Brian Palmer se pregunta en Slate por qué Europa es buena en productos tradicionales de calidad (menciona, claro, el vino), pero no ha sabido crear empresas tecnológicas que rivalicen con Silicon Valley.
¿Por qué la Unión Europea, la mayor economía y mercado del mundo, depende en innovación tecnológica de Estados Unidos y, cada vez más, de los países emergentes? No existe una respuesta inequívoca, ya que se trata de un conjunto de razones, desde la heterogeneidad y fragmentación del mercado europeo a la rigidez de su mercado laboral, al estigma cultural que acompaña al éxito económico personal, o a la ausencia de un gran epicentro tecnológico para universidades, inversores y emprendedores.
También está relacionado con el porcentaje de emprendedores y profesionales más veteranos dispuestos a reinvertir parte de sus ganancias en nuevos proyectos y, a cambio, conseguir en ocasiones retornos de la inversión espectaculares. Algo que en Europa sería tachado como poco menos que un “pelotazo”. Algo negativo, al fin y al cabo, mientras en Estados Unidos es motivo de orgullo.
Un dato publicado en The Wall Street Journal lo corrobora: Capital riesgo per cápita en Europa, 7 dólares; Estados Unidos, 72 dólares; Israel, 144 dólares. Nada más que comentar al respecto.
Falta de campeones tecnológicos = ¿falta de empresas verdes globales?
Según Bloomberg, sólo 7 de las 100 empresas tecnológicas con más beneficios tienen su sede en Europa. ¿Por qué Europa consigue unos resultados tan mediocres en tecnologías de la información?¿Ocurrirá lo mismo en los sectores con mejores perspectivas de futuro, como el de las tecnologías verdes?
Uno de los emprendedores radicados en España con mayor influencia en el sector tecnológico es Martín Varsavsky. Por su propia historia personal, Varsavsky se encuentra en una situación de privilegio para detectar, analizar y explicar cuáles son los puntos fuertes y débiles de la cultura emprendedora y el entorno de negocios en Estados Unidos y Europa, España en particular. Nacido en Argentina, Varsavsky estudió en Estados Unidos, donde permaneció para iniciar su carrera profesional.
Además de años de experiencia fundando e invirtiendo en empresas tecnológicas en Estados Unidos y Europa, Varsavsky es uno de los pocos emprendedores respetados que, en lugar de haber dejado Europa por Estados Unidos, ha decidido quedarse en Madrid, donde tiene su residencia y empresa actual.
Qué dicen los conocedores de los modelos de Estados Unidos y Europa
“Yo me fui de los Estados Unidos y vine a Europa, después de vender una startup a mediados de los 90, porque pensaba que lo mejor que uno puede hacer es ganar el dinero en América, pero gastarlo en Europa”, dice irónicamente. “Europa era un sitio magnífico donde estar una vez habías dejado el trabajo”.
Pese a haber fijado su residencia en Europa, cree que la UE deberá mejorar muchas cosas para que el espíritu emprendedor sea algo positivo y no un estigma que no atrae a los jóvenes más brillantes.
El fundador de Jazztel, Ya.com, Viatel y Fon, su proyecto empresarial actual, mencionaba recientemente que los emprendedores europeos deberían pensárselo dos veces antes de mudarse a epicentros tecnológicos como Silicon Valley. Pese a los muchos escollos que Europa impone a los emprendedores, explicaba, también hay alguna ventaja con respecto a Estados Unidos.
Personas preparadas y brillantes (¿también sedentarias y acomodaticias?)
Destaca el talento de las personas preparadas, de categoría mundial, según Varsavsky, como le reconoció personalmente un prestigioso consultor de Silicon Valley, tras analizar el equipo de su empresa.
También pone de relieve el buen funcionamiento de algunos servicios básicos en toda Europa, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, como la sanidad. “Cuando ofreces un plan de sanidad privado en un contrato a un ciudadano europeo, no le da importancia”.
Es cierto, decía (vídeo de la conferencia), que ganar mucho dinero rápidamente es visto en Europa como un “pelotazo”, algo negativo por lo que uno debería avergonzarse. Los emprendedores más exitosos de España, decía, viven escondidos, como el misterioso fundador de Zara, Amancio Ortega.
