El entomólogo y premio Pulitzer E.O. Wilson ha visitado la sabana africana por primera vez para preparar su último libro.
La sabana es un paisaje extrañamente apacible para el ser humano, explicaba E.O. Wilson en una entrevista para NPR. Al fin y al cabo, es el paisaje que alumbró al ser humano, obligándole a dar lo mejor de sí debido a la escasez y a la competencia con otros mamíferos superiores.
Nacidos para caminar… y correr
Nuestro bipedismo, enormes glúteos en comparación con nuestra masa, sofisticada traspiración y talón de Aquiles… Evolucionamos realizando caminatas y carreras de fondo, cubriendo largas distancias sin desfallecer para cazar las grandes presas de la sabana por extenuación. Luego llegaron herramientas más sofisticadas.
La humanidad comparte la impresión visceral del experimentado E.O. Wilson en la sabana: con calzado y ropajes más o menos sofisticados, educados en la ciudad o en el campo, en la sociedad de la información o en una tribu no contactada, intuimos la relevancia para nuestra especie de caminar y correr.
(Imagen por Kelvin Trautman; Dolomitas, norte de Italia)
No necesitamos nada para ejercer el deporte más antiguo, al tratarse de una condición, de una estrategia de supervivencia recordada por la estructura de nuestra anatomía, la eficiencia de nuestra musculatura, glándulas sudoríparas, sofisticada percepción espacial.
El “yo cuantificado” es para minimalistas y “techies”
Descalzos o con las zapatillas y equipamiento más sofisticados, a todos nos interesa el concepto tan en boga de “yo cuantificado” o cuantificable, “quantified self“.
La faceta más desarrollada de este concepto tecnológico es la referida a tecnología que recaba información sobre nuestra actividad motora y la reacción de nuestro cuerpo ante el esfuerzo físico.
Los aparatos para medir la actividad, desde los más básicos a los más sofisticados, permiten a cualquiera competir contra sí mismo y conocer la evolución de distintos parámetros: temporales, espaciales, corporales y medioambientales.
Hasta ahora, la mayoría de estos dispositivos, casi siempre relojes, se centraban en un parámetro.
Aparatos que combinan parámetros temporales, espaciales, corporales y ambientales
La tecnología actual permite su convergencia: asistimos a la eclosión de dispositivos sumergibles que incorporan GPS, acelerómetro, altímetro y capacidad de computación y comunicación sin cables con accesorios y aplicaciones móviles, capaces de personalizar, medir y compartir parámetros temporales, espaciales, físicos y ambientales en diversos deportes.
Asimismo, los monitores de fitness, tanto los más básicos y asequibles como los más sofisticados se miniaturizan y simplifican sus interfaces.
(Imagen por Kelvin Trautman)
El reto de los próximos años es simplificar el acceso con voz y gestos, así como sustituir los tradicionales relojes de pulsera por alternativas de realidad aumentada integradas en la ropa o en monturas que faciliten el acceso visual a información detallada; algo así como una versión deportiva de Google Glass.
La vigencia del Casio F91W-1
Cualquier reloj con cronómetro es ya un monitor de fitness, pero sólo los aparatos que añaden parámetros espaciales, corporales y/o ambientales permiten un seguimiento preciso de nuestra evolución, así como compartirla y compararla con otros si optamos por ello.
Los monitores de fitness funcionan acompañándonos en el ejercicio, asidos bien a nuestro cuerpo (pulsera, banda en el pecho), ropa, o aparejo (bicicleta, etc.).
Para recabar información, estos dispositivos usan mecanismos como sensores pendulares del movimiento, presentes en podómetros asidos a nuestra cintura; o su versión más avanzada, el acelerómetro (presente también en medios de transporte como el Segway, así como en teléfonos inteligentes), un dispositivo electromecánico que detecta cambios de aceleración en cualquier dirección (avance, retroceso, salto, etc.).
Añadiendo seguimiento espacial preciso al temporal
La información espacial recopilada es completada en los monitores deportivos más completos con geolocalización (GPS), para analizar posición y velocidad, luego integrada y analizada en un mapa.
Otros sensores secundarios recaban datos adicionales, como el pulsómetro, que detecta las vibraciones producidas por el corazón en la superficie de la piel.
