvenil es lo que más preocupa), Norteamérica (la economía no se recupera y los jóvenes afrontan deudas por estudios y sanidad que no pueden devolver sin trabajos bien remunedados, sólo disponibles para los más preparados de oficios demandados), o Japón y Corea del Sur (donde muchos jóvenes –hikikomori en Japón- se alienan de la sociedad por miendo a afrontar la presión);
- intentos de etiquetar para canalizar el descontento hacia opciones ideológicas supuestamente “naturales”, como las posiciones más radicales de izquierda: así, nacen apelativos repetidos en los medios y mítines políticos como los “ni-ni”, los “jóvenes indignados”, etc.
Sobre los últimos 10 años: del gasto excesivo a las consecuencias de la recesión
La narrativa de los últimos 10 años tiene tal carga de connotaciones negativas que cuesta analizar la información abstrayéndose de la carga ideológica de su interpretación.
Son 2 lustros que han coincidido con la disgregación y atomización de medios y soportes de comunicación, donde a menudo se confunden objetos y sujetos políticos, víctimas y verdugos, movimientos críticos y marabuntas gregarias, usuarios y creadores de contenido.
Varias encuestas periódicas de distintos organismos, desde Pew Internet en Estados Unidos a Eurostat y los distintos centros de opinión regionales y estatales de la Unión Europea, tratan de recoger los anhelos, frustraciones y hábitos de esta cohorte demográfica nacida entre inicios de los 80 hasta el comienzo de la década pasada.
Sabemos que, pese a fenómenos de aislamiento social por la incapacidad de afrontar la creciente incertidumbre educativa y laboral (como el de los mencionados hikikomori japoneses), los “millennials” han reaccionado al entorno inestable del fin de los trabajos profesionales apacibles que propulsaron las clases medias en Occidente desde finales de la II Guerra Mundial hasta finales del siglo XX.
El complejo retrato de los “millennials”
Los distintos estudios destacan la atomización en su consumo de medios, el aislamiento, la inseguridad laboral o la capacidad para comunicarse usando distintas herramientas.
Basándose en los indicadores de los estudios de opinión y en el análisis de información para deducir pautas de comportamiento y tendencias, distintos autores aseguran haber hallado el común denominador de los “millennials”, así como el de las generaciones anteriores; estos mismos trabajos han sido criticados por simplificar la realidad o forzar conclusiones precipitadas:
- valores: en 2000, William Strauss y Neil Howe, autores de Millennials Rising: The Next Great Generation, exponían que es posible definir los rasgos básicos de cada cohorte demográfica con 4 arquetipos; predecían que los “millennials” serían una generación más cívica y sentido de la comunidad que cohortes anteriores;
- chicos tecnológicos: en 2004, el ensayo futurológico Nine Shift: Work, Life and Education in the 21st Century, de William A. Draves and Julie Coates, argumentaba que los “millennials” tienen un comportamiento distintivo al haber asumido desde el nacimiento las principales implicaciones (cognitivas, económicas, tecnológicas) de Internet;
- yo, yo, yo: en 2006 aparecía el ensayo Generation Me, donde Jean Twenge expone que la generación Y y los más jóvenes de la cohorte anterior (generación X) destaca por su autoconfianza y tolerancia, pero también caprichosos, narcisistas y practicantes de un hedonismo impulsivo (no fundamentado en decisiones racionales); la autora cuestiona la predicción de Strauss y Howe acerca del carácter cívico de la generación;
- chicos-trofeo: en 2008 aparecía el primer ensayo con cierta repercusión con los “millennials” como objeto de estudio, Trophy Kids de Ron Alsop, que estudiaba el carácter competitivo de la última cohorte, con mayores expectativas, exigencias y movilidad laboral, factor que ya estaría transformando determinados sectores;
- (presunto) optimismo: en el ensayo de 2013 Youth Studies: An Introduction, el profesor de inclusión social y educación de la Universidad de Glasgow Andy Furlong describe a la generación Y como una cohorte optimista, activa y preparada para trabajar en equipo;
- idealismo pragmático: Fast Future (2013, David Burstein) expone el deseo de los “millennials” de resolver grandes problemas (pobreza en el mundo, epidemias, crisis humanitarias, tecnologías adecuadas y asequibles, etc.), y creen que el mejor modo de avanzar es trabajar en el entorno actual, a la vez que demandar mejoras sistémicas.
11-S, Gran Recesión, auge de los países emergentes, paro
Los “millennials” han crecido en un entorno influido por acontecimientos que se creían superados en la relativa normalidad de las últimas décadas, sobre todo tras la caída del muro de Berlín: el atentado del 11-S y la Gran Recesión, como ya se conoce a la crisis financiera y de confianza en las instituciones iniciada en 2008.
Fenómenos como la Internet ubicua en un mundo más interdependiente que nunca han transformado la visión geopolítica de los más jóvenes, atentos a los estímulos -como si se tratara de los impulsos neuronales del córtex global- de cualquier punto del globo.
El auge de los países emergentes, la influencia de las corporaciones en la política -atentas a la última ingeniería fiscal para evitar al máximo los impuestos en Norteamérica y Europa- y la crisis de confianza de los sistemas financieros afectarán el comportamiento a largo plazo de la población mundial, o al menos así conjeturan algunos estudios e informaciones.
El córtex del mundo
En un mundo más interconectado, caliente y poblado (citando a Thomas L. Friedman), donde el poder económico y geoestratégico se traslada poco a poco a los países emergentes (que no sólo producen para el mundo desarrollado, sino para sus nuevas clases medias), los “millennials” abandonan el corsé de sus mayores y abren los ojos ante tecnologías e ideas (humanidades y ciencia, artesanía y alta tecnología, filosofía y física cuántica).
Algunas encuestas, como las relacionadas con el estudio “Monitoreando el futuro” de la Universidad de Michigan, así como la encuesta American Freshman de la Universidad de UCLA, recogen información sobre los anhelos, valores y preferencias de los más jóvenes desde los años 60.
Estas encuestas muestran el incremento sostenido de estudiantes que declaraban proceder de entornos acomodados. Paralelamente, se redujo (desde “baby boomers” a la generación X y finalmente a la generación Y) el porcentaje de estudiantes que consideraban importante estar al corriente del devenir político.
Los estudiantes que aseguraban tener o trabajar en “una filosofía de vida coherente” pasó desde el 73% (“baby boomers”) al 45% (“millennials”).
Las encuestas, interpretables con la necesaria cautela, mostrarían tendencias que la nueva cohorte demográfica confirmará o refutará en los próximos años. Se da por hecho que los “millennials” deberán acostumbrarse a la formación de por vida, la movilidad geográfica y laboral, la meritocracia, la creación de marcos de trabajo o, incluso, el autoempleo.
Sobre lanzarse a explorar
Los expertos prevén muchos beneficiados en el nuevo contexto, pero también más perjudicados: los peor educados, los que conserven una vocación que pueda automatizarse, o quienes no estén dispuestos a cambiar de oficio, trabajo o lugar en entornos cambiantes.
Los “nuevos buscavidas”, creadores que basculan entre las habilidades artesanales y los conocimientos high-tech de los hackers (de ahí el término usado por *faircompanies, “artesanos-hacker“), asumen el reto.
Mark Twain: “Cuando hayan pasado 20 años, estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta las amarras. Navega lejos del puerto seguro. Que el velamen atrape vientos favorables. Explora. Sueña. Descubre.”