Buscar el común denominador para idear productos universales (en lugar de copiar)
Varsavsky también se queja del espíritu local de los productos tecnológicos europeos, que intentan respetar al máximo las diferencias culturales, en lugar de buscar un mínimo común denominador que convierta sus productos en universales.
En lugar de crear un servicio para un país o región europeos, explica, ¿por qué no crear servicios universales? Debido a esta incapacidad para fundar las grandes empresas tecnológicas europeas, Google “gana más dinero en Europa que en Estados Unidos. Sólo el Reino Unido genera más del 15% de los beneficios globales de Google. (…) Compramos muchos de los productos tecnológicos de uso diario a través de empresas de Estados Unidos”.
El legado de la idea del “patrón malvado y explotador”
Varsavsky también menciona la rigidez del mercado laboral y la responsabilidad subsidiaria que el emprendedor debe asumir si el negocio fracasa, ya que el concepto de bancarrota personal apenas existe en los países europeos.
“Lo que yo hago”, dice, “es calcular provisiones antes de contratar a los trabajadores de mi empresa, incluso cuando las cosas van bien. Me pregunto continuamente: ¿qué ocurriría si mi empresa cerrara mañana?¿Tengo el dinero suficiente para pagar indemnizaciones si mi empresa cerrara mañana?”.
El carácter local de muchas ideas tecnológicas europeas tiene su equivalente, prosigue Martín Varsavsky, en la dificultad para encontrar trabajadores cualificados dispuestos a mudarse de su ciudad natal para emprender un nuevo proyecto profesional.
En busca del Silicon Valley Europeo
A estos escollos, se suma la dificultad para acceder a financiación privada. Asimismo, al no existir en Europa una zona o región que aglutine inversores e innovadores tecnológicos, como ocurre con Silicon Valley en Estados Unidos o Singapur en Asia, no hay un acceso a la promoción que conlleva formar parte de una “escena tecnológica” madura e influyente.
Londres sería lo más parecido a un epicentro tecnológico europeo, mientras lugares como Baviera, en Alemania, o Irlanda, aseguran ser centros tecnológicos paneuropeos.
Lo cierto, en palabras de Martín Varsavsky, “es triste que tengamos que leernos a través de los medios y blogs de Silicon Valley para creer en nosotros mismos. Es una paradoja”.
Como consecuencia, la mayoría de los emprendedores tecnológicos europeos se dedican a copiar proyectos estadounidenses, que adaptan a sus mercados locales, en lugar de innovar. Una estrategia que, según Martín Varsavsky, tiene todas las de perder. Los éxitos europeos Skype (ahora en manos estadounidenses) y Spotify son la excepción de la regla.
“En España los jóvenes se quejan de los sueldos mileuristas. Lo que hay es una falta de competición empresarial por el talento. ¿Por qué? Porque no hay suficientes emprendedores. Si fuéramos muchos compitiendo por el talento, los salarios serían superiores. Está claro que lo que la gente necesita aquí son más emprendedores”.
El ostracismo tecnológico y emprendedor europeo, una vieja historia
Hace ya 14 años, Bill Gates alertó sobre el atraso tecnológico europeo, destacando que, por ejemplo, las empresas europeas estaban muy por detrás de las estadounidenses en nuevas tecnologías. El Consejo Europeo trató de redirigir la situación con un ambicioso programa educativo y de investigación de 10 años, la Estrategia de Lisboa. Los resultados son agridulces y, pese a haber aumentado el uso de Internet, ello se debe más a la maduración del medio que al esfuerzo de las empresas tecnológicas y de contenido europeas.
Brian Palmer cita en Slate un artículo de la revista Time de 1967 sobre la dependencia tecnológica europea con respecto de Estados Unidos.
Ya entonces, los líderes europeos consultados coincidían en que una de las limitaciones para los emprendedores y la innovación europea en general era la fragmentación de los mercados, un problema todavía mencionado hoy.
También entonces, existían en Estados Unidos programas de investigación más ambiciosos, así como ligazones más fructíferas entre la investigación militar y universitaria y la civil. Los europeos, según el artículo de Time de 1967, estaban más interesados en los logros teóricos y de laboratorio que en la ingeniería con aplicaciones inmediatas en la industria.