(Imagen por Kelvin Trautman)
La recopilación de datos temporales, espaciales, físicos y ambientales es sólo la mitad del monitoreo personal -“yo cuantificado”- aplicado al deporte. Los datos son interpretados a continuación en aplicaciones específicas para móvil u ordenador.
El fenómeno de los “relojes inteligentes”: mejor cuanto más sencillos y compactos
Los llamados relojes inteligentes tratan de converger con el teléfono, y los modelos surgidos hasta el momento incluyen monitoreo deportivo. Interaccionan con aplicaciones de teléfonos iOS o Android, lo que añade complejidad tecnológica y aparatosidad a cualquier actividad deportiva que persiga la ligereza y la preparación instantánea.
Pebble Steel, Sony SmartWatch 2, Samsung Galaxy Gear y i’m Watch, entre otros modelos, se adentran en el mercado del “yo cuantificado” tratando de hacer muchas cosas de manera simultánea. Sus interfaces carecen de la sencillez de modelos de marcas deportivas como Garmin, Polar, Timex, TomTom, Suunto, etc.
Adidas, Nike y TomTom tratan de fundir ambas tendencias con los relojes Adidas miCoach Smart Run, Nike+ SportWatch (en colaboración con TomTom) y Tomtom Runner: incorporan la gran pantalla y la interfaz de los teléfonos inteligentes, aunque se centran en la actividad deportiva.
Entre relojes inteligentes y deportivos: auge de las pulseras de actividad
A medio camino entre los aparatosos relojes inteligentes, cuyas dimensiones e interfaz recuerdan a un iPod Nano con pulsera, y los monitores deportivos convencionales de pulsera, las pulseras de actividad deportiva y otros parámetros cotidianos, como el sueño o la integración con el teléfono, combinan las posibilidades de ambas familias en menor tamaño y con interfaz simplificada.
La pulsera de seguimiento deportivo Nike+ Fuelband es quizá el modelo más conocido de esta categoría con vocación minimalista, aunque proliferan alternativas: Fitbit Flex, Huawei Talkband, LG Lifeband, Polar Loop, Jawbone Up, Garmin Vívofit, Razer Nabu, etc.
(Imagen por Kelvin Trautman)
De momento, ni Google ni Apple han mostrado interés por desarrollar relojes o pulseras inteligentes.
El siguiente paso: realidad aumentada y “yo cuantificado”
Google parece querer saltarse el paso natural intermedio entre el aparatoso teléfono y las montura futurista Google Glass, mientras de momento sólo hay rumores con respecto a un posible Apple iWatch.
Nike da pistas de una colaboración más estrecha con Apple, integrando software FuelBand con un posible aparato de la marca de la manzana.
De momento, la mayoría de aparatos -relojes básicos, relojes inteligentes, pulseras deportivas, relojes deportivos, alternativas para instalar en la ropa (Fitbit One, Fitbit Zip, Striiv Play, Misfit Wearables Shine, etc.) y la bicicleta (Polar Electro, Garmin Edge, etc.)- incorpora el monitoreo deportivo como una función más, lo que les resta atractivo entre quienes sólo buscan un control preciso y sencillo de su evolución deportiva.
Navegando entre la miríada de dispositivos
Los monitores deportivos básicos apenas añaden distancia y velocidad a un reloj convencional, mientras los aparatos actuales incorporan infinidad de parámetros personalizables para distintos deportes en las mismas dimensiones, además de accesorios para controlar el ritmo cardíaco o compartir la información recabada con ordenadores y teléfonos inteligentes, a menudo sin cables.
Más allá del control del tiempo y la función de alarma (parámetros temporales), el monitoreo espacial añade al temporal parámetros como la distancia, la velocidad, la posición o la altitud, funciones de navegación especialmente indicadas para quienes corren o se ejercitan en distintos entornos y circunstancias.
Dispositivos que controlan actividades corporales, como podómetros y monitores cardíacos, incorporan la reacción de nuestro cuerpo en tiempo real a la velocidad y distancia recorridas, en forma de datos comprensibles y fácilmente analizables a través del tiempo: ritmo cardíaco, calorías consumidas y pasos son las variables corporales más comunes.
El reto: ampliar la información sin sacrificar la sencillez de uso
También hay modelos que se centran en medir actividades corporales (como los relojes con pulsómetro e indicador de calorías), sirviéndose a menudo de un monitor de pulsera que se comunica de manera inalámbrica con una banda elástica que registra el ritmo cardíaco en el pecho.