Los emprendedores europeos debaten sobre los obstáculos para crear prosperidad
A principios de junio de 2011, una conferencia de inversores y emprendedores europeos celebrada en Berlín debatía cuáles son los principales obstáculos para crear empresas innovadoras en Europa.
Los expertos coincidían en que la falta de cultura emprendedora es el principal obstáculo, por encima incluso del burocrático, el económico o el relacionado con la fragmentación del mercado. Ello explicaría por qué, en un informe de 2010 sobre el estado de la industria europea del software, sólo 3 empresas con sede en la UE lograran más de 1.000 millones de euros en beneficios (la alemana SAP, la inglesa Sage y la francesa Dassault Systems).
Incluso los países europeos con mayor tradición industrial y éxito exportador, como Alemania, han sido barridos del mercado tecnológico por empresas de países emergentes y, sobre todo, de Estados Unidos.
Aprender a moverse en un nuevo escenario
Uno de los participantes en el panel de Berlín, Eran Davidson, consejero delegado de HassoPlattner Partners, cree que una de las fortalezas tradicionales de la cultura empresarial alemana, su enfoque metódico y deliberado de los negocios, puede ser una de sus mayores debilidades en mercados como el de Internet. ¿También en el de las tecnologías verdes, donde deben mejorarse, a veces radicalmente, patrones del pasado, en ocasiones mejorados durante décadas?
Según Davidson, la aproximación tradicional alemana a los negocios, que enfatiza la perfección, longevidad, un cierto orgullo por la ingenuidad y el análisis profundo, es una desventaja en la economía tecnológica. “En Estados Unidos actúan primero y, a medida que avanzan, construyen el conocimiento asociado”. Una estrategia para iterar rápidamente con el cliente en función de sus demandas, sin planear todo al comienzo.
Aprender a ser glocal, no sólo local
Además de los problemas relacionados con la falta de cultura emprendedora en varios países europeos, o en el peso de la cultura empresarial tradicional -más analítica que la estadounidense- en países como Alemania, los emprendedores europeos detectan otros puntos débiles, que coinciden con los expuestos por Martín Varsavsky hace unos días en su charla en el Instituto de Empresa:
- Heterogeneidad: se ha tratado de integrar diversas economías en el mayor mercado mundial. Ha habido avances incuestionables, ahora puestos en entredicho por la crisis de la deuda soberana y las políticas unilaterales sobre inmigración y política internacional. Para la tecnología, los medios y el entretenimiento, Europa vive todavía en 27 mercados poco permeables.
- Ausencia de vocación cosmopolita: pese a contar con varias de las ciudades más visitadas y supuestamente cosmopolitas del mundo, falta una lengua común y los ciudadanos europeos consumen mayoritariamente productos informativos y de ocio locales, o bien estadounidenses. La debilidad de las empresas tecnológicas, informativas y culturales europeas conduce a muchos europeos a servicios ideados desde Silicon Valley (tecnología), Los Ángeles (espectáculo) y Nueva York (medios de comunicación de referencia).
- Inexistencia de grandes centros tecnológicos: Martín Varsavsky cree que Londres asume cada vez más el papel de Silicon Valley en el mundo tecnológico paneuropeo, con medios especializados potentes, así como acceso a capital privado y entorno de negocios anglosajón. Irlanda y Baviera (Alemania) reclaman para sí el papel de epicentros tecnológicos y de servicios para toda Europa, al modo de Silicon Valley. La realidad, de momento, no les da la razón y Munich no tiene siquiera la proyección de Barcelona. Silicon Valley, por el contrario, ofrece el mercado de profesionales tecnológicos más numeroso y cualificado del mundo, empresas, universidades, centros de investigación e inversores, además de permeabilidad social y respeto por la cultura del mérito.
- Burocracia y rigidez laboral excesivas: en países como Francia o Alemania, no ya en otras grandes economías con mayores dificultades, contratar puede ser complicado, lo que convierte en arriesgada cualquier expansión rápida. Esta mayor rigidez afecta menos a sectores tradicionales, pero frena la iniciativa en el sector tecnológico y el de las tecnologías verdes, debida a la mayor movilidad laboral, competencia y mortalidad de las compañías en estos sectores.
Los europeos tienen oportunidad de empezar a acortar la diferencia con Estados Unidos en el campo de las tecnologías verdes. Varios estudios proyectan que la década actual iniciará cambios profundos en los pilares de la economía mundial, y la mayoría de estas transformaciones estarán relacionadas con las tecnologías verdes, al existir el reto de mantener o aumentar el nivel de vida de cada vez más personas usando cada vez menos energía.
Proyecciones para la década de las tecnologías limpias
La década de la prosperidad frugal consolidará los sectores que sepan adaptar su actividad al cambio de modelo: eficiencia energética y energías renovables; movilidad verde; diseño ecológico; productos y servicios de calidad pero frugales; modelos de negocio alternativos; construcción sostenible; alimentación local, ética y ecológica; moda y complementos éticos y frugales; negocios locales, artesanales y/o personalizados.
Teniendo en cuenta las oportunidades en tecnologías verdes durante los próximos años, ¿dónde están los líderes europeos de las tecnologías verdes del futuro?
Los patrones actuales muestran una tendencia similar al mercado de las tecnologías de la información, dominado por Estados Unidos. Si Martín Varsavsky explicaba en su charla en el Instituto de Empresa madrileño que los emprendedores europeos necesitan verse en los medios de Silicon Valley para creerse sus negocios, empieza a ocurrir lo mismo en el sector de las tecnologías verdes.
Silicon Valley se posiciona en el mercado verde
No es casual que Google, empresa de Internet por antonomasia, invierta en varias iniciativas en el sector verde, desde energías renovables hasta automóviles híbridos enchufables. Ni que Vinod Khosla, co-fundador de Sun Microsystems y uno de los inversores de capital riesgo más respetados de Silicon Valley, invierta sobre todo en proyectos de tecnologías limpias, a través de Khosla Ventures.
Asimismo, los principales blogs tecnológicos y medios especializados estadounidenses, desde Gawker Media hasta AOL (matriz de TechCrunch, Endadget y Huffington Post), pasando por GigaOm, cuentan con las bitácoras sobre economía verde más seguidas en el mundo. También en Europa, que suele conformarse con abrir pequeñas subsidiarias de los blogs estadounidenses más exitosos.
En Estados Unidos, se cuentan las historias más populares sobre emprendedores con espíritu romántico que lanzan ideas en el campo de las renovables, los coches y las motos eléctricas, los productos éticos y con diseño ecológico, etcétera. El principio, según los analistas, para que el nuevo sector alcance cada vez mayor centralidad entre los ciudadanos y el sector económico.
El nido de las ideas más rompedoras
Las ideas verdes más rompedoras, al menos aquellas más y mejor tratadas por los medios especializados con mayor difusión, parten de lugares como Silicon Valley, Nueva York, Austin, Boston (MIT y otras instituciones educativas) o Seattle. La fragmentación del mercado europeo obliga a las ideas que parten de la UE a buscar un espacio en los medios estadounidenses.
Y, según, Andrew Winston, autor de Green to Gold y colaborador de Harvard Business Review, la tendencia podría acelerarse, a tenor de las ideas empresariales que captan mayor atención en Estados Unidos.
Andrew Winston menciona un artículo sobre la competición para emprendedores de la Rice University, denominada Business Plan Super Bowl, incluido en la edición de 2011 de Fortune 500.
Winston: “los líderes de la próxima generación quieren crear negocios que resuelvan problemas de sostenibilidad”. En efecto, entre los ganadores de la competición abundan los proyectos de sostenibilidad: PK Clean (convertir residuos plásticos en combustible); cicleWoodPlastics (bolsas de plástico reusables y biodegradables); o SmarterShade (regulador del nivel de opacidad de las ventanas para ahorrar energía).
En busca de los Yvon Chouinard de Europa
No existe la fórmula mágica para fomentar la cultura emprendedora. En Europa, necesitamos más gente que escriba de nosotros, nos pregunte cómo va todo, nos anime. Sin olvidarnos de nuestros puntos débiles: falta de ambición, rechazo endémico del esfuerzo y la meritocracia, rigidez del mercado laborar, heterogeneidad de nuestros mercados.
A diferencia de los emprendedores estadounidenses, en Europa faltan modelos claros de la anterior generación en los que reflejarse. Razón de más para empezar cuanto antes. Y pronto surgirán los Yvon Chouinard de este lado del charco.