Modelos más avanzados nos evocan escenas de películas de ciencia ficción como Gattaca, al incorporar mediciones como la pérdida de grasa, los niveles de oxígeno en la sangre e incluso patrones de sueño.
(Imagen por Kelvin Trautman)
El futuro podría incorporar la relación entre ejercicio físico y actividad mental (flujo).
Midiendo nuestro estado de “flujo”
Un proyecto que busca financiación colectiva a través de Kickstarter trabaja en una banda para la cabeza que mediría la concentración.
De vuelta al presente, los últimos dispositivos comerciales no se conforman con parámetros temporales, espaciales y corporales, añadiendo una capa de información personalizable adicional: las mediciones del entorno y su influencia sobre nuestro rendimiento.
(Vídeo: escena del filme de ciencia ficción Gattaca)
Termómetros y barómetros incorporados registran las condiciones atmosféricas como la temperatura y la presión paramétrica, útiles al interpretar el resto de la información.
Tipos de monitoreo deportivo
He aquí las ventajas e inconvenientes de los principales tipos de monitor deportivo:
- Monitores básicos de actividad (como Fitbit): aparatos de pulsera, bolsillo o con clip incorporado que registran pasos, distancia y calorías; algunos modelos registran patrones de sueño e incorporan alarma. Suelen incorporar una aplicación para analizar y compartir información. Suficiente para caminantes y económicos, aunque limitados para corredores y otros deportistas.
- Relojes con cronógrafo (Casio, Timex, etc.): desde el económico cronógrafo básico hasta los más sofisticados relojes de entrenamiento, suelen ser sumergibles y se adaptan al monitoreo básico de corredores, caminantes y nadadores. Precio reducido, pequeños, ligeros e ideales para el uso cotidiano, aunque ofrecen mediciones limitadas.
- Podómetros (Omron): registran los pasos y calculan la distancia aproximada (al multiplicar el número de pasos por una distancia predeterminada de cada paso usando un sensor pendular analógico que carece de acelerómetro y GPS). Los modelos más básicos son económicos y tienen suficiente precisión cuando son calibrados debidamente, mientras los sofisticados incorporan GPS y acelerómetro, además de exportar la información al ordenador (sacrificando, eso sí, duración de la batería).
- Monitores cardíacos (gama FT de Polar): miden la evolución del ritmo cardíaco durante el ejercicio, una medición hasta hace poco accesible sólo para deportistas en centros de alto rendimiento; se imponen los modelos de pulsera que incorporan funciones de reloj de entrenamiento. Los más comunes incorporan una banda con un sensor para el pecho, que se comunica de manera inalámbrica con el reloj de pulsera; también existen modelos que recogen la lectura del dedo, al pulsar una zona determinada del reloj. Los monitores cardíacos con banda para el pecho se adaptan a paseos y carreras de fondo, ciclismo, o sesiones en el gimnasio. Existen relojes que combinan el resto de parámetros con la medición cardíaca, tanto para correr como para varios deportes. A más sensores y deportes incluidos, mayor el precio.
- Monitores de velocidad y distancia: unidades -casi siempre relojes de pulsera, como la serie básica de Polar, Garmin, Timex, TomTom, etc.- que miden velocidad y distancia con opciones e interfaz personalizable. La mayoría de modelos permiten descargar datos y gozan de popularidad entre corredores y ciclistas; se popularizan los modelos con GPS (como la serie Forerunner de Garmin) o acelerómetro para una lectura más precisa, a medida que se reduce su precio y tamaño, a la par que aumenta la duración de su batería. Las versiones con acelerómetro son más económicas y funcionan sin problemas en recintos cerrados y lugares remotos sin apenas cobertura de GPS. Estos últimos son más precisos y ofrecen una detallada visualización del recorrido realizado.
- Relojes con altímetro: los altímetros de pulsera ofrecen funciones para corredores de ultramaratones por alta montaña, excursionistas, esquiadores y escaladores. A las funciones temporales clásicas (cronógrafo), se añade altímetro, barómetro y, en ocasiones, brújula e información adicional de ascenso y descenso. Los modelos básicos emplean la presión barométrica para calcular la elevación, mientras los modelos más sofisticados incluyen altímetro, barómetro y brújula, así como información de ascenso y descenso, así como predictores climáticos. Los modelos basados en lectura barométrica se basan en estimaciones.
Cuando el reloj se fundió con la “Internet de las cosas”
Los modelos más completos, tanto para running y ciclismo como para varios deportes (natación, esquí, escalada, ciclismo, carrera de fondo) combinan parámetros temporales, espaciales, corporales y ambientales, así como funciones avanzadas tales como “entrenador virtual”, sesiones de ejercicio personalizables o asesor de recuperación.
Más allá de las diferencias entre dispositivos, éstos tienden a integrarse con aplicaciones del “yo cuantificado”, a menudo desarrolladas por el propio fabricante: Nike, Adidas, Garmin, Polar, Fitbit, etc.
(Imagen por Kelvin Trautman)
La repercusión de estas comunidades de corredores y deportistas en general, desde ciclistas a escaladores, esquiadores y triatletas, aumenta a medida que las aplicaciones recopilan información, que los usuarios deciden mantener en privado o compartir de manera parcial.
Anotando millones de pasos de millones de usuarios
En agosto de 2013, Nike+ contaba con 18 millones de usuarios en todo el mundo, descargando la actividad física de sus monitores de fitness en el servicio.
Garmin, Polar, Adidas, Jawbone o Fitbit aumentan sus propias comunidades, ofreciendo alternativas de peso a la plataforma y dispositivos Nike+.
Aplicaciones como la aplicación deportiva Strava son compatibles con alrededor de 100 dispositivos y construyen su servicio con una plataforma que libera al usuario de la necesidad de mantenerse fiel a una marca para no perder su historial con una aplicación propietaria determinada.
Las coordenadas una carrera “glocal” de millones de personas
La información recopilada de millones de relojes y dispositivos de fitness con GPS incorporado permite, por ejemplo, visualizar los recorridos más populares del mundo para carreras de fondo y ciclismo.
Strava Labs ha recabado 220.000 millones de coordenadas GPS, correspondientes a 78 millones de salidas en bicicleta y 20 millones de carreras de fondo. El resultado: un mapa mundial con las rutas calientes de la práctica deportiva, que coinciden con las grandes urbes.
Existen varias alternativas a Strava Cycling y Strava Run que conectan monitor deportivo y teléfono inteligente u ordenador a través de una aplicación casi siempre compatible con las principales marcas de dispositivos.
Analizando la información recabada: aplicaciones y comunidades de seguimiento
RunKeeper, Endomondo, Map My Ride+, Runtastic o Run Map My Run+ son algunas de las alternativas, disponibles para iOS, Android, etc., a menudo con versión básica gratuita y aplicación completa de pago (por ejemplo, existen Runtastic y Runtastic PRO).
Relojes y dispositivos personalizables, combinados con aplicaciones que analizan la información, acercan las posibilidades del “yo cuantificado” a cualquiera.
(Imagen por Kelvin Trautman)
Profesionales y amateurs tienen a su alcance un entrenador personal con la exigencia deseada y niveles de personalización inéditos.
Cualquiera que use un reloj de fitness con GPS y altímetro y exporte los datos con regularidad a una aplicación de seguimiento asiste a los primeros estadios de desarrollo del “yo cuantificado”, que creará nuevos mercados en sectores como la salud, el cuidado personal y el entretenimiento.
Probando el futuro (y sacando partido a su lado bueno)
The Economist dedicaba en 2012 un especial al fenómeno de la recolección de datos personales para mejorar nuestra cotidianeidad, haciéndose eco del creciente número de usuarios de pulseras inteligentes (como Fitbit) y aplicaciones al estilo de Runkeeper.
Las posibilidades son enormes. También hay riesgos; entre otros, el control de la compleja y granulada privacidad de los usuarios, así como el conflicto de intereses de compañías que podrán recolectar información detallada hasta el absurdo de sus usuarios y usarla con fines ajenos al servicio, o perderla.
De momento, los relojes y monitores de fitness inteligentes han logrado que sus usuarios mantengan su compromiso personal de ejercitarse, con el aliciente de observar mejorías detalladamente, cumplir objetivos preestablecidos y comparar el progreso personal con el de otros.
De fondo, la alegoría distópica expuesta por Her, la película de Spike Jonze, muestra su cara más amable cuando se trata de aplicar el “yo cuantificado” al deporte.
Aplicado al deporte, el “yo cuantificado” tiene más ventajas que inconvenientes, siempre y cuando el usuario sea dueño y controle la información que recaba de su propio cuerpo.